¿Es posible no amar a una hija? Pues sí, y esta es una de las premisas con las cuales parte 'Diré que m'ho he inventat', la nueva novela de la escritora y actual directora del Born Centre de Cultura i Memòria, Marta Marín-Dòmine. Este relato, duro e incluso en algunos pasajes inquietante, profundiza en la mala relación entre una hija y una madre que sobrevive como puede durante el franquismo. Sin embargo, va mucho más allá de la relación filial; tal y como explica la autora, es un homenaje a las mujeres que tuvieron que renunciar a sus sueños por el hecho de pertenecer a la clase trabajadora. En este relato, la madre, que también lo es de la autora -porque está inspirada en su propia vida-, desea ser actriz, pero su sueño se ve truncado cuando nace su única hija. Una historia de una mujer a quien le han cortado las alas, que acaba enloqueciendo y condiciona la vida de su hija, que vive aceptando a la fuerza el rechazo de su madre.

Entrevista Marta Marín, escritora / Foto: Carlos Baglietto
Marta Marín en las escaleras del hotel Seventy de Barcelona / Foto: Carlos Baglietto

Una historia triste, dolorosa, que rezuma verdad y con un lenguaje exquisitamente cuidado. Esta novela, que ha sido distinguida con el Premio Sant Joan 2023 de literatura catalana, destapa un tema tabú del cual no se había hablado nunca antes con tanta naturalidad. Una vez hayáis leído la historia, desearéis abrazar a esta mujer a quien le han privado del privilegio más bonito del mundo, el amor de su madre.

En el libro diseccionas una relación entre una hija y una madre. ¿Por qué has decidido explicar esta historia?
Se dieron unas circunstancias que propiciaron el inicio de esta escritura. Una de ellas fue el incendio de la catedral de Notre-Dame, en abril del 2019, época en la cual yo residía en París. Empecé con la idea de hacer un recorrido familiar que se fue sintetizando con la relación de una hija con su madre.

¿Es un relato inspirado en tu propia vida?
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Háblame de la madre.
Este personaje viene de Francia y pasa su vida aquí, en un país donde está la dictadura franquista. Es una mujer de clase trabajadora. Me gusta hacer un homenaje a todas las mujeres trabajadoras que han tenido muy difícil o les ha estado casi imposible llevar a cabo aquello que querían hacer en razón de clase social, y es el caso de mi madre. Ella quería adentrarse en el mundo del cine o del teatro y también llevar a cabo una vida que no pegaba con lo que se suponía que tenía que ser la vida de una mujer durante el catolicismo franquista. Va un poquito más allá de ser solo el relato de una relación de una hija con una madre, es más bien entender qué hay detrás de esta composición del personaje a quien le ha sido tan difícil vivir.

Me gusta hacer un homenaje a todas las mujeres trabajadoras que han tenido muy difícil o les ha estado casi imposible llevar a cabo aquello que querían hacer por su clase social

¿Ha sido difícil escribir sobre un tema tan íntimo?
Y tanto. Tanto es así que diré que no es verdad. Diré que me lo he inventado.

Entrevista Marta Marín, escritora / Foto: Carlos Baglietto
Marta Marín-Dòmine con su nuevo libro 'Diré que m'ho he invenat' / Foto: Carlos Baglietto

¿El feminismo te ha ayudado a entender el rechazo de la madre hacia su propia hija?
Yo viví mi juventud bajo la influencia del feminismo norteamericano, que trabajaba mucho con la idea de recuperar justamente lo que se consideraba el cuerpo simbólico de la madre como una idea de recuperar aquello que había sido invisibilizado, menospreciado, despreciado, mitificado. Este feminismo me llevó a entender cómo una mujer podía desear ser madre, pero que, en cambio, una vez llevado a cabo este deseo, podía ser totalmente contrario a lo que ella había deseado, porque no era nada fácil.

Este feminismo me llevó a entender cómo una mujer podía desear ser madre, pero que, en cambio, una vez llevado a cabo este deseo, podría ser totalmente contrario a lo que ella había deseado

¿Se puede no amar a una hija?
No todas las culturas tienen la misma perspectiva de la maternidad ni del amor filial. Parece muy duro que una madre no pueda amar a una hija, pero sería posible. Ha hecho un acto, ha dado vida. Se tendría que tener una libertad, no de maltrato, sino de decir, puedes amar más o menos.

