Corre por las redes una especie de idea filosófica llamada “Mediterráneo moral”, una etiqueta que cada cual ha decidido llenar con aquello que identifica con el Mediterráneo que más le ha convenido. Algunos lo han hecho relacionando el mar con una vertiente no criminalizable del hedonismo, otros lo han convertido en un mundo estético, otros en una manera de ser y de hacer propia del verano, sea la época del año que sea. Otros más lo han convertido en una idea política o en una especie de marco de pensamiento que podría parecerse. La mediterraneidad es un concepto altamente moldeable porque exige muchos esfuerzos describirlo sin dejarse ninguna de sus facetas: el mar ofrece la posibilidad de hablar de él desde un prisma tan amplio, de una forma tan vasta, como el propio mar. Al hablar del Mediterráneo, pues, forma y fondo deben trabajar en perfecta armonía si se quiere hablar de él siendo fiel a su esencia con vocación de infinitud. Breviario mediterráneo, de Predrag Matvejević (LaBreu Edicions), delicadamente traducido por Pau Sanchis Ferrer, es un libro de género tan inclasificable como el propio mar. Matvejević reúne notas fijándose en todas aquellas concreciones que explican el Mediterráneo. Lo hace sin caer en tópicos ni en generalizaciones simplistas, tirando de todos aquellos hilos que evitan la manera de construir un concepto como el del Mediterráneo moral, para acercarse a una realidad que es un mundo. Y que, de hecho, aún explica cómo funciona nuestro mundo. El Mediterráneo se niega a ser circunscrito y es un reflejo de la vida que lo habita, por eso exige ser abordado desde la historiografía cultural y desde la literatura, como un espacio histórico-cultural pero también como un espacio místico-lírico. Y también como algo que no es exactamente ninguna de las dos cosas anteriores.
Matvejević reúne notas fijándose en todas aquellas concreciones que explican el Mediterráneo. Lo hace sin caer en tópicos ni en generalizaciones simplistas, tirando de todos aquellos hilos que evitan la manera de construir un concepto como el del Mediterráneo moral, para acercarse a una realidad que es un mundo
El mosaico del Mediterráneo
Con Matvejević, el lector mediterráneo tiene la sensación de que esta patria, que no es exactamente una patria política, es un espacio desconocido que, a la vez, puede explicarse desde las rocas y desde las islas, desde los pescadores y desde los nudos, desde la cristiandad y desde el mundo árabe, desde los mapas y desde las postales, desde los griegos y desde los turcos, desde los profetas y desde los puertos hundidos, desde las ciudades que ya no existen y desde las ciudades que han seguido existiendo, desde los funerales y desde los monasterios, desde los barcos y desde los faros, desde las conquistas y desde las leyes, desde los peces y desde la cultura del olivo, desde la retórica mediterránea, que “ha sido aliada de la libertad y de la tiranía”, y desde una etimología que ha ido cambiando.
Con Matvejević, el lector mediterráneo tiene la sensación de que esta patria, que no es exactamente una patria política, es un espacio desconocido
Predrag Matvejević hace un breviario porque solo desde ese formato de mosaico conceptual puede atenderse al mosaico que es el propio Mediterráneo. “El Mediterráneo es un mosaico”. Desde la catalanidad —que se entrelaza directamente con todo lo que tiene que ver con la mediterraneidad— me parece que Antoni Gaudí ha sido el único referente, sobre todo en lo que respecta a la lectura y articulación del mundo estético mediterráneo, que ha comprendido su imposibilidad de circunscripción con una apertura —que no es resignación— similar a la de este breviario de Matvejević. Apertura, quiero decir, porque querer plasmar aquello que no permite ser circunscrito siempre exige imaginación. Una imaginación que, en literatura o en arquitectura, se traduce en formatos desafiantes que permitan explicar lo imposible; en la fachada de la Casa Batlló, en un libro en el que se refleje el mar tan poco adulteradamente como sea posible. Es, pues, querer hablar del Mediterráneo desde el gesto intelectual opuesto a quienes llenan de cualquier cosa el “Mediterráneo moral”. En Matvejević, forma y fondo se dan la mano tan consonantemente, tan placenteramente, como el mar y el cielo se encuentran en la línea que forma el horizonte perenne de nuestro mar. “El Mediterráneo es el mismo al principio y al final de la travesía; nosotros, no”. Que Predrag Matvejević ha escrito el libro definitivo sobre el Mediterráneo se puede defender explicando que con su breviario sucede exactamente lo mismo.