La reconstrucción de Notre Dame no será fácil. No sólo porque hará falta una inversión monumental para la restauración, sino también porque la piedra del edificio está en mal estado. La piedra de la catedral de París no sólo ha sufrido por los años de cargar tanto de peso y por los diversos incendios sufridos. También se ha visto muy afectada por la polución. Es posible que haga falta un tratamiento especial de los materiales con el fin de salvar el edificio del llamado "mal de la piedra".

El precedente de los pináculos

Hay un precedente reciente que pone de manifiesto las dificultades que tendrán que abordar a los restauradores. Los cuatro pináculos de la fachada Sur del templo fueron arrancados por una tormenta en 1999 y tuvieron que ser reconstruidos. Aunque los arquitectos querían usar los materiales originales recuperados, en algunos casos no pudieron al encontrarlos en mal estado. Hizo falta un proceso muy cuidadoso de restauración. En algunos casos se trataron las piedras afectadas mediante la llamada "biomineralización". En otros se tuvieron que elaborar réplicas idénticas a las piezas dañadas. Y para eso tuvieron que buscar piedras muy similares a las originales: las encontraron en Saint-Pierre-Aigle. En este caso, como la cantidad de material requerido era pequeña, no hubo muchas dificultades. Ahora la cuestión se complicaría sensiblemente.

El mal de los tiempos actuales

La piedra, de forma natural, se ve afectada por los cambios térmicos y por los elementos atmosféricos. A lo largo de los siglos la piedra se va deteriorando. Pero este proceso se acelera en los últimos tiempos a causa de la polución. Los productos que lleva el aire en suspensión provocan un debilitamiento acelerado de la piedra. Las sales, los cloruros y los sulfatos afectan a los materiales pétreos. Aparentemente se mantienen igual de sólidos, pero en su interior se encuentran debilitados. Pero el mal de la piedra también puede venir de incompatibilidad entre los materiales históricos y materiales recientes usados en las reconstrucciones. Es un problema que no sólo afecta a la catedral de París. La catedral de León, por ejemplo, se ha visto muy afectada por este problema y también se ha detectado en algunos edificios musulmanes de Granada y en numerosas iglesias de Cáceres (o incluso en la iglesia de San Esteban de Olot). El mal de la piedra encarece notablemente los procesos de restauración de los edificios históricos. En la reconstrucción de los cuatro pináculos de Notre Dame se gastó casi un millón de euros. Y las dimensiones del área afectada era muy menor que la que se ha visto destruida por el incendio de ayer.