Catedrático en pop metafísico, Joan Pons, alma y espíritu de El Petit de Cal Eril, amplía su tesis doctoral con N.S.C.A.L.H (acrónimo de No sabràs com acaba la història). Un trabajo tan breve: nueve temas que todo juntos suman media hora, como inmenso; tan corto como enorme: ejercicio, exquisito, de pop sintetizado con pulsión por la psicodelia contenida.

Foto: Sergi Alcàzar

Joan Pons aparece por Can Déu, donde hemos quedado para charlar, escondido tras su inconfundible gorra. Es la una del mediodía. A nuestro lado, un grupo de mexicanos jubilados canta el 'Virolai' a ritmo de ranchera. Callamos. Flipamos. Cuando acaban Joan se levanta. Va a la barra del bar. Vuelve con una coca-cola, unas olivas y una bolsa de patatas. Dice que hacer el vermú es muy sano. Y que tiene mucha hambre, que está cansado porque no ha parado de hacer entrevistas durante toda la mañana.

Dice, sin que parezca demasiado agobiado, que después, cuando acabemos, ha quedado para hacer otra, comiendo. Y por la tarde tiene tres más. That's entertainment, que cantaba el modfather Paul Weller. "Tengo la sensación que las entrevistas son un ejercicio de análisis de la obra. Tomo conciencia y hago discurso de una obra que, de salida, no tiene. Mis canciones, todo lo contrario, son fruto de la inconsciencia. Una búsqueda de espacios donde no hay lógica. Las canciones son la búsqueda en estos rincones".

¿La música es inconsciente?
En mi caso sí. Yo no hago música desde el consciente. No. La decisión de hacerla sí, pero donde la busco, no. Intento imaginarla en un vacío en el que no hay tiempo ni espacio. Es desde allí donde compongo. Más en estos últimos discos, que los escribo muy rápido, en tan sólo tres o cuatro días.

 

Imagino la música en un vacío en el que no hay tiempo ni espacio

¿Compones los discos en tres días?
Sí, este último lo escribí por Fin de Año. El 30 y 31 de diciembre y el 1 de enero. Hice 16 canciones y escogí nueve.

¿Las otras?
Había una que estaba medio bien. Las otras seis no debieron valer mucho la pena. Se quedaron por allí, perdidas en mi ordenador.

Es decir, pasaste los últimos dos días del 2020 y el primero del 2021 haciendo el disco nuevo.
Lo iba posponiendo y ya no podía esperar más. Teníamos que empezar a grabar el 17 de enero. La fecha se iba acercando y yo todavía no tenía las canciones. No es un sistema que me guste.

Y entonces.
Es lo que es. No tengo la costumbre de escribir canciones si no tengo una grabación inminente, es así. No es pereza. Es falta de organización de mi tiempo. Me cuesta mucho empezar una canción y dejarla a medias. Este método a mí no me funciona. Los cuatro últimos discos, desde La força, los he hecho así. Discos que hago de una tirada. A veces son más días, a veces menos. Pero siempre me he ido a algún lugar o me he aislado en un espacio para construir las canciones.

¿Cómo son estos días en los que te aíslas del mundo?
Son sesiones maratonianas de 24 horas. Como, ceno, duermo... pero estoy yo solo creando. Sin Internet ni ninguna distracción. Pierdo un poco el mundo de vista. Es un momento muy precioso. Un regalo para mí. También puede ser duro.

¿Por qué?
Porque a veces no te salen canciones. Y hay cambios de humor o de estados mentales muy fuertes. Pero, cuando todo pasa, recuerdo estos procesos como la creación de espacios muy íntimos conmigo mismo. Es como un proceso de limpieza. Y mimetizo mucho las canciones con el espacio en que las hice. Y a veces paso por un lugar y recuerdo que allí está donde creé este o aquel disco.

 

Componiendo creo espacios muy íntimos conmigo mismo

¿Dónde nació N.S.C.A.L.H?
Este, en casa. Adapté una habitación que tengo en los bajos y ahí pasé los tres días.

Como mínimo, pararías para tomar las uvas de Año Nuevo con la familia.
No. No tenía tiempo. Por calendario tenía que preocuparme aquellos tres días en la composición del disco. Eran intocables. Es una suerte poder hacerlo.

Tienes que contar con una compañera de vida que lo acepte.
Sin mi familia no podría hacer lo que hago. Porque no es sólo hacer canciones y grabarlas. Es todo lo que lo rodea y que demanda de una dedicación importante. Pero como todos los trabajos, tienes que encontrar la manera de compaginarlo. Así y todo, sin ellos no sería tan feliz y entonces no me saldrían las canciones y no me podría dedicar a la música.

Tienes tres hijos pequeños. ¿Saben, entienden ya a qué se dedica el papa?
Sí. Ya han nacido con eso. Es un hecho. Una cosa muy normal. Saben que hago música y que a menudo me marcho para dar conciertos. Lo viven de una forma muy natural.

