Tolosa de Languedoc (Occitania-Francia), 10 de marzo de 1762. Hace 259 años. Jan Calas, de profesión tendero y de confesión protestante, moría quemado en la hoguera. Se le había acusado de matar a su hijo Marc-Antoine. La ejecución de Jan Calas fue la culminación de un proceso judicial totalmente irregular, fabricado con confesiones arrancadas con torturas, y con falsos testimonios aportados por los propios vecinos y clientes del acusado. En definitiva, una brutal condena dictada con el único propósito de satisfacer el clima de fanatismo religioso y de excitación social que, en medio de un escenario de profunda crisis económica, invadía a la sociedad francesa del momento.

¿Quién era Jan Calas?

Jan Calas era un tendero textil nacido el 19/03/1698 en La Cabareda, un pequeño pueblo de la zona interior y montañosa del Languedoc situado a 100 kilómetros en el este de Tolosa; la gran capital del territorio. Calas procedía de un entorno familiar y social de habla y cultura occitana, y de religión calvinista. Por lo tanto, no se ajustaba al perfil francófono y católico que el poder pretendía imponer en Francia desde el reinado de Luis XIV (1643-1715). No obstante, Calas no se encogió nunca, y en 1722, con veinticuatro años de edad, creaba una pequeña tienda de venta de tejidos en Tolosa, en la calle de los Hiladores, 50. Unos años después, en 1731, se casaría con Anne-Rose Cabibel, de Tolosa, y de confesión calvinista.

Mapa de Francia (siglo XVIII). Fuente Bibliothèque Nationale de France

Mapa de Francia (siglo XVIII). Fuente: Bibliothèque Nationale de France

¿Quiénes eran los calvinistas?

Los calvinistas, en Francia peyorativamente denominados "hugonotes", eran una minoría religiosa relativamente tolerada pero, al mismo tiempo, estrechamente vigilada. El calvinismo era una doctrina cristiana formulada por Jean Calvin (de aquí viene el nombre) coincidiendo con la etapa de aparición de las iglesias reformistas (principios del siglo XVI). Y que, para explicarlo de una manera muy resumida, predicaba que el hombre está predestinado a la salvación o a la perdición desde el mismo momento en que nace. Esta predestinación es la que marcará el camino en la vida de cada persona. Desde el siglo XVI, el calvinismo se había extendido con mucha fuerza, reveladoramente, sobre el antiguo territorio de los cátaros.

Vista de Tolosa (siglo XVIII). Fuente Archivos Municipales de Tolosa

Vista de Tolosa (siglo XVIII). Fuente: Archivos Municipales de Tolosa

¿Que pasó en casa de los Calas?

La pareja formada por Jan y Anne-Rose tuvieron seis hijos: cuatro chicos (Marc-Antoine, Pierre, Louis y Donat); y dos chicas (Anne y Anne-Rose); que se criaron en la casa del negocio familiar. Durante aquellos primeros años no hay ningún dato destacable. Sin embargo, en cambio, a partir de cierto momento los Calas aparecen en el punto de mira del régimen. El 18/05/1759, Marc-Antoine -el primogénito- se gradúa en leyes, pero las autoridades locales le prohíben el ejercicio de su actividad a causa de su confesión religiosa. Y el 24/01/1761, de nuevo las autoridades locales, abren una investigación, acusando a Jan de impedir que sus hijos se conviertan "voluntariamente" al catolicismo.

La muerte del primogénito

El 13/10/1761, Marc-Antoine se suicidaba colgándose en una viga del techo de la tienda. Y en este punto se donde se precipita la tragedia de los Calas. En aquella época, el régimen prohibía el entierro de los suicidas en los cementerios; y Jan, el cabeza de familia, para evitar que el cuerpo de su hijo acabara soterrado en cualquier lugar, decide disfrazar aquella muerte como un crimen. Con lo que no contaba se que, desde el primer momento, la policía lo señalaría como el único sospechoso. Durante las semanas posteriores a la muerte de Marc-Antoine, los aparatos policial, judicial, gubernativo y eclesiástico fabricaron una acusación que tenía un claro objetivo: convertir a Jan en un escarmiento público.

El testigo de vecinos y clientes

Para fabricar aquella causa, las autoridades se valieron de los testigo de los vecinos y, principalmente, de los clientes de Jan Calas. La instrucción se rellenó de falsos testimonios de personas que, embriagados de fanatismo y odio, juraban y perjuraban que los Calas tenían sometidos los hijos a un régimen de terror religioso. Entre estas declaraciones había, por ejemplo, algunas que afirmaban que habían recluido a Louis en la bodega -en pan y agua- porque cuestionaba los preceptos de "la herejía familiar". Y abundaban las que declaraban haber oído a Jan jurar que mataría su hijo Marc-Antoine si este se convertía al catolicismo.

Representación del interrogatorio en la familia Calas (1762). Fuente Bibliothèque Nationale de France (1)

Representación del interrogatorio en la família Calas (1762). Fuente: Bibliothèque Nationale de France

¿Qué pasó con los Calas?

El 18/11/1761, treinta y cinco días después del suicidio de Marc-Antoine, la policía detenía y encarcelaba a Jan. Allí estuvo hasta que los torturadores obtuvieron la confesión que querían. Finalmente el 9 de marzo de 1762, casi cuatro meses después, las autoridades ordenaban la ejecución. Al día siguiente Jan fue trasladado a la plaza de Sant Jordi y destripado públicamente encima de la "rueda de dar tormento". Acto seguido, todavía vivo, sería quemado sobre una hoguera. El resto de la familia fue absuelto. Pero les confiscaron todos los bienes. Los hijos fueron desterrados; y la madre, las hijas, y la sirvienta fueron recluidas en un convento.

Representación de la ejecución de Jan Calas (1762). Fuente Wkimedia Commons

Representación de la ejecución de Jan Calas (1762). Fuente: Wkimedia Commons

Voltaire y el caso Calas

La ejecución de Calas fue convertida en un gran espectáculo que congregó a un numeroso público. Los vecinos y los clientes de los Calas, también. No obstante, aquel caso no se acabó aquí. La determinación de Pierre, el segundo hijo de los Calas, lo impidió. Pierre viajó hasta Ginebra y se entrevistó con Voltaire que, después de conocer el caso con profundidad, inició una campaña de denuncia y lo convirtió en un escándalo monumental. El régimen reculó. Nadie podría devolver a la vida Jan y Marc-Antoine; y nadie podría hacer olvidar el sufrimiento a la familia Calas. Pero no procesaron a nadie. Se limitaron a rehabilitar la figura de Jan y a compensar económicamente a los Calas.