Javier Varela Tortajada ha recibido el premio Gaziel de Biografías y Memorias 2016, otorgado por RBA y la Fundación Conde de Barcelona, dotado con 10.000 €, por su libro Eugenio d’Ors, 1881-1954 (RBA). Varela es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UNED, como especialista en pensamiento español contemporáneo. Es autor de El último conquistador: Blasco Ibáñez (1867-1928) y Los intelectuales y el problema español, entre otros libros. Fue alcalde de Torrebaja, en el Rincón de Ademuz (València), por el Partido Popular, de 2007 a 2011. Aprovechando que este jueves presentaba su libro en la sede de RBA, ha sido entrevistado por El Nacional.

Javier Varela   Sergi Alcàzar 26

Usted acaba de publicar una biografía de Eugeni d’Ors, pero afirma no tener ninguna simpatía por él. ¿Por qué le resulta antipático el personaje?
Es difícil simpatizar con él. Sostuvo y defendió las dos ideologías más antipáticas del siglo XX: el nacionalismo y el autoritarismo, un autoritarismo próximo al fascismo. Se creía miembro de una humanidad superior. Era de una vanidad insondable, un vicio muy típico de intelectuales. No es un hombre para simpatizar con él, lo que no excluye la admiración por él como escritor. Era un escritor magnífico, y yo intento separar la calidad literaria del personaje de su significación política.

D'Ors no es un hombre para simpatizar con él, pero era un gran escritor

¿Qué papel jugó Eugeni d’Ors en el nacionalismo catalán?
D’Ors trata de modernizar el nacionalismo catalán, que había nacido muy vinculado a la Iglesia, con Torres i Bages. El primer nacionalismo catalán exaltaba el campo frente a la ciudad, era el nacionalismo de un catolicismo ultraconservador, opuesto a las masas descreídas urbanas barcelonesas… D’Ors trata de modernizar el nacionalismo clerical y conservador.  Y hasta cierto punto lo consigue con el noucentisme, que es un movimiento muy rupturista, que quiere integrar un nuevo proyecto cultural, quiere renovar las artes, librándolas del modernismo… Es un proyecto muy ambicioso.

D’Ors es un individuo que tuvo una evolución política peculiar, ¿no es así?
D’Ors siempre fue un hombre de derechas, en eso hay continuidad. Pero en otros ámbitos su vida se divide en 2 períodos. En la primera fase, al servicio del nacionalismo catalán, inventa una serie de mitos, pues para él el mito es algo que suscita energías, que puede movilizar a la gente. En este período, por ejemplo, difunde el mito del “imperi”, un imperio basado en la Catalunya medieval pero que se proyecta hacia el futuro. Pero hay una ruptura en 1921, cuando es defenestrado de los cargos que ocupa en la Mancomunitat: columnista en La Veu (el periódico de la Lliga), director de instrucción pública…

D’Ors reescribirá los mitos inventados en clave catalana y los pasará al nacionalismo español 

¿Qué le pasa a partir de ese momento?
A partir de 1923 d’Ors reescribirá los mitos inventados en clave catalana y los pasará al nacionalismo español y se encarnarán allí. El imperio ya no será el de los almogávares sino el de los conquistadores de América. D’Ors había creado una figura femenina que encarnaba los valores de la catalanidad: la Ben Plantada. Más tarde reconvierte este mito femenino en Isabel la Católica. Los mismos mitos que habían servido para destacar la separación de Catalunya respecto a España, a partir de este momento servirán para argumentar la unidad de ésta.

Es muy curioso que d’Ors estuviera influido principalmente por el pensamiento de Charles Maurras y de su Action Française, un colectivo que influyó mucho, también, en los militares africanistas como Franco.
D’Ors es un maurrasiano, y también lo es Sánchez Mazas. Charles Maurras tiene mucha influencia en Catalunya. Prat de la Riba era un seguidor de Maurras, y también lo eran muchos discípulos de Eugeni d’Ors.

Javier Varela - Sergi Alcàzar

El darwinismo social es típico de los intelectuales de aquel momento

Eugenio d’Ors parece muy marcado por el darwinismo social.
Es cierto, estuvo muy marcado por él, pero no es el único, ni mucho menos. Esto es típico de los intelectuales de aquel momento. El darwinismo social y su visión jerárquica del mundo es una de las fuentes del imperialismo orsiano. Tras la derrota del 98 se pone de moda la discusión sobre las raíces del éxito y el fracaso de las naciones. Y esto con frecuencia va asociado a una jerarquización de los pueblos. Y no lo digo para exculpar a d’Ors de nada, sino para contextualizar estos discursos.

Usted, pese a todo, rechaza considerar fascista a d’Ors. ¿Por qué?
Aquí existe la mala costumbre de llamar fascista a cualquiera. D’Ors no era un fascista: era un maurrasiano, a pesar de que se pusiera uniformes falangistas. No simpatiza en absoluto con el nacionalsocialismo de Hitler. D’Ors es un hombre partidario de una política autoritaria, pero no exactamente fascista. Aunque fuera afiliado a la Falange. Él cree que el capitalismo es un sistema periclitado y que el parlamento no es eficaz, y apuesta por un sistema autoritario, pero esto es muy común en muchos intelectuales de la época. No era estrictamente un fascista.

El papel relevante de d'Ors en política termina cuando suben al poder los católicos ultramontanos.

