Sant Gervasi de Cassoles, 17 de septiembre de 1409. Hace 613 años. Martín I, de 53 años, soberano de la corona catalanoaragonesa y viudo en primeras nupcias de María de Luna; y Margarita de Prades, de 22 años, dama de compañía de la difunta reina y soltera, se casaban al Palau de Bellesguard. Siete semanas antes (25 de julio de 1409), Martín el Joven —el único hijo superviviente de Martín I— había muerto en Cerdeña inesperada y prematuramente. Y aquellas bodas tenían un único y urgente objetivo: fabricar un nuevo heredero que tendría que garantizar que la sucesión continuara en manos de la casa Bellónida, la que había gobernado el trono de Barcelona desde Wifredo el Velloso (siglo IX).

Martín I intentó procrear con Margarita y, para no confiar toda la suerte en una carta, al mismo tiempo intentó legitimar un nieto, Federico, nacido de una aventura extramatrimonial del difunto hijo. Pero no consiguió ni una cosa ni la otra. Martín I murió sin haber ligado el tema sucesorio. Y después del Compromiso de Caspe (1412) y de la rebelión de Jaime de Urgell (1413), los Trastámara (el nuevo conde-rey Fernando I y su ristra de hijos y sobrinos) desplegaron una siniestra campaña de persecución contra los Bellónidas. El último conde de Urgell y su familia serían los más conocidos. Pero Margarita, la reina viuda, también sería víctima de una terrible represión.

Representación coetánea de Marti I y Martí el Jove, tocados con la corona (siglo XV). Font MNAC
Representación coetánea de Martín I y Martín el Jove, tocados con la corona (siglo XV) / Fuente: MNAC

¿Quién era y de dónde venía Margarita de Prades?

Margarita de Prades había nacido el año 1387 en Falset, centro de la poderosa baronía de Entença. Precisamente Margarita era hija de Pedro, bisnieto del conde-rey Jaime II, que ejercía como cuarto barón de Entença —de la línea real— y cuarto conde de Prades, y de Joana de la poderosa estirpe de los Cabrera del Montseny. Por lo tanto, Martín I era tío de tercer grado de Margarita. Pero esta relativa proximidad de parentesco no sería la causa que impulsaría el matrimonio. Según las fuentes documentales, Margarita, desde que tenía doce años (1399), ya era un personaje habitual del paisaje cortesano del Palau Reial de Barcelona.

¿Cómo era Margarita?

Las mismas fuentes la describen como “una de les més belles senyores que hom sabés en lo món”. Esta calidad física, en aquel ambiente cortesano, era un arma de doble filo: tanto podía ser una espectacular percha que propulsaba a posiciones insospechadas; como podía ser una pesada losa que impedía ser dueña de su propia vida. No era tanto una cuestión de habilidad como de suerte. Y eso es lo que le pasó a Margarita. Después de la inesperada muerte del heredero, todas las miradas de la cancillería se volvieron hacia ella: su extraordinaria belleza era, a ojos de aquellos funcionarios, lo que estimularía de verdad al viejo y rígido Martín para fabricar, con urgencia, un heredero.

¿Qué pasó con Margarita después de la muerte de Martín?

El matrimonio de Martín y Margarita duró cuatro días. Seis meses después de las bodas (31 de mayo de 1410), el conde-rey moría la víspera de la legitimación de Federico. Tampoco, durante este medio año, había conseguido sembrar su semilla en el vientre de Margarita. Martín se iba con el trabajo a medias. Y, con su extraña y sospechosa desaparición, se abría la caja de los truenos de la sucesión, que culminaría con la entronización de los Trastámara (Caspe, 1412), la fallida rebelión del Urgell (Balaguer, 1413) y una brutal represión del régimen contra todo lo que olía o tenía color de Bellónida. La reina viuda se convirtió en objetivo del nuevo régimen.

Ferran I, el Papa Luna y Alfons el Magnánimo. Font MNAC, Barcelona e Iglesia Parroquial de Cinctorres (País Valencià)
Fernando I, el papa Luna y Alfonso el Magnánimo /Fuente: MNAC, Barcelona e Iglesia parroquial de Cinctorres (País Valencià)

¿Por qué Margarita era vigilada por el régimen de los Trastámara?

