Solo ha sido un susto. El papa Francisco se cayó este jueves por la mañana mientras celebraba misa con todos los obispos polacos en el santuario de Jásna Góra, cerca de Cracovia, para conmemorar el 1050 aniversario del bautismo del príncipe Mieszko I, que marca la cristianización oficial de este reino. Mientras caminaba por el escenario para ir a su sitio, ha tropezado con alguna cosa o ha perdido el equilibrio en los peldaños del altar y ha caído al suelo. El papa, que está en Cracovia para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud, ha seguido la misa con normalidad:

El Papa acabó por el suelo justo después de rezar ante la imagen de la Virgen Negra de Czestochowa, que allí se venera, según el portal Rome Reports. No se sabe si la caída tendrá consecuencias físicas. No es la primera vez que se cae. En 2013, en una reunión con cardenales en la sala Clementina del Vaticano, también tropezó. Cuando visitó México y salió a saludar a los jóvenes, un grupo le tiró de la ropa y le hizo caer sobre una persona en silla de ruedas.

En su homilía, Francesc denunció la tentación, "que se infiltra por todas partes", de ser atraídos por el poder en la misa que ha celebrado este jueves en el santuario ante 300.000 personas. El pasado martes insistió en el mismo asunto en el avión que le llevaba a Cracovia.

Antes de la celebración, visitó el santuario y rezó algunos minutos ante el icono bizantino que representa la Virgen negra de Czestochowa.

Atraídos por el poder

En la homilía, en italiano y traducida después al polaco, Francesc comentó el pasaje bíblico de las bodas de Caná, donde Jesús hace con el milagro de convertir el agua en vino a petición de su madre María una vez se ha dado cuenta que se ha acabado el vino de la fiesta de bodas. "El Señor no mantiene las distancias", ha dicho el papa, "sino que es próximo y concreto, está en medio de nosotros y nos cuida, sin decidir por nosotros y sin ocuparse de cuestiones de poder".

"Prefiere instalarse en las cosas pequeñas, al contrario del hombre, que tiende a querer cada vez cosas mayores," ha afirmado.

Ha denunciado que "ser atraídos por el poder, por la grandeza y por la visibilidad es algo trágicamente humano, y es una gran tentación que busca infiltrarse por doquier; en cambio hay que darse a los demás, acortando distancias, viviendo en la pequeñez y colmando concretamente la cotidianidad".

Los pequeños

Francisco ha subrayado que el Señor "prefiere a los pequeños" porque "hablan su mismo idioma: el amor humilde que hace libres".

"Por eso llama a personas sencillas y disponibles para ser sus portavoces, y les confía la revelación de su nombre y los secretos de su corazón", señaló.

Y al respecto citó a los muchos polacos, "personas sencillas y también extraordinarias que han sabido dar testimonio del amor del Señor en medio de grandes pruebas" como san Juan Pablo II y santa Faustina Kowalska.

El Papa también mandó un mensaje a los hombres de la Iglesia y les recordó sus deberes: "Hay que escuchar, comprometernos y hacernos cercanos, compartiendo las alegrías y las fatigas de la gente, de manera que se transmita el Evangelio de la manera más coherente y que produzca mayor fruto".

Puso como ejemplo la sencillez y humildad de María que, como en Caná, supo "detectar los momentos difíciles y solventarlos con discreción, eficacia y determinación. No es dueña ni protagonista, sino Madre y sierva".

En este santuario mariano, Francisco confió en la Virgen, "que lleva la paz en medio de la abundancia del pecado y de los sobresaltos de la historia", para "poder ser siervos buenos y fieles".