Florencia (por entonces ducado independiente de Toscana), 28 de julio de 1844. Hace 179 años. Moría José Bonaparte y Ramolino, quien había sido rey constitucional de España durante el periodo 1808-1814. José I, a diferencia de su hermano Napoleón en Francia, no dejó ninguna herencia política. Promulgó una constitución (la de Bayona, de 1808), que sería la primera de la historia española. Derogó la Inquisición, que era la lacra más siniestra de las Españas desde 1478. E inició los planes de reforma urbanística de varias ciudades españolas, absolutamente necesarios para mejorar la salubridad y potenciar la economía de aquellas plazas. Pero cuando abandonó el trono de Madrid, su antecesor, y a la vez sucesor, Fernando VII, derogó la constitución de Bayona, reinstauró la Inquisición y ordenó destruir los proyectos urbanísticos. "¡Vivan las cadenas"!

Caricatura inglesa que representa un noble español expulsando a Josep I. Font Brown University
Caricatura inglesa que representa a un noble español expulsando a José I / Fuente: Brown University

¿Quién era y de dónde venía José I?

José Bonaparte había nacido en Corte —la capital histórica de Córcega— el 7 de enero de 1768. En aquel momento, la sociedad corsa combatía contra los ocupantes franceses, defendiendo la República de Córcega, proclamada por Pasquale Paoli —padre de la patria corsa— en 1755. Pero tan solo cinco meses después (15 de mayo de 1768), Luis XV de Francia daría por concluida la operación de ocupación y convertiría Córcega en una finca de su patrimonio personal. La investigación historiográfica sostiene que, en aquel convulso escenario de pérdida de libertades y de represión, los Bonaparte transitaron del partido independentista al partido pro-francés. Este cambio de postura explicaría el éxito posterior de los hermanos Bonaparte. La de Napoleón y, también, la de José, que, siguiendo la estela de su hermano, hizo una vertiginosa carrera política en Francia.

¿Qué era José I?

La historiografía nacionalista española ha invertido mil esfuerzos para presentar a José I como uno incapaz. Y esta falacia se ha proyectado profundamente hasta consagrar la imagen de un personaje estúpidamente arrogante, escandalosamente necio y con una afición desmesurada por el alcohol. La realidad, sin embargo, es muy distinta. José, en su juventud, había estudiado Derecho en la Universidad de Pisa, y antes de posar sus nalgas en el trono de Madrid había sido un destacado diplomático al servicio de la República francesa (1796-1804). En este cometido había tenido un papel relevante en varias negociaciones internacionales, especialmente en el Tratado de Amiens (1802), la paz entre la República francesa y la monarquía británica que permitiría a su hermano Napoleón perpetrar el golpe de estado que le conduciría al poder en solitario (1804).

Caricatura española que representa Josep y una citado en el pie referida a la pretendida condición alcohólica del rei(1808). Fuente Wikimedia Commons
Caricatura española que representa a José y una cita en el pie referida a la pretendida condición alcohólica del rey (1808) / Fuente: Wikimedia Commons

¿Era José I un borracho?

En la actualidad hay cierto debate sobre la veracidad y la autoría del mote "Pepe Botella". La historiografía nacionalista española, tradicionalmente, ha sostenido que este apelativo había surgido entre las clases populares más castizas de Madrid. Pero lo cierto es que el régimen bonapartista español nunca fue una amenaza para dichas clases populares. Al contrario, pretendía recortar las distancias entre clases sociales. Por otra parte, nunca nadie ha conseguido demostrar que José I tuviera una afición desmesurada por el alcohol. Pero, en cambio, sí que se ha probado que la aristocracia latifundista y las jerarquías eclesiásticas, que eran radicalmente antirrevolucionarias, promovieron constantes campañas de descrédito del rey, porque veían el régimen bonapartista español como una amenaza a sus privilegios de clase.

¿Era José I un mujeriego?

