Ya hace seis años que la Guardia Civil irrumpió en el Museu de Lleida para trasladar las obras de Sixena al monasterio aragonés. Desde el verano del 2022, sin embargo, los bienes no se pueden ver, el monumento está cerrado por una rehabilitación y se desconoce el estado de conservación de las piezas. Desde la Generalitat se sigue lamentando su salida del equipamiento, donde estaban "bien preservadas" y se podían visitar.

Por el contrario, el ejecutivo aragonés celebra que estén en el lugar de donde nunca tendrían que haber salido y recalcan que se encuentran en "óptimas condiciones". Al mismo tiempo, precisan que la rehabilitación del monasterio está terminada y queda solo la ejecución de la museografía, en que ya está presupuestada, hecho que tiene que permitir la reapertura en un año.

Ya han pasado seis años de aquel 11 de diciembre de 2017 en que agentes de la Guardia Civil entraron de madrugada en el Museu de Lleida para asegurar que la comitiva judicial de la Audiencia oscense pudiera ejecutar provisionalmente la sentencia que obligaba a entregar 44 obras provenientes del Monasterio de Vilanova de Sixena para devolverlas al lugar de donde provenían. Hacía pocas semanas de la celebración del referéndum de autodeterminación del 1-O y Catalunya estaba sometida a la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Reabrir la exposición a finales del 2024

Fuentes del gobierno de Aragón han asegurado que las obras de restauración del Monasterio de Sixena ya han acabado, pero que todavía no ha reabierto porque falta la ejecución del proyecto museográfico. El ejecutivo -ahora en manos del PP y Vox- ha incluido una partida presupuestaria para el 2024 y el objetivo es reabrir a finales de año aunque apuntan que dependerá de los plazos de licitación y ejecución de los "proyectos pendientes".

En relación a las dudas sobre el estado de conservación de las obras, las mismas fuentes afirman que los trabajos que se han hecho en el monasterio tienen como objetivo la mejora del espacio de recepción de los bienes, que era provisional, con la adecuación de una nueva zona expositiva que reúne las "condiciones para la conservación de los bienes de arte", tanto con respecto a los aspectos climáticos como de seguridad. Asimismo, señalan que los controles de mantenimiento se hacen de forma mensual desde el Museo de Huesca. En este sentido, insisten en que el espacio donde se conservan las obras cuenta con un sistema de climatización "centralizado y controlado", y que eso hace que los bienes se encuentren en "óptimas condiciones".

Las obras salieron de un equipamiento donde las piezas estaban "bien preservadas, conservadas y podían ser estudiadas" para ir a parar a un nuevo espacio con unas condiciones que "seguramente no son las mejores o no se garantiza la conservación como creemos que tendrían que tener"

Seis años después del traslado, el gobierno de Aragón hace una valoración positiva del caso, que ha permitido que las piezas se encuentren en el lugar de donde nunca tendrían que haber salido y recalcan que era una "cuestión de justicia" después de años de reclamaciones. En este sentido, recuerdan que ahora están a la espera de la resolución judicial sobre el traslado de los frescos de la Sala Capitular que se encuentran en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC). Finalmente, dicen que no solo quieren mirar hacia el pasado, sino hacia el futuro con el fin de conseguir el retorno completo de todas las piezas de arte aragonesas que todavía se encuentran fuera de la comunidad. Desde la Generalitat de Catalunya, sin embargo, se sigue lamentando de que las piezas se marcharan del Museu de Lleida, donde habían llegado a través de contratos de compra-venta "legales y legítimos". Según ha detallado Sònia Hernández, directora general del Patrimoni Cultural del Departament de Cultura, salieron de un equipamiento donde las piezas estaban "bien preservadas, conservadas y podían ser estudiadas" para ir a parar a un nuevo espacio con unas condiciones que "seguramente no son las mejores o no se garantiza la conservación como creemos que tendrían que tener". "Además, es una lástima que no se tuvieran en cuenta los criterios científicos y técnicos a la hora de hacer el movimiento de las piezas", sentencia Hernández.

