Pere Cristòfol es un abogado andorrano, aficionado a la historia, que en los últimos tiempos ha investigado el asedio a Barcelona por parte de las tropas de Felipe IV durante la Guerra de los Segadores. Lo ha hecho, sobre todo, mediante un texto de Josep de Margarit i de Biure, la "Relation fidèle et exacte du siège de Barcelone fait par les espagnols en années 1651 et 1652". Es trata del único documento sobre los hechos redactado por uno de los altos mandos catalanes de la Guerra de los Segadores.Batalla de Montjuïc de 1641 Pandolfo Reschi

Batalla de Montjuïc. Cuadro de Pandolfo Reschi.

Olivares era el follonero mayor del reino

Contra Olivares

Pere Cristòfol afirma que la Guerra dels Segadors es muy desconocida, y que después de la obra primordial sobre el tema realizada por mosén Josep Sanabre en 1956 no ha habido un trabajo global sobre el período. Cristòfol muestra grandes discrepancias con los estudios del historiador John Elliott sobre el tema, sobre todo porque tiene grandes diferencias sobre la valoración del conde-duque de Olivares. Según Cristòfol, el privado de Felipe IV sería "el follonero mayor del reino". No sólo sería un personaje odiado por los catalanes, sino que tampoco sería bien valorado por los castellanos, y tendría "muy poca visión política": "Es un hombre que se puso en todos los líos habidos y por haber, sin valorar si podía salir adelante de ellos o no".

Una crónica sin firmar

Cristòfol se encontró, en la Biblioteca Nacional de Francia, con una crónica del asedio de Barcelona, que según él sólo puede haber sido escrita por Josep de Margarit i de Biure, por los detalles que da sobre las reuniones del mando catalán durante el asedio. Se trataría de un documento encargado por la regente francesa, Anna de Austria, para identificar las causas de la caída de la capital catalana. Cristòfol cree que el informe de Margarit tuvo en su tiempo poca resonancia porque era un texto muy crítico, incluso con los jefes militares franceses, un informe que dejaba a mucha gente mal ("justamente o injustamente", precisa Cristòfol). Pese a todo, se hicieron varias copias de él (Cristòfol ha identificado tres). Cristòfol está convencido que el cronista oficial de Luis XIV, Vittorio Siri, aprovechó el informe de Margarit para redactar el apartado de su obra correspondiente al asedio de Barcelona.

Una guerra larga

La Guerra de los Segadores empezó como una simple revuelta. Pero la reacción de la corte española, con el envío de un gran ejército sobre el mando del marqués de los Vélez, provocó que se generalizara el conflicto. "Masacraron toda la resistencia, como lo habían hecho en Flandes", apunta Pere Cristòfol. Ante esta situación, las autoridades catalanas pidieron ayuda a Francia y nombraron a Luis XIII como conde de Barcelona (lo que suponía la anexión de Catalunya al Estado francés). Los combates empezaron con la victoria francocatalana en la batalla de Montjuïc, en enero de 1641. Durante años las victorias francocatalanas y castellanas se irían alternando. Pero en 1648 empieza la Revuelta de la Fronda en Francia y el ejército francés tuvo que desviar hacia su propio territorio recursos y soldados. Cristòfol piensa que este fue el motivo del cambio de signo de la guerra: "a partir de este momento, el ejército francés explota brutalmente la población, lo extorsiona". Y eso generó revueltas contra los franceses. Mientras estos iban retirándose, las fuerzas españolas iban ocupando nuevos territorios. Además, la peste afectó especialmente a los catalanes. En Barcelona, según Cristòfol, podría haber muerto en torno al 50% de los habitantes...

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Josep de Margarit i de Biure.

