Título original: El hombre de las mil caras

Año: 2016

Duración: 123 minutos

Director: Alberto Rodríguez

Reparto: Eduard Fernández, José Coronado, Carlos Santos, Marta Etura, Emilio Gutiérrez Caba

Productora: Zeta Cine / Atresmedia Cine / Atípica Filmes / Sacromonte

Francisco Paesa, también conocido como Francisco Sánchez o Francisco Pando, es un personaje implicado en buena parte de los escándalos de la España de los últimos cincuenta años. Estuvo implicado en los aspectos más turbios de la descolonización de Guinea Ecuatorial, en el GAL y en la lucha contra ETA, en las ventas de armas en países en guerra como Angola, en la huida de Luis Roldán y, últimamente, en los papeles de Panamá. Tenía fama de playboy y estuvo prometido con la viuda del dictador Sukarno de Indonesia. Hay quien lo ha definido como "superespía", y hay quien, sencillamente, lo considera "estafador a tiempo completo y espía a tiempo parcial". Su fascinante biografía es, ahora, la base del argumento de la película El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez, que el sábado pasado se presentó en el Festival de Cine de San Sebastián con gran éxito, y que este viernes llega a los cines. Esta película está inspirada en un libro del periodista Manuel Cerdán Paesa, El espía de las mil caras, de 2005. Justamente Plaza & Janés acaba de reeditar esta obra, coincidiendo con la aparición del filme.

Una película con todas las de la ley

La vida de Paesa es una vida de película. No sólo es fascinante para los que conocen al personaje, sino que bien explicada puede ser interesante para cualquiera, porque refleja las partes más oscuras del alma humana. Y Alberto Rodríguez ha apostado por hacer una película para un público muy amplio: no hay que estar interesado en la corrupción en la política española para verla. El hombre de las mil caras es la historia de un individuo buscavidas, de un experto estafador que construye una compleja trama para timar a todo el mundo. Cualquiera puede quedarse fascinado por la historia, incluso en el extranjero. En este sentido, es un producto perfectamente exportable. Se ha rodado en trece países diferentes, usa 147 decorados diferentes, acumula 223 secuencias, tiene una banda sonora impresionante... Rodríguez ha rechazado hacer montajes con grabaciones. La verosimilitud es completa. Los actores bordan su trabajo, especialmente Eduard Fernández, que interpreta en el misterioso Paesa, y José Coronado, que hace el papel de Jesús Camoes... El director parte de una historia real, pero inventa aquellos detalles que probablemente nunca conoceremos: evita caer en el documental y consigue mantener al máximo la tensión durante las dos horas de la cinta. Aunque sabemos cuál será el final, Rodríguez consigue tenernos cautivados hasta el último momento. El único problema, quizás, es que para hacer entendedora la historia ha de recurrir en exceso a la voz en off.

Medio personaje, una película

El hombre de las mil caras no es una historia completa de este poliédrico personaje (que daría para una telenovela con decenas de episodios). Se trata, sencillamente, de la historia de la implicación de Francisco Paesa en la huida de Luis Roldán, el jefe de la Guardia Civil en tiempo de Felipe González. Roldán escapó de España cuando era investigado por haber estafado 1.500 millones de pesetas y consiguió escapar a la justicia durante casi un año. Todo parece indicar que pasó todo el tiempo de fuga en París, pero sería arrestado en el aeropuerto de Bangkok en un confuso episodio nunca aclarado del todo y que provocó un inmenso desgaste al gobierno del PSOE. La película explica cómo Paesa colaboró con la huida. A partir de aquí explica que el superespía se quedó con todos los fondos del fugitivo, y encima se embolsó una comisión para capturar al huido más famoso de España. La estafa se coloca, pues, en el centro del argumento, por encima de las intrigas políticas, que sólo están en el trasfondo de la historia.

Alberto Rodríguez, maestro de la claqueta

Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971) es un director que, con éste, acumula siete largometrajes. Entre sus títulos hay que destacar 7 vírgenes (2005) y La isla mínima (2014). Ha sido nominado para 7 Goyas, y con La isla mínima ganó el de mejor director y mejor guión original. El primer corto que rodó, Banco, lo hizo con sólo 30.000 pesetas y acumuló premios. Este largometraje ha costado 5.000.000 de euros y aspira, también, a ganar todo tipo de galardones.

