Joan Manuel Serrat ha sido el gran protagonista de la jornada de este jueves en la Feria Internacional del Libro (FIL) que se celebra en Guadalajara, en un acto con un millar de jóvenes que ha estado marcado por el caos y los gritos del público que protestaba por haberse quedado fuera, y que ha obligado al cantautor a abandonar la sala durante unos minutos. Serrat se ha levantado molesto por la imposibilidad de mantener una conversación con su amigo e interlocutor, Benito Taibo, y se ha marchado hasta que se ha hecho silencio. La charla, llamada “Mil jóvenes con Joan Manuel Serrat”, se celebró en el Auditorio Juan Rulfo de Expo Guadalajara, donde se celebra la FIL, que ha tenido Barcelona como ciudad invitada de honor. El recinto abrió su máxima capacidad, pero no fue suficiente para los miles de personas que se dieron cita horas antes para ver de cerca al intérprete
Visiblemente molesto, Serrat decidió levantarse diez minutos después de comenzar la charla porque los gritos no le dejaban oír al escritor mexicano Benito Taibo, que lo acogió cuando se exilió en México. Fuera del auditorio quedó mucha gente sin entrada, que empezó a gritar reclamando que los dejaran pasar, con consignas como “¡dejadnos entrar!”, mientras golpeaban o se amontonaban contra los cristales que separan la entrada de los salones principales. Este ruido llegaba claramente al interior, hasta el punto de que Serrat dejó de oír las preguntas de Taibo y el moderador pidió varias veces a la organización que resolviera el problema de sonido y de logística al fondo de la sala. “Les agradezco a todos mucho, yo he hecho muchos kilómetros para estar aquí hoy, era un día extraordinario para mí, de mucha ilusión, pero es imposible tener un acto de un calado afectivo como tiene este, con un alboroto como el que hay aquí fuera. No es culpa mía, perdonen ustedes. Buenas tardes”.
A pesar de ser un acto restringido a los jóvenes y estudiantes, fueron muchas las personas de mayor edad que tenían mucha ilusión por escuchar las historias de vida de Serrat, de 81 años, que dialogaba con Taibo sobre temas diversos, como la juventud, el arte, la música, la democracia y el auge de las derechas; el Mediterráneo o el fútbol. Tras unos minutos de tensión y de intentos de la organización y de la comisaria de la delegación de Barcelona, Anna Guitart, por calmar los ánimos en el exterior, y con la mediación del propio Taibo, finalmente se cerraron totalmente las puertas del auditorio y Serrat volvió a la sala para reanudar la charla. El cantante del Poble Sec, que fue recibido con aplausos, y para destensar el ambiente, decidió hablar de fútbol. Serrat explicó que dejó de ser seguidor del Necaxa para pasarse a los Pumas de la UNAM, el mismo equipo que Taibo, lo que hizo que ambos chocaran las manos y que el cantante riera por primera vez. Serrat, sin embargo, aseguró que su equipo es el Barça, del que dijo que no pide carnet de catalanidad, “aunque a veces pueda parecerlo”.
Después, la conversación continuó con un Serrat contento, haciendo bromas al público -a una señora que le hizo una pregunta le recordó que el acto era para los jóvenes y le preguntó si dijo que venía disfrazada- y mostrando una gran complicidad con Taibo, quien en una primera parte le ha hecho preguntas alrededor de las cuales el cantautor ha regalado a los asistentes sus reflexiones sobre diferentes temas, como la belleza del Mediterráneo, aunque aseguró que es “el mar más contaminado y sobreexplotado”, que ha sido testigo de la huida de cientos de migrantes, convirtiéndose en un “sarcófago enorme”. Serrat habló sobre la inmigración, y opinó que “nadie deja la casa donde nació por una vida que no sabe qué le ofrece si no es con una voluntad de progreso”. En este sentido, ha lamentado que Europa ha dejado en muchos casos de tener un mínimo “sentimiento empático” hacia las personas que buscan encontrar lugares mejores. “No se pueden poner vallas a la humanidad”, ha rematado, añadiendo que los inmigrantes, a menudo, son tratados como si fueran a robar la caja de los países a los que van. “El migrante puede ser pobre, pero no es idiota, y enriquece el lugar al que va”, ha dicho.
Serrat también ha aprovechado para hablar de música –asegurando que “todo es cantable” y, preguntado por la vocación, ha admitido que cree “poco” en ella y, en cambio, considera que la manera de ponerse a crear es “clavar los codos en la mesa”. “Es la única manera que conozco, insistencia y trabajo”. Sobre los catalanes, a los que ha definido como unos ciudadanos del mundo que “quieren ser respetados como ellos respetan al resto”. La canción de autor, predilecta para Serrat por su sencillez y representatividad, y algún recuerdo de su propio exilio han sido otros temas que han puesto sobre la mesa con Taibo. El encuentro también sirvió para dar consejos a jóvenes artistas, sobre cómo vivir la adolescencia, y también para hablar del auge de los gobiernos de derechas en el mundo. “La derecha y la extrema derecha envían mensajes a la mayoría de la humanidad intentando desprestigiar la democracia y un régimen representativo, basándolo en otro régimen milagroso en el que la gente se hace rica a través de unas oportunidades que aparecen, vete a saber de dónde”, declaró.
El artista también ha regalado al público una reflexión sobre el estado actual del mundo, el cual está impregnado por la “incertidumbre”. “Me gustaría saber qué debemos hacer, pero lo que sí sabemos es aquello que no debemos hacer”, ha dejado claro. Por eso, en un contexto ideológicamente “complicado”, considera que es más sencillo pronosticar el fin del mundo que el del capitalismo. “Seguramente no se debe tener miedo y yo creo en mi optimismo diario, pero también se debe desenmascarar a los farsantes, que nos hacen retroceder como civilización”, ha insistido. Respecto al odio, Serrat ha explicado que siempre ha estado ahí, pero que ahora con las redes es mucho más sencillo descalificar y anular al contrario. “Una sociedad que no dialoga está destinada al fracaso, y eso los políticos lo deberían saber”, ha concluido.
