Llega uno de los momentos más esperados del año para los amantes de la astronomía, además de una oportunidad para descubrir el cielo, más "engalanado" que nunca, para los que no son tan apasionados de este ámbito: la lluvia de Perseidas.

Esta lluvia de estrellas, también conocida como Lágrimas de San Lorenzo, ya que cada año tiene lugar alrededor del 10 de agosto –el día de San Lorenzo–, viene dada por los restos de polvo y partículas que el planeta Tierra se encuentra cuando se traslada por la órbita por donde pasó el cometa Swift-Tuttle.

¿Por qué se producen las estrellas fugaces? El frotamiento y el aumento de la presión al entrar en nuestra atmósfera, hace que las partículas se evaporen, y es en aquel momento, mientras queman, que producen aquella imagen visual que denominamos lluvia de estrellas, y que provoca que el cielo se muestre de una manera tan especial.

¿2016, una lluvia de Perseidas más intensa?

La noche de hoy jueves (11 de agosto) a mañana viernes (12 de agosto) es la que se prevé más especial –las noches previas y posteriores también se puede disfrutar de las lágrimas de San Lorenzo, pero con menos estrellas–. Y es que según informaciones de la NASA, este año se podrían apreciar hasta 200 cometas por hora, durante la noche de jueves a viernes.

Se trata, pues, de un número superior al de otros años, y el "responsable" de esto es el planeta Júpiter, cuya gravedad ha hecho que los restos del cometa Swift-Tuttle se encuentren este año más cerca de la Tierra.

Imagen: Shuttershock

¿Desde dónde puedo ver las lágrimas de San Lorenzo?

La clave es encontrarte en un sitio donde el cielo esté muy oscuro, por eso, si quieres disfrutar plenamente de la lluvia de estrellas, mejor que te alejes de las grandes ciudades o municipios con contaminación lumínica.

En Catalunya, el Pantà de Santa Fe del Parc Natural del Montseny es un lugar ideal para presenciar las Perseidas. Fue declarado reserva de la biosfera por la UNESCO el año 1978.

Para los que no puedan moverse mucho de Barcelona, el Observatori Fabra, en el Tibidabo, es un lugar adecuado para presenciar la lluvia de estrellas, mientras se observa la capital catalana a los pies.