¿Les gustan tus discos?
No es lo que escuchamos en casa. Los escucho cuando los estoy haciendo y ellos los conocen de cuando escucho las mezclas, cuando llegan los vinilos o por los videoclips. Están al corriente, pero no escuchamos mis discos cuando subimos al coche. Escuchamos sus movidas. Les gusta escuchar Flaixbac.

¿Flaixbac?
Mi hijo siempre me dice: "Papa, si quieres hacer éxitos, tenemos que escuchar Flaixbac: sólo éxitos (risas)".

Los pequeños acaban con todos los prejuicios porque ellos no tienen.
Totalmente. Gracias a Flaixbac he descubierto The Weeknd y he flipado con sus producciones. Un personaje a seguir. En el mainstream se hacen cosas muy interesantes. También hay mucha copia de lo que triunfa, pero hay cosas geniales que te hacen estallar la cabeza.

Si hablamos de mainstream, Ferran Palau y tú habéis estado colaborando con el Alizzz, el productor y compositor catalán y mano derecha de C. Tangana.
Sí. Estaba súper al corriente de lo que hacemos, de nuestra música y nuestra movida. Me contactó y le propuse quedar un día y que también vinieran Ferran y Jordi Matas (guitarrista del Petit de Cal Eril y Ferran Palau y uno de los productores más solicitados de la escena musical catalana actualmente).

¿Cómo fue este encuentro?
Lo ayudamos con sus primeros singles en solitario. Ideas de producción y de mezclas. Un creador superinteresante. Llega a lugares donde nosotros somos incapaces de llegar o tardaríamos mucho en hacerlo. Es muy curioso ir descubriendo a través de las colaboraciones las muchas maneras que hay de hacer música. Es como los cocineros.

¿Como los cocineros?
Hay cocineros de muchos tipos, y todos hacen el sofrito a su manera. La receta es la misma pero en el camino para materializarla hay diferencias abismales. Es muy interesante conocer otras maneras de hacer.

Foto: Sergi Alcàzar

Hicimos una canción con Alizzz en la que cantamos Ferran Palau y yo, pero que todavía es inédita.

Sólo hicisteis aquellos primeros temas.
No ha publicado todo lo que hicimos. Hay una canción suya que cantamos Ferran y yo, pero que todavía es inédita. De hecho, este es otro de los hechos que nos sorprendió. Esta es su manera de hacer música: conocen a alguien, les mola lo que hacen, quedan, crean y lo publican... o no. Nos enseñó un montón de canciones que tenían que ser su disco, pero ahora está publicando otros totalmente diferentes.

Un sistema totalmente diferente del vuestro.
Pero hay similitudes: intentamos hacer discos muy a menudo. Aquello de hacer un disco, presentarlo, salir de gira, empezar a componer y tres años después publicar uno de nuevo y que la rueda vuelva a girar, ha quedado totalmente obsoleto. Yo, sin embargo, todavía sigo pensando en discos y no en canciones. Me interesa el álbum como concepto. De hecho, ya estoy pensando en el próximo.

Componer el disco en tres días, debe ayudar a crear este concepto.
Y detecto esta concreción, y que hay elementos que van saltando de una canción en otro. Cuando hago un disco siento que hay pequeñas partículas derramadas y que hay un imán que las agrupa.

¿Qué idea hay tras N.S.C.A.L.H?
El tiempo. Pero no lo detecté hasta que tuve que escribir todas las letras para diseñar la maqueta del artwork del disco. Me di cuenta que se repetían conceptos como el tiempo, la historia, el reloj... El concepto es una especie de teorema sobre el paso del tiempo entendido no como un sistema matemático sino flexible.

¿Sientes que te estás haciendo mayor?
No lo sé. Ahora cumpliré 40 años, quizás sí que es eso. Hay gente que me dice que quizás es por el momento este histórico que hemos vivido con la pandemia. Es una idea, sin embargo, que mucho o poco ya aparece en los discos anteriores, pasa que esta vez es el eje gravitatorio. Son canciones, eso sí, atemporales, porque no tienen ningún vínculo con el momento en que han sido escritas.

Foto: Sergi Alcàzar

Cuando hago un disco siento que hay pequeñas partículas derramadas y que hay un imán que las agrupa

Esta concreción de que hablas, también se detecta en las mismas canciones: nueve temas de psicodelia metafísica comprimida que difícilmente superan los dos minutos.
Es un disco que pasa muy rápidamente. Intentamos alargar alguna canción, pero no funcionaba. Finalmente decidimos hacer de la brevedad una virtud.: canciones concretas en que nos hemos deshecho de la paja y nos hemos quedado con el grano.

El disco eres tú pero diferente, más sintetizado y menos telúrico. Una evolución en tu sonido que toma sentido absoluto cuando escuchas tus discos uno tras otro.
Tengo la sensación que no me he saltado ningún paso. Nos preocupa hacer discos que nos gusten y gusten, pero eso no impide hacerlos como queremos hacerlos.

