La viuda de Josep Benet, Florència Ventura, ha abierto la casa donde ha vivido los últimos 70 años, casi todos ellos con su marido, con quien se prometió en 1943. Lo ha hecho para permitir que se hiciera la presentación a la prensa de Com una pàtria. Vida de Josep Benet, de Jordi Amat (Edicions 62). El libro intenta analizar a un personaje mítico de la historia catalana: el político Josep Benet; un hombre que fue uno de los puntales de la resistencia antifranquista, que en las elecciones de 1977 fue el senador más votado de todo el Estado, con más de 1.300.000 votos, y que con la transición fue barrido de las primeras filas de la política catalana.

Benet 1977 pregó de la Mercè al Saló de Cent

1977. Josep Benet pronunciando el pregón de la Mercè en el Saló de Cent. Foto: Archivo Florència Ventura.

Larga obra

Jordi Amat ha tardado casi 10 años en acabar esta obra, que inició en 2008, cuando murió Benet, a propuesta de Xavier Folch, en aquel tiempo editor en 62. Para realizar esta obra Amat ha entrevistado a más de 30 personas, ha consultado abundante bibliografía y ha vaciado varios archivos. Pero, sobre todo, ha pasado mucho tiempo vaciando el fondo de Benet, que según Amat era, "un gran papelero" y guardaba todo tipo de documentos. De hecho, Amat ha encontrado incluso muchos documentos de los tiempos más duros de la resistencia franquista, que no esperaba encontrar porque en ese momento todo el mundo los destruía, y afirma que la colección de documentos de Benet es una auténtica maravilla para los historiadores de la lucha contra la dictadura. Amat, a pesar de todo, apunta que no ha tardado tanto tiempo en hacer el libro por la abundancia de fuentes a consultar, sino que apunta que el principal problema era la complejidad del personaje. Benet apunta que le ha costado mucho realizar este libro, porque Benet cambió mucho a lo largo del tiempo, y porque su papel político fue muy prolongado y mezcló la acción y la reflexión. Amat en esta obra introduce algunos elementos controvertidos que normalmente no se presentan en libros de este tipo: vincula, por ejemplo, la trayectoria política de Benet y los problemas económicos que sufrió este a lo largo de toda su vida, o presenta de forma clara los continuos problemas que hubo las fuerzas de oposición al franquismo por diferencias doctrinales o incluso por problemas personales entre los políticos antifranquistas (por ejemplo, detalla los conflictos entre Benet y Pujol, y entre Benet y Fèlix Millet padre).

Donde Benet no llegó

En 2008 Benet publicó el primer volumen de sus memorias, que sólo abarcaban los años de su infancia y juventud, hasta la guerra civil. Quería continuarlas, pero ya no estuvo a tiempo de publicar más volúmenes, ya que pretendía hacer una tarea muy minuciosa y ambiciosa. Hasta cierto punto, el libro de Amat es una continuación de aquel primer volumen que no tuvo continuación. Los editores del Grup 62 aseguran que el libro Com una pàtria no es una hagiografía. Pero Amat no oculta su fascinación por el personaje. Afirma que Benet "fundió su vida con su patria", y por eso le dio el título: "Como una patria", extraído de un poema de Gabriel Ferrater. Amat apunta que Benet tuvo siempre como prioridad "trabajar por Catalunya", y apunta que fue "Una eminencia gris" "que trabajaba para reconstruir la nación que el proceso político había destruido". El autor lo define como un hombre con una gran valentía, que intentó luchar contra "el monstruo" con la mayor sutilidad, encontrando los puntos débiles de la dictadura para enfrentarse a ella.

​Un hombre discreto

Algunos de los que conocieron a Benet destacan que era un hombre muy discreto, a pesar de tener un gran ego. Era meticuloso, hablaba flojo y mantenía largos silencios. Josep Maria de Sagarra lo definió como el eterno conspirador, "un Fouché en bueno". Amat discrepa ligeramente y apunta fue "un buen Fouché y un mal Maquiavelo". Según él, "no era lo bastante amoral", y eso lo dejó en desventaja frente a sus dos grandes rivales políticos, Tarradellas y Pujol (uno con capital político y el otro con capital financiero). Y a pesar de todo fue un hombre que jugó un papel clave en la resistencia al franquismo: estuvo implicado en casi todas las muestras de oposición al régimen, desde el fin de la guerra civil hasta la muerte del dictador. Participó en la creación de la revista Serra d'Or, en la entronización de la Virgen de Montserrat, en la campaña "Volem bisbes catalans", en la creación de la Asamblea de Catalunya, en la Capuchinada... Incluso fue el abogado defensor de Rosa Santacana, la esposa del líder comunista Joan Comorera (muerto durante su encierro en la prisión de Burgos). Sus actividades políticas le llevaron muchos problemas: detenciones, amenazas, precariedad...Florència Ventura todavía recuerda, incluso, la visita del comisario Creix de la Brigada Político Social, que se sentó en las butacas de su comedor revisando todas sus cosas (repasó incluso la caja de coser).

