El 15 de enero de 1724, Felipe V —primer Borbón en el trono de Madrid— abdicaba en favor de su hijo primogénito Luis, que reinaría como Luis I. Poco antes, el joven príncipe, de quince años, había sido casado con una tía de segundo grado, de tan solo doce años, que tenía la difícil misión de calmar los excesos del fogoso heredero y contribuir a restaurar el prestigio de la corona. Pero Luisa de Orleans no tan solo fracasó en la misión, sino que, además, con sus excentricidades, acabó de convertir a los Borbones de Madrid en el hazmerreír de Europa.