Ser friqui ya no es de perdedores. No lo digo yo, lo dice Rosalía. Este jueves, la cantante de Sant Esteve Sesrovires compartió un vídeo en su Twitter en el cual mostraba un fragmento de Your Name, una película de animación japonesa estrenada en el año 2016. Aunque la grabación sólo duraba 3 segundos, el hecho que una estrella de la música latina pusiera de manifiesto que mira anime rompió los esquemas de más de un cuarentón.

El vídeo de Rosalía es absurdo pero evidencia una realidad tangible: la cultura otaku no sólo está bien vista, sino que ya forma parte del imaginario colectivo de la generación nacida a principios de los 90.

Ejemplos que corroboran este hecho hay de todo tipo. Este diciembre, Lildami, Sr. Chen y Teuma Thug ­-tres de los traperos de moda del panorama catalán actual– han presentado Cowboy Bebop, un tema que interpretan conjuntamente y que se titula igual que el anime que Televisió de Catalunya empezó a emitir en el año 2001. La canción, como la producción japonesa, habla sobre la vida de los cazarrecompensas.

¿Más ejemplos? Más ejemplos. El barcelonés Cecilio G, uno de los personajes más chalados de toda la industria española, no se cansa de hacer referencia a sus ídolos virtuales. Que titulara uno de sus temas con el nombre de Ten Shin Han (Bola de Dragón) ya era revelador, pero que después se tatuara en el vientre un enorme Gyarados –una de las criaturas más poderosas de Pokémon– nos permitió conocer las filias y fobias del trapero.

¿Sin embargo, a que se debe esta fascinación de los intérpretes modernos por los héroes de su infancia? Más allá de la atrayente estética de los personajes que hemos conocido en animes y videojuegos, parece evidente que también existe un cierto encanto por el poder que estos ostentan. Los traperos, obsesionados en poner de manifiesto en sus letras que son los mejores del barrio, han utilizado sus referentes juveniles para decirse a sí mismos que querer ser el gallo del gallinero es algo positivo.

Good Jan, del grupo catalán PAWN GANG, aprovecha los videoclips para lucir en su brazo izquierdo los tatuajes de Mewtwo y Kyogre, dos pokemons legendarios. La calificación de legendarios no es gratuita: se llaman así porque son los más fuertes, poderosos y temibles de su patio. El sueño de todo trapero.

En 2017, Cecilio G y la PAWN GANG, dos de los protagonistas de esta pieza, colaboran y paren One Piece Lifestyle, un tema esperpéntico en el cual los cantantes se vanaglorian de su dinero. El título: una referencia al anime sobre Monkey D. Luffy, un pirata que pretende convertirse en rey y encontrar un gran tesoro.

En cualquier caso, el hecho a celebrar es que muchas de estas referencias las han recibido en lengua catalana. Y todo, gracias a la gran tarea que un canal como el 3XL (TVC), ya aniquilado de manera incompetente, llevó a cabo durante dos décadas. Sin un referente como este y con las plataformas en streaming avanzando por la derecha a la televisión, las nuevas generaciones están condenadas a tener héroes castellanohablantes.