Et vaig donar ulls i vas mirar les tenebres (Anagrama), de Irene Solà, ha ganado el Premio Finestres de narrativa en catalán, mientras que El último día de la vida anterior (Anagrama), de Andrés Barba, lo ha hecho en castellano. Por su parte, Nadia Hafid ha resultado premiada con el Premio Finestres de Cómic en catalán por Mala olor, mientras que Emma Casadevall ha recibido la Mención al Talento Nove del Premio Finestres de Cómic en catalán por su obra Lignit. La dotación de cada uno de los galardones es de 25.000 euros y de 15.000 euros en el caso de la mención. Mal olor y Lignit serán publicados en 2025.

El jurado del Premio Finestres de Narrativa en catalán, formado por Marina Espasa, Anna Guitart, Mara Faye Lethem, Pedro Antoni Pons y Gemma Medina, ha otorgado el Premio Finestres de Narrativa 2023 a la última obra de Irene Solà (Malla, 1990), Et vaig donar ulls i vas mirar les tenebres La misma autora ha recordado que se trata de una novela de fantasmas, que desde un presente recuerdan y cuentan su historia, la de las Guilleries, y también la de la casa en la que se encuentran.

A pesar de estar llena de figuras no corporales, según la autora "es también una novela muy carnal", con un interés matérico con constantes alusiones a los cuerpos, la oscuridad, el paisaje, y referencias a los olores, malos olores y todo tipo de sensaciones. "Habla de la memoria, de qué olvidamos y qué recordamos, cómo narramos el recuerdo y cómo lo transformamos", aseguró, "todo junto a una mirada contemporánea y crítica que se interesa por la oscuridad, pero lo entiende como un espacio de posibilidades, de refugio, de placer y de vida".

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Foto: ACN

En cuanto al Premio Finestres de Narrativa en castellano ha recaído este año en manos de Andrés Barba (Madrid, 1975), por su novela El último día de la vida anterior. En ese caso, el jurado estaba formado por Jordi Costa, Mathias Enard, Camila Enrich, Mariana Enriquez y Carlos Zanón. Barba ha explicado que la idea principal de su libro le había acompañado durante mucho tiempo, pero que no fue hasta después de la pandemia que pudo entenderla.

Irene Solà: "Habla de la memoria, de qué olvidamos y qué recordamos, cómo narramos el recuerdo y cómo lo transformamos"

"Contenía una metáfora, pero no sabía cuál era su significado. Una imagen de gran densidad, que intenté abordar en muchas ocasiones", reconoce. La experiencia colectiva del cierre de la covid le abrió las puertas a lo que había estado buscando: el hecho de que alguien que está atrapado en un episodio traumático sólo puede salir ayudado por otra persona. Por otro lado, entrar en este género fantasmal le resultó estimulante. "Hay una especie de regreso a la ficción después de un boom global de la literatura del yo", opinó.

El Premio Finestres de Cómic en catalán ha sido este año por Mala olor de Nadia Hafid (Terrassa, 1990). El jurado estaba formado por Jordi Canyissà, Núria Tamarit, Adrià Turina, Lluïsa Pardo y Montserrat Terrones, que ha decidido por unanimidad premiar una historia de carácter social de rabiosa actualidad que interpela al lector de forma directa sobre el mundo y le invita a reflexionar sobre ellos. Todo ello a través de un lenguaje innovador y contemporáneo.

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Foto: ACN

La ilustradora y dibujante se ha mostrado orgullosa de poder entrar a formar parte de uno de los catálogos más "prestigiosos" del país, además de publicar su tercera obra en su lengua materna, el catalán. Sin embargo, ha querido dejar claro que "lamentablemente" la mayoría de autores no "pueden vivir" de su arte, y que muchos deben trabajar en lo que realmente les gusta durante su tiempo libre. "Tengo muchos compañeros que no pueden dedicarse al dibujo como profesión principal", ha denunciado.

Nadia Hafid: "Tengo muchos compañeros que no pueden dedicarse al dibujo como profesión principal

Por último, el propio jurado ha otorgado la Mención al Talento Novel a la ilustradora Emma Casadevall (Barcelona, 1995) por su propuesta de cómic Lignit. En éste, la autora indaga en la historia de las explotaciones mineras en Cataluña, enlazándola con los cambios sufridos por el territorio y por la dura realidad de sus habitantes. Un relato humano con un extenso trabajo de documentación detrás. Casadevall aseguró que queda con ganas de terminar el proyecto que, junto con Mala olor, verá la luz en 2025.