Entre Torrente y James Bond

Paesa empezó a tener vinculaciones con los servicios de espionaje cuando se incorporó a los servicios secretos de Carrero Blanco, pero nunca ha dejado de trabajar por su cuenta. Es famoso por mantener un alto nivel de vida, que financia con negocios poco claros. Presume de playboy, y mantuvo una relación con Dewi Sukarno, la viuda del dictador indonesio. Su momento de gloria fue su intervención en la captura de la cúpula etarra en la cooperativa Sokoa, en el País Vasco francés. Paesa había vendido unos misiles a ETA, y les situó unos localizadores que permitieron su seguimiento y pusieron de manifiesto la ubicación de los jefes de la organización. Pero su historia también tiene puntos de astracanada: en 1998 publicó una esquela anunciando su muerte: se tardaría algunos años en verificar que continuaba vivo; él asegura que desapareció porque fue herido en un combate con terroristas en Tailandia y quedó en coma. Huyó en las persecuciones policiales gracias a la inmunidad que le ofrecía un pasaporte diplomático santotomense, un estado de poco más de 100.000 habitantes con un gobierno muy próximo al PSOE... Paesa asegura que todavía trabaja de espía, que tiene contactos con Jean-Claude Junker, con el rey de Arabia Saudí, con la Unión Europea... Hay quien lo duda.

La extradición de Roldán en El hombre de las mil caras © JulioVergne.

La reacción de Paesa

Hace una semana, después de años de silencio, Francisco Paesa se ha puesto con contacto con la prensa y ha concedido una entrevista, en París, a David López para la revista Vanity Fair. Reacciona así al estreno de la película de Alberto Rodríguez. Paesa, ya con 80 años y sin ninguna cuenta pendiente con la justicia española, sigue presentándose como un "patriota". Asegura que dejó España ofendido porque se juzgaba al condecorado general Enrique Rodríguez Galindo por el secuestro y asesinato de Lasa y Zabala (es probable que Galindo y Paesa coincidieran en Guinea. Asegura que sólo colaboró con el Estado con la lucha contra ETA y que no cobró nada por la operación contra Sokoa y que nunca se encontrará en los archivos oficiales un recibo con su nombre. Dice que ni siquiera cobró comisiones por la extradición de Roldán: "Soy un gilipollas". Afirma que ayudó a huir en Roldán por indicación de algún alto cargo del gobierno, pero, como un buen soldado, no dice quién fue: "No recuerdo ni recordaré quién me llamó. Es mi forma de ser. No doy nunca nombres ni comprometo a nadie. Pero tuvo que ser una alta jerarquía del gobierno". Niega absolutamente haber sido nunca estafador. Del resto, no aclara mucha cosa.

Paesa en París, en El hombre de las mil caras ©JulioVergne.

El precio de ETA

Francisco Paesa durante mucho tiempo protagonizó actividades poco claras y más bien indignas. Una de sus gestas fue intentar estafar al presidente Macías Nguema, de Guinea Ecuatorial, con la creación de un banco nacional. Se lo ha relacionado con la venta de armas a Angola (un país con muy buena relación con los gobiernos del PSOE) a través de São Tomé y Príncipe. Este perfil más bien sucio se blanqueó de golpe cuando Paesa facilitó la captura de la cúpula de ETA en Sokoa. Paesa se convirtió en un héroe de las fuerzas de seguridad, aunque siguió dedicándose a actividades dudosamente lícitas. La historia de Paesa, a pesar de todo, a diferencia de lo que dice la película, no es sólo la historia de un gran timador: es la de un hombre que fue esencial durante algún tiempo para las cloacas del Estado.

En el cine, a gusto

El hombre de las mil caras es una película que vale la pena ver. Para cualquiera, es una película que ofrece un rato de trepidante diversión. Para los interesados en la política española es eso, pero también mucho más: es un recordatorio de las tinieblas más apestosas de la política española.