Hacer series para los Jóvenes Catalanitos es, por mucho que no nos lo parezca, una tarea de dificultad superlativa. Si no, que lo digan al remake desesperado de Cites, la adolescencia artificiosa de Les de l'Hoquei o tantas otras de las apuestas que ha hecho TV3 a lo largo de los últimos años. Algunas nos las han robado los españoles, otras han pasado sin pena ni gloria.

Hacer series para los Jóvenes Catalanitos es, por mucho que no nos lo parezca, una tarea de dificultad superlativa

La necesidad de hacer binge watch

Una, que se ha convertido en una pesimista empedernida, pensaba que volvería a repetir una experiencia de lejanía y cringe cuándo pulsaba el botón de play de La Mirada de la Fiona (la primera serie, hace falta destacar, que he tenido el honor de disfrutar en 3Cat). Pero resulta que al final de la tarde cuando, a pesar de la resaca monstruosa, había visto, uno tras otro, absolutamente todos los capítulos del tirón, con muy a gusto acepté mi error.

Hacía muchos años que no sentía la necesidad de hacer binge watch con una serie catalana y en catalán. Pero La Mirada de la Fiona, con una elegancia más bien chapucera, te da todo el que querrías de una buena serie de confort

Hacía muchos años que no sentía la necesidad de hacer binge watch con una serie catalana y en catalán. Pero La Mirada de la Fiona, con una elegancia más bien chapucera, te da todo lo que querrías de una buena serie de confort: historias tiernas de amistad, grandes pisos barceloneses de baldosa hidráulica y, sobre todo, vínculos familiares cuestionables para culminar en una buena lagrimita. Todo eso de la mano de un personaje principal, interpretado por Mireia Oriol, que explora el prototipo de chica desordenada que tanto amamos la generación Z y los millenials.

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La mirada de la Fiona, la serie perfecta para hacer pasar la resaca


Una figura a la cual ya se acercó Drama, con Elisabet Casanovas, y que Phoebe Waller-Bridge, en Fleabag, explora mejor que nadie. Seguramente la serie, creada por Blanca Bardagil y Sergi Cervera, quien también interpreta Marçal en la producción, no tendrá la trascendencia que han tenido otras joyas de la "corpo", pero tampoco lo pretende. Igual que no tiene nada malo recurrir como espectador por purísima comodidad un domingo por la tarde, tampoco está mal que en 3Cat apuesten por estos recursos narrativos, de los que ya conocemos la eficacia.

¿Esta gente, de dónde sacan el dinero?


Digo que hacer productos audiovisuales dirigidos a la juventud catalana (aunque esta serie tiene un componente más bien transversal) es complicado, por un motivo clarísimo: vivimos inmersos en un sentimiento permanente de cringe hacia el mundo que nos rodea. Todo nos da vergüenza ajena, especialmente un grupo de adultos responsables disfrazándose para hacer una serie que atraiga desesperadamente una generación que, de entrada, no es homogénea. No he podido evitar el cringe en las letras de las canciones que entona la protagonista a lo largo de la serie, en algunos diálogos demasiado forzados, pero sobre todo con los personajes secundarios, y más de una interpretación sobreactuada. Todo bloquea la conexión total que, de otra manera, el público podría sentir con la serie. Esta desconexión se acentúa por un conflicto que ya se ha señalado centenares a veces: ¿Pero esta gente, de dónde sacan el dinero? ¿No trabajan mucho, verdad? Un argumento que en otras circunstancias sería totalmente prescindible, pero no en un país donde todo el estímulo mediático juvenil gira en torno a la precariedad y la falta de acceso a oportunidades. Son todas estas incoherencias las que hacen que la serie no traspase la frontera del confort para pasar a ser una gran serie.

Aunque el espectador del domingo se sienta seguramente reconfortado por la falta de compromiso que requieren 6 episodios de 20 minutos, a mí me hubiera gustado que fuera mucho más larga

Por otra parte, el hecho de que sea una miniserie es un arma de doble filo. Aunque el espectador del domingo se sienta seguramente reconfortado por la falta de compromiso que requieren 6 episodios de 20 minutos, a mí me hubiera gustado que fuera mucho más larga. Que los creadores hubieran podido invertir tiempo y dinero en darnos un espacio para poder enamorarnos de los personajes con toda la calma del mundo. Para corregir todos los errores que, si viviéramos en otro mundo sin presupuestos, hubieran podido no existir.

La Mirada de la Fiona nos recuerda, un poco, lo que en Catalunya siempre hemos sabido hacer bien. Una serie de bajo presupuesto apoyada en el carácter inocente y voluntarista de los personajes, una banda sonora romántica, y un final bonito

La Mirada de Fiona nos recuerda, un poco, lo que en Catalunya siempre hemos sabido hacer bien: una serie de bajo presupuesto apoyada en el carácter inocente y voluntarista de los personajes, una banda sonora romántica, y un final bonito. La aguja en un pajar que quizás no habíamos encontrado antes porque, simplemente, no sabíamos dónde teníamos que buscar. Al final, los tan amados espectadores del domingo no pedimos mucho más: que Mireia Oriol, Sergi Cervera y Dafnis Balduz te abracen muy fuerte un día de resaca.