El CCCB propone explorar las diferentes lecturas que ha suscitado Donatien Alphonse François de Sade (1740 - 1814). Con el título Sade. La llibertat o el mal describe la dualidad que desencadena el pensamiento del escritor francés. Esta exposición ha sido comisariada por Alyce Mahon (catedrática de historia del arte moderno y contemporáneo) y por Antonio Monegal (catedrático de teoría de la literatura y literatura comparada) y se puede visitar hasta el 15 de octubre.

Un personaje escandaloso y polémico

El Marqués de Sade fue un pensador, escritor y filósofo que, en el contexto de la Revolución Francesa, cambió el orden moral establecido y mostró el lado oscuro de la Ilustración. En consecuencia, se convirtió en un personaje escandaloso y polémico. Sus novelas, para algunos supusieron paradigma de la libertad de pensamiento, pero para otros eran la encarnación del mal. Sade abre las puertas al libertinaje. De hecho, de su apellido surge la palabra sadismo, que describe la práctica sexual en que el placer es resultado del sufrimiento físico producido a alguien más.

El Marqués de Sade fue un pensador, escritor y filósofo que, en el contexto de la Revolución Francesa, cambió el orden moral establecido y mostró el lado oscuro de la Ilustración

Sade reflexiona sobre una libertad sin restricciones, que no quede coartada para ningún adjetivo. Por lo tanto, un individuo tiene la libertad de hacer daño, si aquel es su deseo. Sus escritos especulan sobre una libertad absoluta; que va mucho más allá del famoso dicho "la libertad de uno acaba donde empieza la del otro". Un ejemplo que responde a este tipo de libertad está A Clockwork Orange (1975) de Stanley Kubrick (1929 - 1999). En la exposición vemos algunas secuencias donde Alex, el protagonista, canta y baila Singing in the rain bien satisfecho mientras él y su grupo destrozan una casa donde han entrado de manera ilegal y se dedican a hacer daño a los propietarios.

02 Alexander Gergely
Obra de Alexander Gergely expossada en Sade. La llibertat o el mal

Sexo y abuso de poder

Esta violencia que contempla Sade siempre va ligada a la busqueda de placer y a menudo se sitúa en el ámbito sexual. Así pues, inevitablemente, se habla de la violencia machista. La exposición, en ningún caso, ni condena ni reivindica el pensamiento de Sade. Hay mujeres que opinan que, a partir de Sade, se potenció la libertad del placer femenino. Una prueba es la cita de la novelista Angela Carter (1940 - 1992); "Sade puso la pornografía al servicio de las mujeres". Igual que se exhibe la obra de Pierre Molinier (1900 - 1976) para ejemplarizar las nuevas sexualidades que se abrieron con los textos de Sade. Por el contrario, Domestic Data Streamers denuncia la violencia de género con la instalación El ritmo de la violencia (2023), hecha expresamente por esta exposición. A ritmo de metrónomo se contabilizan las muertes de mujeres que hay en diferentes países por desigualdades y relaciones de poder.


Otro tema muy presente en esta exposición es el debate sobre el abuso de poder. Philip G. Zimbardo, profesor de psicología, lideró un experimento social en 1971 en la Universidad de Stanford que ponía a sus alumnos, como si estubieran encerrados en una cárcel, en el papel de guardias o de presos. Este experimento levantó mucha polémica; se hablaba de abuso psicológico al ver hasta dónde había llegado el estado de sumisión de los presos, ya que a los guardias se les había subido el poder a la cabeza. El poder te da esta libertad absoluta sobre la cual escribe Sade. Este no es el único experimento que lo estudia, la exposición reúne otros.

Una vez digerida la exposición, se concluye que la libertad no se puede definir sin pensar en el mal; son elementos indisociables

Es una exposición difícil de digerir, de hecho, no se permite la entrada a menores de dieciocho años por el carácter de las obras. Y yo todavía diría más; si hay alguna persona aprensiva que quiera ir, que vaya mucho con cuidado. La crueldad del ser humano puede llegar muy lejos. De todos modos, una vez digerida la exposición, se concluye que la libertad no se puede definir sin pensar en el mal; son elementos indisociables.