Newport (colonia británica de Rhode Island, Nueva Inglaterra), 2 de diciembre de 1763. Hace 258 años. La comunidad judía local inauguraba la primera sinagoga de la historia norteamericana. Desde entonces, la comunidad judía norteamericana no ha parado de crecer, hasta representar una de las minorías culturales y religiosas más importantes y uno de los grupos sociales más influyentes de los Estados Unidos. La historia de los judíos norteamericanos no empieza con Mordechai Campanall, pero aquel rabino katalaní marcaría un importantísimo punto de inicio de la cultura judía en el continente americano: sería el promotor y constructor del primer edificio religioso judío, en torno al cual se articularía la primera comunidad judía estable de Norteamérica.

Nueva York durante el siglo XVIII. Font Library of Congres. WashingtonNueva York durante el siglo XVIII / Fuente: Library of Congres. Washington

¿Quién era Mordechai Campanall?

Las escasas fuentes documentales revelan que Mordechai Campanall era un comerciante judío nacido entre 1710 y 1720 en los Países Bajos; y a partir de 1750 establecido en las posesiones neerlandesas del Caribe (las islas de Aruba, Curazao, Bonaire, Sint Maarten, Sint Eustace y Savia; situadas entre las actuales Puerto Rico -en el norte- y Venezuela -en el sur-). Todo indica que los Campanall tenían una estrecha relación con la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales que, con 50.000 empleados y una flota armada propia superior a muchas potencias europeas, era -en aquellos momentos- uno de los gigantes del comercio internacional. Y eso, sumado a la tradicional actividad mercantil de la familia, sería lo que, con toda probabilidad, conduciría a Mordechai a las Antillas.

¿De dónde procedían los Campanall?

Documentación posterior redactada en territorio de las Trece Colonias (los futuros Estados Unidos), relaciona los Campanall con la comunidad judía neerlandesa originaria de las coronas catalanoaragonesa, castellanoleonesa y portuguesa, que fueron expulsados entre 1492 y 1497; y que se esparcieron por varios lugares de Europa. La investigación historiográfica ha redibujado uno de estos caminos del exilio, que partía de Valencia y de Barcelona, y que concluía en las juderías de Brujas y de Amberes (en los Países Bajos hispánicos) y a los de Róterdam y de Amsterdam (en las Diecisiete Provincias independientes). Lo mismo que el judío valenciano Joan Lluís Vives, figura clave del humanismo europeo, seguiría en 1514, después de que la Inquisición hispánica asesinara a la totalidad de su familia.

Fragmento de un mapa anglès de las Antillas (1720). Fuente Cartoteca de CatalunyaFragmento de un mapa inglés de las Antillas (1720) / Fuente: Cartoteca de Catalunya

La comunidad judía de Newport

Las fuentes documentales revelan que la comunidad judía de Newport había sido creada en 1640, un año después de la fundación de la ciudad (1639). La existencia de aquella comunidad primigenia no era un hecho fortuito: Newport (en Rhode Island) y Portsmouth (en Massachusetts) habían sido fundadas y pobladas por los seguidores de la librepensadora inglesa Anne Hutchinson, y brillaban como unos faros de tolerancia religiosa en medio de un amenazador océano de puritanismo. Curiosamente, las mismas fuentes revelan que las primeras familias judías de Newport procedían de los Países Bajos, pero eran originarias de la península Ibérica. Es decir, en buena parte originarias de Catalunya y del País Valencià, y con toda probabilidad, con una historia similar, sino la misma que los Campanall.

Los apellidos katalanim de Newport

Los judíos de Newport no fueron la primera comunidad mosaica de Norteamérica. Pero en cambio sí que fue la primera que se organizó. La construcción de aquella primera sinagoga revela que aquella pequeña comunidad era económicamente potente; y que tenía una firme voluntad de arraigo y proyección. Esta sería una de las causas que explicaría el porqué Campanall se fijó en ella. La otra explica los apellidos de aquella comunidad: Abendana, Aguillaró, Arbec, Barnet, Bennal, Bindona, Bromato, Campanall, Capella, Coriell, Farieres, Hierro, Garcia, Goteras (o Guteres), Gradas, Pacheco y Pardo (transformado en Brown), muchos de los cuales eran de inequívoco origen catalán, y que, con el transcurso del tiempo, se proyectarían por todas las Trece Colonias.

Grabado de un puerto de la costa de Nueva Inglaterra (siglo XVIII). Font Museum of the cCity of the New YorkGrabado de un puerto de la costa de Nueva Inglaterra (siglo XVIII) / Fuente: Museum of the City of New York

La sinagoga de Newport

Según las fuentes documentales, el año 1763 Newport era una pequeña ciudad de unos 9.000 habitantes. La misma masa demográfica que, en aquella época, podían tener Girona o Tarragona. Por lo tanto, la comunidad judía local, formada por veinticinco familias, representaba, tan sólo, un 1% del total de la población. Pero disponían de muchos recursos. Campanall -en nombre de la comunidad judía local- adquirió un suelo urbano en la esquina de las calles Touro y Key, y allí edificaron la sinagoga. Las fuentes revelan que aquella inversión ascendería a la cantidad de 1.500 libras de la época, una auténtica fortuna, que en la actualidad equivaldría, aproximadamente, a unos dos millones de euros. O si se quiere, el equivalente a 80.000 euros por familia.

¿Katalaní o sefardí?

No tenemos ninguna constancia de que Campanall hablara catalán. Pero lo que sí que sabemos es que la diáspora de origen catalán no se hacía llamar sefardí sino katalaní. Y este término sería utilizado, exactamente, hasta finales del siglo XIX tanto por los judíos de origen catalán, como por los de origen valenciano o mallorquín. E incluso, por los de origen aragonés. Incluso mucho más allá en el tiempo de la desaparición de la lengua catalana en las juderías de Roma, de Liorna, de Génova, de Salónica, de Brujas o de Amberes (cabe en 1550). No es nada probable que Campanall y sus vecinos conservaran el uso de la lengua catalana. Pero en cambio lo que sí que es seguro es que aquellos pioneros que escribieron aquella trascendente página de la historia norteamericana eran judíos katalanim.

Imagen principal: Portada de la Sister Haggadahh / Fuente: British Library, Londres