Cuando Fernando I promovió la caza de brujas contra lo que quedaba del partido Bellónida (1413) —claramente derrotado en Caspe y en Balaguer—, el nuevo régimen le había confirmado la pensión que le correspondía como reina viuda. Pero, al mismo tiempo, la había sometido a una estricta vigilancia. Margarita era miembro de una de las principales estirpes nobiliarias de la corona, de indudable ideología feudal e involucionista. Y como todo el corpus aristocrático de la corona durante el interregno (el tiempo entre la muerte de Martín I en 1410 y la deliberación de Caspe en 1412) había posicionado a favor de la candidatura de Jaime de Urgell y en contra de las aspiraciones de Fernando de Trastámara.

¿Por qué Margarita se refugió en València?

La investigación historiográfica ha especulado mucho sobre el traslado de Margarita en València. Algunos autores han apuntado hacia un embarazo no deseado —que comprometía su posición y su pensión— como la causa principal. Pero lo cierto es que un simple vistazo al escenario de la época nos revela las intenciones de Margarita. València, en aquel momento, ya era el primer núcleo demográfico, económico, cultural y artístico de la corona. Era la puerta de entrada y de salida de ideas que tan pronto proyectaban una ruta comercial como una conspiración política. Y estaba suficientemente lejos de Barcelona para escapar de la peligrosa y asfixiante vigilancia del régimen Trastámara.

¿A quién tenía en València?

La historia del embarazo no es falsa. Margarita se casó, de nuevo, en València, en 1415 con Juan de Vilaragut (València, 1386 – Barcelona, 1422), cabeza de la casa Vilaragut, relacionados con los Bellónidas durante generaciones, emparentados con los poderosos Visconti milaneses, y la estirpe urgellista más poderosa del País Valencià. Algunos historiadores afirman que Margarita y Juan fueron casados en secreto. Pero la realidad es que no se casaron en una ermita perdida en medio de la sierra Calderona. Sino que fueron enlazados en la catedral de València. Y quien ofició las bodas fue el arzobispo Hug de Llupià, miembro de una poderosa familia urgellista del Rosselló.

Baldosa con las armas de Margarida de Prades. Las barras catalanas y la flor de liso angevina (siglo XV). Fuente Museo de la Cerámica de Valencia
Baldosa con las armas de Margarita de Prades. Las barras catalanas y la flor de lis angevina (siglo XV) / Fuente: Museo de la Cerámica de Valencia

¿A quién tuvo en Valencia?

El año 1416, poco después de la repentina y misteriosa muerte de Fernando I en Igualada (algunos historiadores sostienen que fue envenenado por agentes urgellistas), Margarita y Juan tuvieron un niño. Y cuando en la cancillería Trastámara de Barcelona se tuvo noticia de este hecho, se soltaron todos los demonios. Juan Jerónimo de Vilaragut y de Entença no era tan sólo el hijo "secreto" del líder valenciano del partido urgellista y de la reina viuda. Era un varón descendiente directo de un conde rey de la casa Bellónida (nieto de tercera generación de Jaime II). Y a diferencia de otros varones Bellónida, que rondaban por el mundo, era hijo de una reina y era nacido en una ciudad de la corona.

Margarita y Juan Jerónimo, amenazas del régimen Trastámara

La familia de Margarita fue convertida en una amenaza. En 1420 el círculo se estaba estrechando, y Margarita, para salvar la vida del pequeño Juan Jerónimo, ingresó con su hijo en el cenobio de Valldonzella, en Barcelona —regido por su parienta y urgellista Constanza de Cabrera— y se consagraron a la vida religiosa. En 1422 murió Juan, el esposo, a causa de la terrible presión persecutoria del régimen Trastámara (lo estaban arruinando con condenas judiciales). Margarita murió años después (1429) como abadesa de Bonrepòs (Priorat). Y la existencia de Juan Jerónimo, el último descendiente de Wifredo el Velloso nacido en la corona, se perdería en la nebulosa de la historia.