La luz del Mediterráneo, la omnipresencia de la muerte, las tensiones atávicas entre formas contrapuestas de ver y vivir el entorno natural más inmediato. El escritor barcelonés Gabi Martínez decidió instalarse durante un año en la isla de Buda, uno de los espacios más exuberantes y al mismo tiempo vulnerables del delta del Ebro, para captar y vivir una realidad que todavía cae mental y sentimentalmente muy lejos de los grandes debates mediáticos de las grandes áreas metropolitanas. De su experiencia sale ahora publicado Delta (Ahora Libros, la edición en catalán, y Seix Barral, en castellano). Un relato que da voz a personajes que lo habitan, en un paisaje que en cualquier momento puede quedar cubierto por el mar. Una isla que clama para no caer en el olvido.

El escritor barcelonés Gabi Martínez decidió instalarse durante un año en la isla de Buda, uno de los espacios más exuberantes y al mismo tiempo vulnerables del delta del Ebro

Dónde acaba un río y empieza otra vida

Martínez, reconocido escritor de viajes y agitador literario, adepto del género conocido en inglés como en 'nature writing', no dudó cuando unos amigos de la zona le hablaron de un rincón escondido del delta del Ebro donde encontraría "la última vivienda". O lo que es lo mismo: la primera construcción que el mar se tragaría cuando hiciera efectiva su temida crecida consecuencia del cambio climático.

Martínez encontró en Buda la oportunidad de conocer, reflexionar y abordar temas pendientes en un momento personal complicado por la delicada situación de salud de su padre

El propietario de la parte privada de la isla, Guillermo Borés, lo invitó a alargar durante todo un año los tres meses de estancia que había previsto inicialmente. Viviendo en la casita a tocar de la pantena, cerca de la misma desembocadura del Ebro, Martínez encontró en Buda la oportunidad de conocer, reflexionar y abordar temas pendientes en un momento personal complicado por la delicada situación de salud de su padre.

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Gabi Martínez publica Delta, crónica sentimental de su año en la isla de Buda / Foto: Jordi Marsal / ACN

El escritor se dejó atrapar por los colores de la luz del Mediterráneo, que ya lo habían cautivado desde las primeras visitas con su progenitor. Pero también por el pensamiento en la muerte. Del traspaso de su padre que lo ha marcado profundamente. "Eso es un delta: donde se supone que acaba un río y empieza otra vida, muy grande, la del mar, que es muy amplia," explica.

Delta no es solo un ensayo resultante de las experiencias de su estancia en la isla, sino que quiere situarse en una especie de militancia contra el olvido

En los momentos complicados, la relación con el entorno, con tiempo por delante, le permite "conectar con los ancestros" y su relación con la tierra, a establecer un vínculo emocional con el territorio "que nos lleva un lugar vital que nos lo hace defender". Así, Delta no es solo un ensayo resultante de las experiencias de su estancia en la isla, sino que quiere situarse en una especie de militancia contra el olvido, de reivindicación de un espacio profundamente singular que algunos todavía reivindican mantener, cueste lo que cueste.

Martínez relata con precisión y destreza –"tiene un punto poético muy poderoso sin caer en aquello bucólico", precisa- la actividad, natural y humana, de la Buda que ha vivido y experimentado. Se dedica a recorrerla de arriba a bajo, encuentra una duna que convierte en su oficina y no duda en ayudar a los pescadores cuando tienen que capturar los feroces cangrejos azules. También da voz a campesinos y cazadores, en un relato donde todos, incluido el mismo Borés, adoptan nombres ficticios.

Tensiones y diálogo

Pronto, sin embargo, el escritor es consciente de que, más allá de la excepcionalidad del entorno que lo rodea, y de la amenaza existencial sobre el paisaje, Buda es también el escenario de tensiones atávicas entre sus habitantes sobre la manera de explotarla y de conservarla, sobre cómo hacer frente a los retos y las amenazas del futuro. Entre aquellos que apuestan por cualquier solución, por insostenible que sea, para intentar mantener a raya el mar, y los que reclaman un Delta más naturalizado que disponga de bastantes sedimentos fluviales poder frenar la regresión y la subsidencia. Unas tensiones, asegura, que intenta reflejar sin tomar partido de forma evidente.

Buda es también el escenario de tensiones atávicas entre sus habitantes sobre la manera de explotarla y de conservarla

"Es una idea de Delta sin renunciar a todas las tensiones territoriales. Los productores de arroz, el medio ambiente, el parque natural, los pescadores o los cazadores. Estas tensiones son vida y las trata de reflejar el libro. Una conversación entre seres humanos y no humanos que nos lleve a sentarse y a hablar entre nosotros, a un diálogo. El libro no se queda con nadie, no se decanta de forma clara", argumenta Martínez.

Se muestra convencido, sin embargo, que el diálogo no solo es posible, sino necesario, para la supervivencia del Delta. Recuerda la atención mediática que recibió la amenaza sobre la laguna de la Ricarda el proyecto de ampliación del aeropuerto del Prat, con el apoyo de intelectuales y artistas.

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Gabi Martínez es el máximo exponente en nuestro país del género 'nature writing' / Foto: Jordi Marsal / ACN

Hacer visible la periferia

A pesar de la tradicional confluencia de orígenes, de sustratos culturales e ideológicos diferentes que facilitarían este diálogo, todavía resulta difícil la movilización sostenida y, especialmente, captar la atención mediática y de las administraciones. Hacer visible la existencia de la periferia para evitar que, precisamente, se acabe convirtiendo en una periferia real, en un delta "marginal, lugar de naufragios, piratas y contrabandistas".

Si cuando los presentadores hablan de cangrejos azules y flamencos lo saben explicar tan bien como cuándo hablan de cifras de muertos de dónde sea, estos temas entrarán en la sociedad, nos lo tenemos que creer

"Tendría que ser uno de los grandes debates de prime time, donde se tendrían que sentar cazadores, propietarios, pescadores y gente con diferentes intereses. El libro propone el diálogo. Estamos viendo eso, la tensión y no nos interpela a nosotros, sino a todo el mundo, a todo el mundo que ve la televisión. Si cuando los presentadores hablan de cangrejos azules y flamencos lo saben explicar tan bien como cuándo hablan de cifras de muertos de dónde sea, estos temas entrarán en la sociedad, nos lo tenemos que creer", abunda Martínez, trazando otro paralelismo de actualidad: las 'supermanzanas' de Barcelona.

Unos años después de vivir la experiencia, Martínez volvió hace unos días a Buda para presentar su libro ya editado. Allí se reencontró con Borés y otros personajes que aparecen en su ensayo. El escritor barcelonés aprovechó la ocasión también para defender la apuesta de las editoriales para trasladar al gran público este tipo de obras, que "hasta hace poco se consideraban alternativas o marginales", de forma sostenida en el tiempo.