En el libro cuestionas si la locura de la madre es psiquiátrica o es provocada por la represión.
¿Dónde pone los límites de la normalidad, la psiquiatría? Se ha jugado mucho también con la locura de las mujeres, así que cuando se ha tenido un comportamiento rebelde a lo largo de la historia, se ha tendido a pensar que estas mujeres eran locas y se las ha internado, incluso. Sin embargo, sí que es verdad que el personaje del libro tiene unas actitudes que no son normales, no son aceptables, porque trata a la hija con una dureza extrema.

¿Dónde pone los límites de la normalidad, la psiquiatría? Se ha jugado muy también con la locura de las mujeres, así que cuando se ha tenido un comportamiento rebelde a lo largo de la historia, se ha tendido a pensar que estas mujeres eran locas y se las ha internado

¿Entiendes que se pudiera comportar de esta manera?
Puedo entender de dónde venía su dificultad por ejercer como madre, pero no lo acepto. Perdonar después de tanto tiempo no me parece correcto, pero me ha dado la posibilidad de convertirlo en un acto literario.

¿En qué te ha ayudado el feminismo?
Me ha ayudado a rescatar esta historia invisible de las mujeres y a rescatar, también, a la madre desde otra manera. No como una obligación, sino como una elección. Sin embargo, puedo entender que haya mujeres que digan que no quieren saber nada de sus madres. No hay ninguna obligación. Los vínculos familiares no tendrían que ser obligados.

Puedo entender que haya mujeres que digan que no quieren saber nada de sus madres. No hay ninguna obligación. Los vínculos familiares no tendrían que ser obligados.

¿Ha sido terapéutico escribir el libro?
No lo sé. Quizás medianamente terapéutico para algún lector o lectora.

¿Te ha permitido sentir compasión escribir el libro?
Sí, absolutamente. Se ha ido limando un resentimiento que me ha permitido sentir compasión. Los lectores ya lo verán hacia el final del libro. Hay unos objetos de la madre que han acabado en manos de unas mujeres que trabajan en escenografía, encuentro que es un buen destino.

Entrevista Marta Marín, escritora / Foto: Carlos Baglietto
La escritora Marta Marín-Dòmine sentada en un sofá / Foto: Carlos Baglietto

¿Por qué no aparece la figura masculina?
Me pareció más interesante literariamente que fuera una mujer que estuviese sola, siempre con sus dificultades y con sus éxitos.

¿Has ganado el premio Sant Joan 2023 de literatura catalana, qué significa para ti?
Para mí es un gran honor, porque además significa inscribirte en la literatura catalana. Tengo que decir que todavía da la sensación que las mujeres escritoras somos muy invisibles. Parece mentira, pero yo creo que todavía estamos en minoría y que simbólicamente no se nos atribuye probablemente el mismo valor que a los hombres.

Todavía da la sensación que las mujeres escritoras somos muy invisibles. Parece mentira, pero yo creo que todavía estamos en minoría y que simbólicamente no se nos atribuye probablemente el mismo valor que en los hombres


¿Qué esperas de la crítica y las lectoras?
Que vean que hay un trabajo literario detrás. Que no sea solo visto como la explicación de una mala relación.

¿Tienes alguna idea en el cajón para escribir otro libro?
Sí, me gustaría hablar sobre la experiencia femenina del espacio, el miedo a ciertos espacios que tenemos las mujeres de cualquier edad y condición, de ir por la calle. No me puedo imaginar cómo han sido las experiencias de las mujeres de hace siglos, yendo por los caminos...

Entrevista Marta Marín, escritora / Foto: Carlos Baglietto
Entrevista a Marta Marín, escritora y autora del libro 'Diré que m'ho he inventat' / Foto: Carlos Baglietto

¿Cuáles han sido tus influencias literarias?
La literatura francesa contemporánea me interesa mucho porque es una literatura que parte de las experiencias reales. Sin embargo, si me tengo que ceñir a algunos autores, los de autoficción, como Annie Ernaux y los ensayistas americanos también me han enseñado a escribir.