Admiración absoluta

Cristòfol no esconde su gran admiración por Josep de Margarit (1602-1685). Margarit formó parte de la primera delegación de catalanes que se envió a París cuando estalló la Guerra de los Segadores. Quedó fascinado por Francia y siempre más le permanecería fiel. Cuando volvió a Barcelona fue nombrado, por los franceses, gobernador de Catalunya. Se distinguió en la organización del somatén, pero también en la detención de partidarios de los castellanos, y por este motivo se convirtió en la bestia negra de los partidarios de Felipe IV. Y durante el asedio de 1651-1652, según Cristòfol, Margarit se convirtió en "el alma de la resistencia de la ciudad", enfrentado al general francés Ferdinand de Marsin, sospechoso de colaborar con los castellanos. Las fuerzas castellanas acusaron a Margarit de todo tipo de crímenes (incluso de una matanza de soldados en Vilafranca del Penedès, en 1641, de la que no sería él el responsable). Felipe IV intentó acabar con el dirigente catalán: infiltró a espías en Barcelona para matarlo, y ofreció una recompensa de 100.000 libras para su jefe. Siempre sin éxito.

El asedio más largo

Cristòfol explica que el asedio de 1651-1652 fue incluso más largo que el de 1714. Se intentó hacer caer Barcelona por el hambre. Se fueron construyendo diferentes fuertes, pero hasta abril de 1652 no se cerró el cordón de asedio y llegaban algunos abastecimientos por tierra. Después todavía llegaban suministros por mar. Pero eso se acabó cuando los españoles conquistaron Mataró y otras poblaciones marineras desde donde se enviaban alimentos. Si la ciudad resistió tanto, según Cristòfol, es porque Margarit había reservado grandes cantidades de alimentos dentro de la ciudad, y porque las raciones de supervivencia fueron disminuyendo hasta quedar reducidas a casi nada. En el momento de la rendición, los catalanes estaban exhaustos, pero los españoles también. De los 6.000 hombres que habían enviado de Francia a Barcelona, sólo sobrevivieron 1.800. Y los españoles podrían haber llegado a tener 20.000 bajas, según Cristòfol.

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Mapa del asedio de Barcelona. Imagen cedida por Pere Cristòfol.

Más allá del asedio

Margarit escapó de la ciudad catalana poco antes de la capitulación, en una pequeña barca, porque sabía que los conquistadores no tendrían piedad con él. En realidad, en la capitulación de Barcelona se incluyó un perdón general, pero se especificó que Margarit no tendría derecho a ningún perdón. Llegó a Begur y de allí se fue hacia Roses, donde preparó la resistencia frente al ejército español. Más tarde continuó hacia el Rosselló, que no había caído en manos de los castellanos. En 1653 organizó unidades militares, con voluntarios catalanes, para volver a ocupar Barcelona. Se acercó mucho a la ciudad, pero no conseguió tomarla, porque no se produjo el levantamiento general contra las autoridades castellanas que él esperaba. Tuvo que volver a retirarse hacia el Rosselló. En 1659 fue nombrado virrey francés de Catalunya, cuando los franceses todavía dominaban unos pocos terrenos al sur de los Pirineos. Pero poco después España y Francia firmaron la Paz de los Pirineos. Los franceses renunciaron al Principat a cambio de la Catalunya Nord y se retiraron de Roses, de Cadaqués, de la Seu d'Urgell y de sus últimas plazas. Cristòfol explica que Margarit viviría en Francia hasta su muerte, en 1865, y sería recompensado por el rey francés con varias propiedades y con cargos para sus hijos.

La clave está en Francia

Pere Cristòfol está preparando un libro, basado en la crónica del asedio de Margarit, para publicar en la Abadía de Montserrat. Cree que el documento de Margarit es excepcional, sobre todo por la fidelidad con que explica lo que pasaba en Barcelona. Reconoce que, a pesar de todo, no es tan preciso con lo que pasaba fuera de la ciudad. Por eso Cristòfol ha consultado muchas fuentes francesas sobre la Guerra de Sucesión. Prepara un estudio introductorio a la Relation fidèle et exacte du siège cargado de datos para explicar la Guerra de los Segadores, el asedio de Barcelona, y la vida de su admirado Josep de Margarit.

 

Foto de portada: El asedio de Barcelona por Joan de Austria. Cuadro de Pandolfo Reschi (1643-1699). Galleria Corsini de Florencia.