Pasados tres meses de la victoria de las fuerzas leales a la Generalitat contra los golpistas, del inicio de la Guerra Civil y de la creación de las Patrullas de Control anarquistas en la retaguardia catalana republicana, Companys intentó recuperar el orden público —totalmente en manos de aquellas siniestras patrullas—, pero el resultado no fue el esperado. Surgieron varios grupos criminales que, disfrazados de policías, depuraron el sistema de las Patrullas y perfilaron aquel régimen de terror y criminalidad.