Unas obras en "conservación preventiva" constante

Uno de los que vivieron con más intensidad aquella jornada fue lo entonces conservador de Museu de Lleida, Alberto Velasco, que lamenta que ahora las obras no se puedan ver y tampoco se pueda saber en qué estado se encuentran. Remarca que en Lleida las tenían constantemente en la "enfermería" y estaban "absolutamente cuidadas y vigiladas" por los técnicos del museo, que hacían actuaciones de "conservación preventiva". En este sentido, Velasco asegura que el interior del Museou de Lleida es como un "quirófano" que mantiene condiciones de temperatura y humedad estables que hoy en día no se encuentran en el Monasterio de Vilanova de Sixena.

Antes del traslado ya se sabía que las condiciones de conservación preventiva "no eran las adecuadas" en el monasterio, por lo cual, está convencido que habrán sufrido algún "proceso de degradación"

Por eso, Velasco confía en que los técnicos del gobierno de Aragón sean conscientes de esta realidad, ya que antes del traslado ya se sabía que las condiciones de conservación preventiva "no eran las adecuadas" en el monasterio, por lo cual, está convencido que habrán sufrido algún "proceso de degradación". El exconservador de Museuo de Lleida señala que el Monasterio de Sixena está construido sobre una laguna, que propicia una humedad "terrible". En este sentido, apunta que hay referencias documentales del siglo XIV que dicen que las monjas que vivían allí lo pasaban muy mal y muchas enfermaban o morían. Antes del traslado, añade, desde gobierno de Aragón instalaron unos equipos de climatización "absolutamente domésticos" que no son suficientes por la falta de ventilación y sistemas de gestión del polvo que tenían las salas, aunque no ha ido a Sixena desde que se llevaron el arte, porque no se siente "demasiado bien recibido".

La última vez que medios de comunicación pudieron tomar imágenes de las obras fue en febrero de 2022, durante una visita que va el entonces presidente del gobierno de Aragón, Javier Lambán, durante las tareas de reforma del monasterio. Se habían colocado unas vitrinas de cristal encima de los féretros de las monjas, tres de las piezas más icónicas de la colección que ya estaban en un estado delicado de conservación.

Una dirección y una 'conselleria' marcada por el traslado

El hasta hace poco director de Museu de Lleida, Josep Giralt, que terminó a finales de noviembre por jubilación, entonces señaló que el museo siempre se relacionará con la entrada de la Guardia Civil, pero al mismo tiempo se mostró convencido que había salido reforzado. En este sentido, destacó que los "espacios saqueados" habían sido renovados con obras de un nivel superior a las que había. Al mismo tiempo, se mostró convencido de que las piezas de Sixena ya no volverían nunca más a Lleida.

Lluís Puig también ve complicado que el Gobierno pueda llegar a un entendimiento con el nuevo ejecutivo del gobierno de Aragón si ya fue imposible con Javier Lambán, que era del PSOE

También en una entrevista reciente, el entonces conseller de Cultura Lluís Puig valoró que los seis años han sido marcados por un "desbarajuste jurídico", porque nadie sabe qué se tiene que hacer con su caso procesal. A su entender, el caso ha supuesto gastos de las arcas públicas y que las piezas que estaban en el Museu de Lleida y se podían visitar ahora estén cerradas. Lluís Puig también ve complicado que el Gobierno pueda llegar a un entendimiento con el nuevo ejecutivo del gobierno de Aragón si ya fue imposible con Javier Lambán, que era del PSOE. Aun así, dice que algún día se tendrá que dialogar para evitar que las obras se acaben pudriendo. En este sentido, lamenta que cuando se politiza tanto una cuestión cultural se acabe sin encontrar soluciones. Añade que Lleida no olvidará nunca "la expoliación" que sufrieron en diciembre de 2017.