Hay un detalle sorprendente y revelador que, en gran medida, explicaría la vida y milagros de José en Madrid. Su esposa, la marsellesa Julia Clary, no le acompañó a la ceremonia de coronación (7 de julio de 1808). De hecho, durante los años de reinado de José (1808-1814), Clary nunca se movió de París. Oficialmente, para "defender la posición de José I delante de la cancillería de Napoleón" y, extraoficialmente, porque no tenía el más mínimo interés en reunirse con su marido —el nuevo y flamante rey de España— y posar sus nalgas en el trono de Madrid. Julia no fue nunca coronada. Y José interpretó esa ausencia como la ocasión que le brindaba la posición y el destino para entregarse a una vida disoluta de aventuras escandalosas.

Los marqueses de Monthermoso. Fuente Auñamendi Eusko Enziklopedia
Los marqueses de Monthermoso / Fuente: Auñamendi Eusko Enziklopedia

Las "conquistas" de José I: la Montehermoso

La relación más sonada, por escandalosa, fue la que mantuvo con Pilar Acedo y Sarria, esposa de su asesor militar, Ortuño Aguirre-Zuazo, marqués de Montehermoso. José I obsequió al despechado marido con títulos nobiliarios y recompensas económicas para tener vía libre en el lecho de la esposa. Incluso, adquirió la residencia de los Aguirre-Acedo, en Vitoria-Gasteiz, con cargo al erario público, para tener acceso directo a su "conquista". Esta escandalosa inversión generaría una importante controversia que haría circular por las tabernas de la España bonapartista una "copla" que rezaba "La Montehermoso/ tiene un tintero/ donde moja su pluma/ José primero". Con el transcurso del tiempo, Aguirre-Zuazo moriría (1812), José I abandonaría el trono de Madrid (1814) y la marquesa-viuda perdería el interés por el Bonaparte destronado.

Las "conquistas" de José I: la Jaruco

Pero si la relación con la Acedo fue un escándalo, la que mantuvo con la "salonnière" Maria Teresa Montalvo O'Farrill aún lo fue más. "La cubanita", como era conocida la Montalvo, era esposa de Joaquin de Santa Cruz —conde de Jaruco-, hija de Ignacio Pedro Montalvo Ambulodi —el hombre más rico de la colonia de Cuba— y sobrina del general O'Farrill —ministro de la Guerra en tiempo del rey Carlos IV-. Y desde que había llegado a Madrid (1795) había acumulado una extensa nómina de ilustres amantes: el pintor Goya, el primer ministro Godoy, el embajador Luciano Bonaparte —hermano de José y de Napoleón—, el mismo Napoleón y... finalmente, José. Según algunos historiadores, si José I había empleado cantidades indecentes del erario público para satisfacer a la Acedo, con la Jaruco multiplicó por veinte el gasto.

La Jaruco y su hija la Merlin. Font Pinterest
La Jaruco y su hija la Merlin / Fuente: Pinterest

Las "conquistas" de José I: la Merlin, la Derjeux, la Fineschi...

La prematura muerte de la Jaruco (1812) no desanimó a José. Al contrario, intensificó sus "cacerías" y, poco después de enterrar a "la Cubanita", ya había conseguido la atención y los favores de Mercedes de Santa Cruz y Montalvo, joven hija de la difunta (tenía 20 años) y esposa de Christophe-Antoine Merlin, capitán de su guardia personal. La "conquista" de la Merlin no fue la única del momento. Mientras alimentaba la larga aventura con la Montehermoso de Vitoria, tuvo una intensa y tórrida relación con la Fineschi, una cantante de ópera del Teatro del Príncipe de Madrid y, simultáneamente, también con Nancy Derjeux, la joven esposa de un ambicioso hombre de negocios francés que, aprovechando la buena sintonía de los dos amantes, obtuvo la exclusiva de la provisión al ejército del régimen bonapartista español. José I: cuernos y corrupción.