Se traduce al catalán un poemario de Joseba Sarrionandia: És morta la poesia? (Pol·len Edicions), en traducción Ainara Munt Ojanguren. Sarrionandia fue miembro de ETA y fue condenado a 22 años por pertenencia a banda armada. Y también es poeta, escritor y traductor. Pese a haberse pasado 5 años en la prisión y 30 en el exilio, Sarrionandia no ha parado de publicar, y ha obtenido numerosos premios: en dos ocasiones ganó el Premio de la Crítica de narrativa en euskera, y en 2011 consiguió el premio Euskadi de Literatura en la modalidad de ensayo. Pero el Sarrionandia etarra es inseparable del Sarrionandia escritor, ya que su obra es fruto directo de su experiencia. La lucha, las torturas, la prisión y el exilio son ejes centrales de una obra que se funde con la historia reciente de Euskadi.

Joseba Sarrionandia José Goitia wikipedia

Joseba Sarrionandia, en 2016, en La Habana. Foto: José Goitia.

Haré lo que haga falta / para que no me volvéis a pillar

Sarri

Joseba Sarrionandia (Iurreta, 1958) se hizo muy popular en 1985, cuando se escapó de la prisión de Martutene, escondido en un altavoz, tras un concierto de Imanol. Llevaba cinco años en la prisión, condenado a 18 años de reclusión por pertenencia a banda armada. El grupo punk Kortatu le dedicó una canción titulada "Sarri", que se convirtió en todo un himno de los radicales vascos. Cuando fue detenido, Sarrionandia ya era conocido, porque había colaborado en el colectivo literario Pott, integrado entre otros por Bernardo Atxaga, Jon Juaristi y Ruper Ondorika. Tras fugarse siguió publicando, y sus poemas han sido musicados por artistas como Jabier Muguruza, Mikel Laboa, Ruper Ondorika, el grupo Gose, Mikel Markez, Oskorri, Eñaut Elorrieta... Ha escrito 5 poemarios, 8 libros de narrativa, 8 obras de ensayo, 6 libros para niños y jóvenes y un cómic. Además, ha traducido al vasco autores como Fernando Pessoa, T.S. Eliot, S.T. Coleridge, Manuel Bandeira o Marcel Schwob. Tras pasar muchos años en paradero desconocido, huyendo de la justicia, en 2016 reapareció en La Habana. En estos momentos no tiene causas pendientes en el Estado español, porque los delitos por los que fue condenado ya han prescrito, pero hasta ahora Sarrionandia no ha vuelto a Euskadi. Su obra ha llegado a Catalunya con cuentagotas. En catalán ya se le publicó en 1983, cuándo estaba en la prisión, un libro de cuentos: Narracions (Pórtico). En 2013 la editorial Polen le tradujo el monumental ensayo  sobre los amazig de Marruecos Som com moros dins la boira?, y al año siguiente le editó su poemario Yo no soc d'aquí.

Poeta en guerra

¿Qué hace un intelectual en un conflicto armado? Es una de las preguntas que se formulaba Sarrionandia desde la prisión, y que plasmó en su poema "Literatura i revolució", en que entre otras cosas se preguntaba "Qui coneix Hermann Broch / als calabossos d'Intxaurrondo?". En Poemes des de la presó, Sarrionandia se pregunta por el papel de la cultura en un enfrentamiento como el vasco, que él califica en alguna ocasión de guerra. Y tiene muy claro que ante de las armas, poco pueden hacer los versos. A pesar de todo, Sarrionandia no puede dejar de escribir: ni la prisión ni el exilio lo dejarán sin palabras. En "El vigésimo día de huelga de hambre", después de explicar los duros momentos en que la conciencia se debilita, en plena huelga de hambre, coge el bolígrafo para dejar a su testimonio: "Potser deixarem poemes tristos i matussers, / però serà per no deixar lliçons de covardia / als que vindran". La poesía, para alguien que está en un grupo armado, sirve también como herramienta de reafirmación personal y de denuncia de un sistema político opresor. En "Sabeu què és la justícia?", describe su experiencia en los tribunales "He vist l'arquitectura sòlida / i l'escenografia elegant dels tribunals (...) he rigut amb els vostres esforços / per jutjar amb lògica aristotèlica / les conseqüències de l'odi, he patit / en cel·les tancades / els vostres rituals de fer-nos esperar"; y concluye, sencillamente "i faré el que calgui / perquè no em torneu a enxampar". Pero Sarrionandia no es en absoluto un nacionalista de la vieja escuela. Su visión política la deja clara en "Projecte de país": "Un cop [Euskadi] sigui un país de debò / (...) / Deixarem un estat tècnic, i de les ikurriñes / en farem draps de cuina".