El trío

benet pujol

Benet forma con Tarradellas y Pujol un trío que fue esencial en Catalunya en el momento de la muerte de Franco. Un trío con unas relaciones muy complejas. Según Amat, Benet había tenido momentos de amistad con Pujol, quien reconocía el magisterio de Benet. A pesar de todo, tuvieron diferencias importantes, como cuando Benet aconsejó a Pujol que no pidiera el indulto por los hechos del Palau y este no le hizo caso. Más tarde hubo momentos de gran distanciamiento entre Benet y Pujol. Amat revela que una vez Benet reprochó a Pujol, por carta, el hecho de enriquecerse con el país mientras él se sacrificaba y se empobrecía. En cambio, Benet siempre sintió una gran desconfianza por Tarradellas, incluso cuando este estaba en el exilio. Tarradellas tampoco simpatizaba con Benet; según Amat, no se gustaban, porque no compartían objetivos, ni la forma de hacer política. La muerte de Franco provocó la ruptura completa entre los tres. A pesar del prestigio de Benet, Tarradellas lo expulsó de la Comisión Negociadora del Estatuto el verano de 1977. Y cuando Tarradellas dejó la Generalitat, Benet, que aspiraba a su Presidencia, vio cómo Pujol se hacía con el cargo. No le sentó bien.

Un hombre decepcionado

Con la transición, Benet fue quedando arrinconado. Apostaba por la ruptura y eso entraba en colisión con buena parte del catalanismo, que se mostró contemporizador con los poderes fácticos. Benet consideraba una aberración que se hablara de restaurar la Generalitat republicana, porque creía que la instauración de la Generalitat no era un acto de ruptura sino un gol que habían colocado los partidarios de la reforma. La marginación política sentó muy mal a Benet. Al fin, Pujol le garantizó la subsistencia al crear el Centre de Historia Contemporánea, del que le dio la dirección. Benet sentía una gran decepción con buena parte de la burguesía, como Millet, Pujol o Vilaseca, porque no le habían ayudado a ganar la presidencia de la Generalitat pese a su compromiso con el país. La viuda afirma, ahora, que Benet se sintió muy desengañado, triste, decepcionado y amargado, porque no se cumplieron sus objetivos pero aclara que no tuvo nada de rencor. Alega que siempre fue una persona "limpia de sentimientos bajos".

Compañero de viaje

Benet venía del catolicismo. Y, a pesar de todo, en los últimos años del franquismo colaboró estrechamente con los comunistas del PSUC (Amat lo define como "la encarnación de la reconciliación nacional"). La clave de eso es que Benet siempre se sintió muy identificado con el pueblo, a diferencia de Pujol, que era mucho más clasista. Amat apunta que Benet se inclinó por el PSUC cuando se dio cuenta de que el catalanismo no podía progresar si no incorporaba al mundo obrero. Él creía que quien mejor podía hacer eso era el PSUC. Y, en plena guerra fría, construyó puentes con los grupos de izquierdas a pesar de ser muy católico (era un hombre muy próximo a la comunidad de Montserrat, porque había pasado por la Escolanía). Amat asegura que Benet se sintió muy feliz el día que vio banderas catalanas en una manifestación de Comisiones Obreras.

Repensar el pasado

El libro de Amat llega en el momento más adecuado. El pujolismo se ha visto muy afectado por el asunto de la Banca Privada de Andorra: Pujol ya no es el mito que habían defendido muchos de sus seguidores. Y Tarradellas, el hombre que jugó un papel clave en la transición, ahora queda arrastrado, también, por el cuestionamiento de la transición. Cada vez hay más gente que considera que la posición de los demócratas fue demasiado tímida durante la transición, en tanto que Tarradellas, por el contrario, había declarado públicamente que "se había ido demasiado lejos". En un tiempo de relectura del pasado, es imprescindible revisar, también, el papel de Benet en la Catalunya del franquismo y de la transición.