Seguramente este sea el secreto de vuestro éxito.
Sí, pero llegar hasta aquí necesita tiempo, porque El Petit de Cal Eril somos cinco personas con cinco mentalidades diferentes. Ahora el engranaje de la máquina es perfecto. No hay ningún error. Nos tenían que pasar muchas cosas hasta conseguirlo. No es fácil crear con tanta gente, pero nosotros lo hacemos.

¿Temes copiarte a ti mismo? ¿Hacer discos que no aporten nada nuevo, que suenen demasiado a lo que se espera de ti?
Sí, no es una cosa que me gustaría que pasara. En este disco, es curioso, pero hay temas que nos han recordado a algunos de mis primeros álbumes, pero al mismo tiempo, son muy diferentes.

¿Has plagiado alguna vez, involuntariamente, a otro artista o grupo?
Diría que no. A veces sí que se me ha acercado alguien y me ha dicho que una canción mía le recordaba a una canción de otro artista, pero eso es supernatural que pase.

Finalmente, hay un número limitado de acuerdos.
Sí que me ha pasado que he escrito  una canción y he tenido la sensación que ya existe, que ya es de alguien. Y empezar a buscar y buscar, buscar como un loco, y no parar y no encontrarlo.

¿Y también te obsesiona repetirte en las palabras que utilizas en las letras?
Introducir nuevas palabras en las canciones también es un reto. En eso coincidimos mucho con Ferran Palau y nos lo detectamos y decimos.

¿Por eso en este disco has hecho un tema en castellano, 'Las cosas que creo', y otro en italiano 'Non tornerai'?
En parte sí. La primera canción que hice para el disco fue 'Las cosas que creo', y me sorprendió que saliera de una manera tan fácil y natural. Pero tuve mis dudas. No acababa de saber qué significaba haber escrito un tema en castellano y si tenía que estar en el disco.

 

Cantando en castellano e italiano me siento como si estuviera tocando otro instrumento

¿Y qué significa?
Significa que te sientes de otra manera. Me reconozco cantando en castellano, pero me siento como si estuviera tocando otro instrumento y eso es muy guay. Tengo más de 100 canciones en catalán, cantar en castellano me ha abierto nuevas puertas creativas. Y lo mismo con el tema en italiano. Pensé publicar un single aparte del disco con estas dos canciones, pero estaban muy unidas con el concepto del álbum.

¿Hablas italiano?
¡No! El castellano, sí.

Ya lo imaginaba.
Tenía esta frase del 'Non tornerai' que se me iba repitiendo y escribí el resto de la letra ayudado de un diccionario. He escuchado mucha música en italiano y eso me ha ayudado, pero lo que no sabía lo buscaba en el diccionario.

¿Te gusta la música italiana?
Mucho. He escuchado mucho a los cantautores italianos. De hecho, en una nueva casualidad, publicamos la canción al día siguiente que muriera Franco Battiato, uno de mis grandes referentes, ya no sólo en el aspecto musical sino como artista.

¿Qué otros referentes tienes?
Hay unos cuantos personajes que siempre me han interesado. Joan Miquel Oliver y Antònia Font me influenciaron muchísimo. No nos parezcamos en nada, pero en sus discos intuía una voluntad por innovar y hacer las cosas desde un ángulo diferente. Una pulsión por crear un universo propio. Y con ellos, Pau Riba, Jaume Sisa, Bonnie Prince Billy, Albert Pla... Ahora me encantan los King Gizzard & the Lizard Wizard. Me fascina el fanatismo con el  que viven la música.

 

Más allá de tu carrera con El Petit de Cal Eril eres el batería de Ferran Palau. De hecho, podríamos decir que sois un colectivo que crea indiferentemente de quién lo publique.
Es eso que llaman metafísica. Y sí, somos Ferran y el resto de miembros de nuestras bandas, pero el colectivo lo conforma mucha más gente: los que hacen los vídeos, los que hacen las portadas, los que hacen las luces de los directos... Ferran y yo somos los más conocidos, pero porque somos los que hacemos las entrevistas, pero sin toda esta gente no habríamos llegado donde estamos.

Todavía no habéis hecho ningún disco juntos, con Ferran.
Quién sabe. Los dos somos muy impulsivos e inconscientes. Pensamos y se nos ocurren muuchas movidas. Seguro que algún día nos juntamos y hacemos alguna cosa. Pero si pasa no será fruto de la meditación, ni del análisis. No lo haremos pensando a sacar un rédito, será por el placer de hacerlo.

Sois unos privilegiados: lo bastante grandes como per ser conocidos, lo bastante pequeños para hacer lo que queráis.
Totalmente. No sé si es una suerte o es el camino que hemos ido construyendo. No tenemos la sensación que nos hayan regalado nada sino que nos hemos ido ganando la gente que nos escucha y el sitio donde tocamos. Me siento parte de un engranaje que me permite hacer lo que me gusta y cómo me gusta hacerlo. Ahora tengo la sensación que allí dónde vamos se entiende lo que hacemos, y eso es maravilloso.