La editorial Bridge publica dos libros del personaje más popular de Sarah Andersen, la Sarah de los Sara'hs Scribbles (su álter ego ilustrado). En Crecer es un mito y Un bollito feliz. Andersen vuelve a poner de relieve, con un humor amable, las obsesiones de un personaje que se ha popularizado mucho en las redes sociales. Sarah es una joven cargada de inseguridades, perezosa, obsesionada con la lectura, con problemas de sociabilidad...
Una de tantas
El máximo acierto en la creación de Sarah es presentar a un personaje con el qué las chicas se pueden sentir fácilmente identificadas. Es un personaje sólo esbozado en el qué se destacan algunas características con que es muy fácil empatizar. Es una chica que intenta escapar de las convenciones, pero que a pesar de todo no consigue librarse completamente de las presiones. Es tímida, y le cuesta hacer relaciones sociales, pero a veces consigue superarlo. Como tantas y tantas chicas, y mujeres, tiene problemas con la ropa, y acaba optando a menudo por los jerséis masculinos de sus parejas y sus compañeros. Y tiene problemas para llegar a final de mes con un corto sueldo, y tiene que renunciar a sus placeres más queridos, como tanta gente.
Una feminista sin mítines
Una de las gracias de Sarah es que vive en el mundo actual y tiene las preocupaciones de una chica con el mundo actual. Tiene problemas con la banalidad de las redes, pero al mismo tiempo reflexiona sobre la soledad, aunque es una firme partidaria de no tener hijos. Necesita que la mimen, pero al mismo tiempo no le es fácil ofrecer amor, y se resiste a dejarse amar. Sarah es una mujer que vive los problemas de las mujeres: la persecución masculina, la regla, los tacones, la ropa incómoda... Y que aunque a veces quiere romper con todo, en otros cede a las presiones, porque Sarah lo es todo menos una heroína. O, como mínimo, no es una heroína de cómic, sino más bien una antiheroína afable y patosa.
Muy común
El gran éxito de Sarah Andersen es crear un personaje femenino con el que es muy fácil identificarse. Tiene todas las paranoias y todas las virtudes que se atribuyen a la mujer joven moderna. Quizás este es también el precio de la popularidad: un personaje en cierta medida estereotipado. Pero el éxito de la serie ilustrada demuestra que Sarah, al fin, ha conseguido ganarse a mucho público. Las Saras del mundo moderno adoran al personaje de las viñetas de Andersen.