Tal día como hoy de 1756 nacía en Salzburgo Wolfgang Amadeus Mozart, el niño prodigio que a pesar de morir prematuramente a los 35 años marcó un antes y un después a la música, con sus sinfonías, óperas y sonatas. Su personalidad atractiva y vital y su actitud rebelde y moderna rompió moldes y prefiguró la figura del artista libre y total. Mozart fue, sin duda, un genio que lo petó en su tiempo y que hoy es un auténtico clásico. Os proponemos una lista de cinco piezas imprescindibles

Pequeña serenata nocturna

Cuesta escoger en una obra tan extensa, con 41 sinfonías y 22 óperas, pero esta serenata para instrumentos de cuerda es una de las piezas más reconocidas de la música clásica. ¡No os la podréis quitar de la cabeza!

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La flauta mágica

Mozart condensó sus ideales masónicos en esta obra que habla del camino hacia la perfección, la sabiduría y el amor, y donde la maldad de la Reina de la Noche está marcada por la estridencia de los sobreagudos.

Las bodas de Figaro

Mozart también fue un seductor marcado por sus relaciones con varias mujeres. Una de las óperas cómicas más célebres de Mozart, con libreto de Da Ponte, es Les Noces de Figaro, marcada por las relaciones amorosas entre criados y señores.

Marcha turca

El último movimiento de la Sonata para piano nº. 11 es una de las piezas más famosas de Mozart para piano. El último movimiento, conocido como la Marcha Turca, imita las bandas de los jenízaros otomanos, y es una de aquellas tonadas que encontraréis por todas partes.

Réquiem

Cargada de misterio y leyenda, Mozart recibió el encargo de la misa de difuntos de un misterioso emisario y la dejó inacabada por su propia muerte. Completada por su discípulo Franz Xaver Süssmayr, se estrenó en un concierto a beneficio de su viuda, Constanze.