¿Qué hacer con tanto tiempo y tan poco espacio?

Poeta entre barrotes

Con una condena de 18 años a sus espaldas, y habiendo pasado 5 años en las prisiones españolas, Sarrionandia usa la poesía para pensar en su condición de preso: "Què fer amb tant de temps i tan poc espai?" se preguntaba Sarrionandia desde la prisión, en el poema "Ministerio fiscal". El encierro aísla al poeta del mundo exterior y le impide hacer lo que se supone que hacen los poetas. El "Protopoema de amor" empieza explicando que "Et voldria escriure / el poema més tendre d'amor  / amb la candidesa i la innocència / dels poetes romàntics". Al fin, el choque de la realidad: "En obrir la finestra, a la cel·la, / en comptes de tu, / n'entra la Realitat xisclant amb urpes d'acer." La prisión persigue a Sarrionandia, incluso después de escaparse. Escribirá textos sobre la prisión desde la prisión, pero también desde un lugar indeterminado, una vez se ha escapado. En el poema "El pensament de qui ha estat pres", explica "El pensament de qui ha estat pres, / torna sempre a la presó. / (...) / Dins el seu cor / hi viu un etern condemnat". En realidad, Sarrionandia no tiene forma de escapar al cautiverio, incluso después de que sus condenas hayan prescrito, porque considera que la prisión de los compañeros de armas es una prisión para él mismo: "Els qui vivim lliures necessitem la vostra llibertat / per poder ser lliures també, / almenys en la mesura en què els éssers humans, / amb aquestes cadenes llargues i fosques / adherides a la carn per naturalesa / podríem ser lliures".

Exili es esconderse en un armario con el miedo a que lo abra alguien / y con el miedo a que no lo abra nadie

Fuera de su tierra

El exilio es un tema omnipresente en la obra de Sarrionandia, que lleva más de 30 años fuera de Euskadi. Incluso tiene un poema titulado "Propuestas para la definición de exilio" donde tras proponer una cuarentena de definiciones del término, cada una más dura que la otra, cierra el poema con unos versos inquietantes: "Exili és amagar-se en un armari amb la por que l'obri algú / i amb la por que no l'obri ningú". El exilio, además, supone una ruptura, progresiva pero inexorable, con su sociedad de origen. En "L'equipatge del fugitiu" reflexiona sobre la distancia creciente que separa al exiliado del país que ha dejado: "Potser no hi tornarem mai, allà / on presumptament hauríem de tornar, / allà on voldríem tornar, perquè la nostra terra / ha canviat / i nosaltres hem canviat més encara, amb l'angoixa / dels sense llar". Al fin, Sarrionandia acaba comparándose con un perro vagabundo, en el poema "El perro".

La culpa es lo único que me queda

Culpa, derrota y arrepentimiento

Sarrionandia no ha querido nunca arrepentirse de su pertenencia a ETA. En su poema "La culpa" explica: "No em vanto ni em penedeixo de res", y se justifica alegando que "la culpa és l'únic que em queda". A pesar de todo, en algunos de sus textos deja clara su inquietud por lo que ha pasado. En "De pedres i països" incluye los versos: "Malgrat els esforços, el que vam fer no fou sempre / el que hauríem hagut de fer, / els morts i les distàncies van anar augmentant / i multiplicant-se". Y en el poema "Bergara, 1838", escribe: "...aquesta és precisament / la tragèdia de la guerra / i la culpa comuna: haver acceptat l'esquema del crim / o, durant molt de temps, / no haver tingut imaginació per esmenar / l'esquema del crim".

Inquietante, desbordante

No hay ninguna duda de que Sarrionandia es un gran poeta con una escritura de una terrible fuerza y unas imágenes deslumbrantes. Es una figura esencial a la hora de entender la literatura vasca, y los premios que ha obtenido han sido completamente merecidos. És morta la poesia? nos acerca, en catalán, a un autor que no ha sido muy leído aquí, porque, desgraciadamente, Catalunya no se ha mostrado muy sensible a la literatura en euskera (cómo se puede ver en el bajo número de libros vascos que han sido traducidos). La de Sarrionandia es una voz potente e incómoda, que obliga a revivir un conflicto que muchos se esfuerzan en enterrar y olvidar, y que dista mucho de estar completamente cerrado. Una voz que habría que escuchar, ni que fuera por su terrible belleza.