Poleñino (reino de Aragón y de Pamplona), 7 de septiembre de 1134. Hace 887 años. El rey Alfonso I de Aragón-Pamplona, conocido con el sobrenombre de "el Batallador" (Borrokalaria, en Navarra), moría a los 61 años debido a las graves heridas que le habían infligido los almorávides en el transcurso de la Batalla y Asedio de Fraga, entregada pocas semanas antes. Con la muerte sin descendencia del Batallador, se abría una etapa de grandes convulsiones que provocaría la división del reino entre Aragón y Pamplona y que culminaría con la unión dinástica entre Aragón y Barcelona. En esta última fase del conflicto jugaría un papel decisivo la princesa Petronila, hija de Ramiro, hermano del Batallador, y por lo tanto, sobrina del difunto rey. Desde su nacimiento (1136), las oligarquías nobiliarias aragonesas convirtieron a Petronila en algo semblante a una ternera de feria.

Alfons el Bataller i Urraca de Lleó. Font Wikimedia CommonsAlfons el Bataller i Urraca de Lleó. Font Wikimedia Commons

Alfonso y Ramiro, tío y padre de Petronila

Para entender el papel que el destino le asignó a Petronila tenemos que retroceder, incluso, a los años anteriores a su nacimiento. Alfonso, el tío, después de una tumultuosa relación matrimonial con Urraca de Castilla, que en la actualidad sería motivo de escándalo (cuando discutían, que era a menudo, ordenaba que la encerraran en ayuno en las mazmorras de palacio), acabaría su larga carrera sin descendencia y legando el reino a las órdenes religiosas-militares. Aquella extravagancia (a ojos de las oligarquías aragonesas y navarras) fue contestada a la brava: sin encomendarse ni a Dios ni al demonio, la nobleza y los prelados navarros coronaron en Pamplona a García Sánchez (nieto del Cid, y pariente lejano del difunto Borrokalaria); y la nobleza y los prelados aragoneses hicieron lo mismo en Zaragoza con Ramiro (obispo de Roda de Isàbena y hermano del difunto Batallador).

Esperando al heredero, llega la heredera

Con Ramiro en el trono, y Aragón separado de Pamplona, las oligarquías aragonesas se apresuraron a buscar a una reina para engendrar a un heredero y garantizar la pervivencia y la independencia del reino. El rey Alfonso VII de León-Castilla había aprovechado el guirigay aragonés, para ocupar ZaragozaGarcía Sánchez de Pamplona, una vez coronado, había hecho lo mismo con las plazas en el oeste de Jaca. La escogida fue Inés de Poitiers, una viuda gascona de 33 años (el novio, en aquel momento, tenía 49), que llegaba a Jaca (Zaragoza estaba ocupada por el rey leonés) precedida de una celebrada fama de hembra fecunda. Se casaron el 13 de noviembre de 1135. Lo que no se sabe se si el retoño de aquella unión fue sietemesino; o si empujados por las urgencias políticas los novios hicieron Pascua antes que Ramos, porque Petronila nació el 29 de junio de 1136.

Ramir d'Aragó i Agnès de Poitiers. Font Wikimedia Commons (1)

Ramiro de Aragón e Inés de Poitiers / Fuente: Wikimedia Commons

Inés i Ramiro

Inés y Petronila tuvieron una corta y efímera relación madre-hija. Tan solo unos meses después del nacimiento, las mismas oligarquías que la habían elegido, la devolvieron a origen con portes pagados (1136-1137). En aquel tipo de despedida (no sabemos si indemnizado o no) tuvo mucho que ver Ramiro; que solo pensaba en abandonar sus obligaciones políticas y conyugales, y retornar a su sitial en la Ribagorça. Ramiro, plenamente consciente de que el género de su descendencia no le daba más opciones que pactar un matrimonio ventajoso (el de la hija y heredera, naturalmente); se tiró en los brazos de su vecino Ramon Berenguer IV, conde independiente de Barcelona. Ni "casamiento en casa" ni puñetas en vinagre. Ramiro entregó el reino y la heredera a los catalanes, para escapar de las garras castellanoleonesas y de las navarras (1137).

Mapa de la unió dinàstica entre Barcelona i Aragó. Font Enciclopedia (1)

Mapa de la unión dinástica entre Barcelona y Aragón / Fuente: Enciclopedia

Las cábalas aragonesas

No obstante, desde que se supo que Inés había parido a una niña, Ramiro y las oligarquías aragonesas hicieron sus cábalas. El género de la pequeña Petronila anunciaba el fin de la estirpe Ximena aragonesa. Pero no necesariamente la desaparición del pequeño reino aragonés. Había que buscar, y rápidamente, un matrimonio de estado que inicialmente tenía que conducir a una inevitable unión (la desaparición del reino), pero que tenía que engendrar suficientes machos para atomizar la herencia y restaurar la independencia. El 24 de agosto de 1136, en Alagón, Ramiro II y Alfonso VII, pactaban el matrimonio de la heredera aragonesa (que tenía solo ocho semanas de vida) con el heredero castellanoleonés. Mientras tanto, García Sánchez de Pamplona, reaccionaba concertando el matrimonio de su segunda hija Blanca Garcès con Ramon Berenguer IV de Barcelona (1136).

¿Por qué una ternera de feria?

Después de Alagón, Ramiro y sus nobles le vieron las orejas al lobo castellanoleonés, y salieron pitando; primero hacia Pamplona y después para Barcelona a negociar nuevos acuerdos. Petronila, durante sus primeros meses de vida, fue exhibida como una ternera de feria. Finalmente, aragoneses y catalanes llegaron a un acuerdo; porque las diferencias políticas, jurídicas y sociales entre los dos estados eran tan marcadas que impedían que Aragón quedara disuelto dentro del universo catalán. Cosa que resultaba imposible, por evidentes razones de semejanzas, con León y Castilla o con Navarra. Acto seguido, Ramiro —satisfecho o no— se retiró de la política (1137). En cambio, Petronila, prometida en matrimonio a Ramon Berenguer IV con solo trece meses de edad, fue enviada a Barcelona —lejos de los padres; como prenda del acuerdo. Como una ternera de feria.