¿Qué papel jugó d’Ors durante la guerra?
En 1936 d’Ors está en Francia y pronto se pasa a la España franquista y se establece en Pamplona. Allí continúa su Glosario en ¡Arriba España!, un periódico creado justamente por falangistas orsianos. Pedro Sáinz Rodríguez, ministro de Cultura en la época, lo nombra responsable de Bellas Artes. Durante ese tiempo, Eugeni d’Ors tiene cierta relevancia. Fue incluso nombrado secretario perpetuo del Instituto de España. Pero su papel relevante termina tras la guerra, cuando suben al poder los católicos ultramontanos. Incluso dejó de ser secretario perpetuo del Instituto de España. Mantiene un discreto papel en la cultura franquista a través de su Glosario y a través de sus relaciones con el exterior: siempre que hay un encuentro internacional en temática cultural, los franquistas envían a d’Ors, porque es un hombre ilustrado, que tiene relaciones con intelectuales de toda Europa. Pero en 1945 se acaba el pensamiento imperial, que quieren los falangistas, y se impone el pensamiento sustitutorio de la Hispanidad, que es el que gusta a los ultracatólicos. Y d’Ors se ve pronto desplazado.

Usted asegura que d’Ors fue el intelectual que más influyó en José Antonio…
D’Ors es uno de los intelectuales que influye más en José Antonio Primo de Rivera, por sí mismoo a través de discípulos como Rafael Sánchez Mazas. Hay que leer a José Antonio, que no era un mal escritor, para verlo claramente. En un artículo, por ejemplo, “La gaita y la lira” José Antonio opone el localismo y el patriotismo local, que encarna la gaita, con el cosmopolitismo de la lira. Alega que frente al patriotismo local, cerrado, el patriotismo falangista es abierto y está basado en la grandeza del imperio. Está basado directamente en las antinomias de D’Ors. Es un artículo muy orsiano.

¿La eterna vocación d’Eugeni d’Ors fue la de intelectual orgánico?
Sí, pero es que Catalunya está llena de este tipo de figuras. En esa época hay una gran diferencia entre los intelectuales catalanes y los de Madrid. Prat de la Riba enroló muy pronto a los intelectuales en las empresas culturales y también en actividades no culturales: en la Diputació, en la Mancomunitat… Todos los discípulos de d’Ors no sólo son escritores, son funcionarios, tienen cargos… A diferencia de los intelectuales de Madrid, medio bohemios… La sociedad intelectual de Catalunya está mucho más caracterizada por los intelectuales orgánicos. Prat de Riba tenía mucho tacto para tratar con los intelectuales y gracias a esto ellos le idolatraban. El modelo de Eugeni d’Ors era Goethe, un intelectual con un papel oficial relevante. En su época catalana, él se veía como un Goethe catalán.

Javier Varela   Sergi Alcàzar 27

D'Ors es tan vanidoso que cree que el triunfo en la guerra Franco se lo debe a él

Tras el triunfo de Franco, ¿d’Ors obtuvo el reconocimiento con el que soñaba?
En la posguerra él no suele elogiar a Franco, a diferencia de otros personajes de la época como Luis de Galinsoga. Yo creo que es tan vanidoso que cree que el triunfo en la guerra Franco se lo debe a él. En Pamplona, cuando Franco fue a visitar la ciudad en plena guerra, d’Ors esperaba que le fuera a visitar. Cuando le dijeron que no podía esperar que un jefe de Estado fuera a ver a un escritor, él adujo que Napoleón había visitado a Goethe. Alguien objetó que él no era Goethe, a lo que él respondió: “Y Franco no es Napoleón”.

Eugeni d’Ors tuvo, cuando era joven, grandes sueños de modernidad, ¿cómo pudo terminar de intelectual de un régimen como el franquismo?
Yo creo que d’Ors, en ese entorno no puede sentirse cómodo. Creo que hacia el 1944-45 cuando pierde los cargos que disfrutó de forma efímera, experimenta un cierto repliegue, hacia su casa. Alquila un caserón y allí hace las grandes fiestas e intenta influir sobre su círculo. Ironiza mucho sobre lo paleto que es el régimen, pero no se desmarca de él.

Apunta que pese a todo protegió y promocionó a muchos republicanos o disidentes, como el pintor Zabaleta o el mismo Gaziel…
D’Ors en el momento de reaccionarismo más cerril es un promotor cultural moderno. Es muy entendido en arte, conoce a artistas europeos, abre puertas a nuevos creadores, consigue renovar el mundo cultural... Esto es un punto a favor suyo. Incluso promocionó a Tàpies, quien habla muy bien de d’Ors en sus memorias.

En Catalunya d’Ors siempre ha sido un maldito, ha encarnado el prototipo del traidor

No se habla mucho de d’Ors últimamente…
En Catalunya d’Ors siempre ha sido un maldito, ha encarnado el prototipo del traidor. Era un separatista y de repente no sólo traiciona la causa política, sino que abandona el catalán como lengua de expresión. La mayoría del mundo intelectual catalán, aquí o en el exilio, no le perdonan su cambio. Sólo algunos de los más jóvenes tendrán relación con él. Será un personaje sometido a censura hasta nuestros días. Hace dos años hubo un intento de hacer una exposición sobre d’Ors y cuando estaba a punto, con el catálogo hecho y todo, se suspendió porque no se encontró local. D’Ors sufre censura hasta ahora, como Sánchez Mazas, otro personaje que fue un gran escritor y que goza de poco aprecio por su calidad de falangista.