"Què collons Miami, ni què Florida Beach", gritaba un enfurruñado e impetuoso Pemi Fortuny. Era 1991 cuando Lax’n’Busto publicó su Miami Beach para resaltar sutilmente el poderío de las grandes estrellas americanas con el enorme guiño de no dejar de lado las gracias de la Costa Daurada. Que si ellos tenían a Marilyn Monroe, Bruce Springsteen o la Coca-Cola, nosotros teníamos la butifarra, las playas de Tamarit o las buenas pubilles. Pero todo para terminar intuyendo que lo del otro lado del charco era excesivamente mejor que lo nuestro. Por aquellas, Rigoberta Bandini, nuestra millennial de confianza, estaría dando sus primeros pasos y, con total probabilidad, cimentando su creatividad arrolladora al son de los dibujos del Club Súper 3; quien sabe, incluso quizás escuchó la famosa reivindicación culpable de los d’El Vendrell cuando ya tenía pelos en los sobacos y el grupo sacó un recopilatorio en directo con sus mejores temas a mediados de los 2000. No tenemos pruebas.

Por qué relacionar a ambos artistas, entonces. El motivo más evidente es que la Rigo acaba de sacar nuevo tema y que, sorpresa, también se llama Miami Beach. Una coincidencia, probablemente. Otro es que ambas canciones, con sus infinitas diferencias, podrían tener un tenue trasfondo similar: que lo de fuera le da mil patadas a lo de dentro, y no hablo solo de fronteras físicas. Y quizás el más relevante y que bebe del anterior: esta lucha existencial innata entre lo que queremos ser y lo que creemos que somos. Los primeros años de los 90s eran tiempos distintos. El monólogo androcéntrico era predominante y los discursos críticos, así como las voces femeninas, escaseaban. Tampoco había demasiado afán por buscarle la parte deep a nada, ni por expresar las cosas con necesaria naturalidad, avalando las estructuras emocionales de piedra que han condenado a demasiados seres al ostracismo del silencio. Había que encajar a toda costa. Se componían canciones de amor pero menos de autogestión personal. Y eso da pistas sobre la sociedad que éramos antaño.

El Miami Beach de Rigoberta Bandini, otro temazo para su ajuar, pone en jaque los pasillos preestablecidos y reivindica bien alto el derecho a estar perdida, triste y desubicada —"sí, soy una ninetees bitch, adoro a Britney Spears, ando desubicada"—. No es raro en ella, la Rigo es muy de abrirse en canal y petárselo todo. Se va a Miami y te hace una canción diciendo que igual no es para tanto. Es campechana y es cercana, no le da miedo el patetismo ni el ridículo, y empatizas claramente porque te hace creer que cualquier frase de la nada se te podría haber ocurrido a ti. Lax’n’Busto jugaba en otra liga: la de la carita de músicos malotes, la estampa del rock catalán grabada en la frente y la testosterona por bandera, con auténticos himnos que ahora nos parecen una pasada de rosca. Pero entre tantas desigualdades, los mismos anhelos y las mismas cadenas: superar el sentimiento de inferioridad y encararse al mundo. Porque todos tenemos derecho a la duda y porque los catalanes hacemos cosas. Qué coño.

Cada vez nos da menos pavor explotar nuestra valía sin querer encajar en los patrones de lo que espera el establishment forastero

El de mirar para dentro en todos los sentidos es un cambio de paradigma que vale la pena subrayar. Quiero creer que cada vez nos da menos pavor explotar nuestra valía sin querer encajar en los patrones de lo que esperan ni el vecino ni el establishment forastero. Se ve a la legua que muchos artistas de los nuestros están volando alto siendo honestos con sus propuestas y con sus raíces, ya sea cantando en catalán sin filtros, impulsando el trap y los sonidos urbanos, compartiendo sus temores a viva voz o las tres cosas a la vez, algo inconcebible cuando ir al psicólogo era estar loco y la etiqueta “música en catalán” era condemnatòriament reduccionista. Si Pemi decía aquello de "no sé pas per què em fico en tot aquest merder si jo voldria viure a New Jersey en lloc d’El Vendrell", ahora Rigoberta contesta que “no encontramos la respuesta / si nos vamos a países muy lejanos a buscarlas, a entenderlas, a palparlas / hoy soy rubia, ayer morena / así pasamos la trentena / no te abrumes”. Igual es que algo estaremos haciendo bien.