Hace ya tiempo, demasiado tiempo, que ha emergido de las cavernas virtuales una crítica (?) cinematográfica y televisiva basada en el titular efectista y la condena instantánea, especialmente encarnizada cuando se trata de lo que se percibe como mainstream y cuenta con una legión de seguidores entusiastas. Marvel es una de las dianas preferidas de estos analistas de sofá. Lo habréis notado porque cuando el producto no está ni estrenado ya han emitido el veredicto y sus invectivas tienen más que ver con la marca que con el contenido concreto. Ironheart no fue una excepción.

Era mala por decreto, en definitiva, hasta tal punto que defenderla parece un acto de fe

Una sentencia preventiva (errónea)

La nueva serie de Marvel, sobre un personaje hasta ahora secundario en la UCM, no llevaba ni una hora en el catálogo de Disney Plus y ya te encontrabas comentarios apocalípticos en las redes. Un hate desfermado que apestava a opinión preventiva y que, naturalmente, repercutía en las puntuaciones de los portales especializados. Era mala por decreto, en definitiva, hasta tal punto que defenderla parece un acto de fe. Pero lo más curioso del caso es que Ironheart no solo no es mala (entre otras cosas, parafraseando el título, porque tiene corazón) sino que justamente es una inteligente relectura de Iron Man centrada en quienes no tienen grandes fortunas para convertirse en superhéroes y, lo más importante, que dispara con gracia contra los megalómanos como Elon Musk y sus seguidores demenciales y acríticos. Por tanto, tanta aversión a la serie da un valor añadido a su discurso, perfectamente resumido en una escena en la que la protagonista (¡gran Dominique Thorne!) le espeta a su interlocutor hombre y blanco que las oportunidades, él, las tiene desde que nació.

Foto Ironheart 2

Fotograma de la serie Ironheart

 

A diferencia de la mayoría de series recientes de Marvel, que no dejan de ser películas alargadas y fragmentadas, Ironheart se resiente de tener sólo seis episodios

Destino de superheroína

La protagonista, Riri Williams, entró en el MIT gracias a la armadura que le vimos lucir en la segunda entrega de Black Panther, que la convirtió en la gran heredera del legado creativo de Tony Stark. Pero sus problemas de disciplina y un desafortunado incidente la llevan de vuelta a casa, en Chicago, y le obligan a poner su brillo al servicio de trabajos al margen de la ley. Así se suma a una pandilla de atracadores liderada por el enigmático Parker Robbins. Primero lo ve como una forma de ganar dinero rápido y poder demostrar al mundo que la genialidad no depende de un gran apellido ni de una gran fortuna. Pero cuando se da cuenta de que se acaba de meter en un lío más peligroso de lo que se pensaba, tendrá que convertirse en la superheroína que está llamada a ser.

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Fotograma de la sèrie Ironheart

Es un entretenimiento que acierta a la hora de construir el conflicto de la protagonista y saca provecho de sus aires de contrapunto urbano y niños de Iron Man

Una serie que se hace corta

A diferencia de la mayoría de series recientes de Marvel, que no dejaban de ser películas alargadas y fragmentadas, Ironheart acaba resintiéndose de tener solo seis episodios. Se pasa de esquemática en algunas subtramas y hay algunos personajes que merecían un arco dramático más definido. Pero más allá de esto, es un entretenimiento muy notable que acierta a la hora de construir el conflicto de su protagonista y que sabe sacar provecho a sus aires de contrapunto urbano y canalla de Iron Man --saga, por cierto, con la que sabe fluctuar gracias a un giro bien articulado. Sea como fuere, Ironheart no cambiará la historia de las plataformas y no gustará a los esnobs de sobremesa, pero es una de esas series que lamentas no haber visto cuando eras adolescente y te emocionabas con cualquier cosa que hiciera pinta de viñeta.