La Diagonal parece ser un emblema de la planificación barcelonesa, una avenida cartesiana, que podría ser todo un símbolo de orden geométrico. Pues resulta que no todo esto es tan evidente. Lo pone de manifiesto el arquitecto Jesús Portavella i Isidoro, especialista en historia de Barcelona, en su libro Història d'un desgavell. La desconstrucció de la gran via Diagonal, publicado por el Ayuntamiento de Barcelona. Una obra en que pone de manifiesto todas las tramas oscuras vinculadas a la creación de esta gran avenida barcelonesa. Una historia en la que no faltan el tráfico de influencias, la desidia administrativa, los rencores entre funcionarios y los errores debidos a la incompetencia de los operarios. Un libro real como la vida misma.

Barcelona absorbe el pueblos del plan|plano. Plano Eixample Barcelona. Cerdà. Font Viquipedia

Reducir los 50 metros

En la zona del Cinc d'Oros, la Diagonal vio cómo se reducía su anchura en casi tres metros. El responsable de la modificación fue el Ayuntamiento de Gràcia que permitió avanzar el límite de sus terrenos a los herederos de Antoni Salvadó i Prim, lo que posteriormente facilitaría que el resto de propietarios alinearan sus edificios, en esta zona, más adelante de lo que correspondería. Es por eso que la acera de la Diagonal es especialmente estrecha. La Diagonal, pues, no tiene los 50 metros que había planificado Cerdà, sino un poco más de 47.

Casa de los Pinchos actual (1)

Foto: La Casa de les Punxes, 2016.

Una recta con ángulos

Portavella también denuncia que entre1864 y 1879, cuando Cerdà ya no controlaba el proceso de construcción y residía en Madrid (estigmatizado por los poderes barceloneses), la Diagonal sufrió un cambio de ángulo. Este cambio estaría provocado, según Portavella, a un error en el uso del teodolito, que haría que la Diagonal en realidad tuviera un ligero punto de inflexión, que separaría la Diagonal de la Dreta de l'Eixample de la Diagonal de l'Esquerra de l'Eixample. Esta desviación provocaría que en su parte superior la Diagonal tuviera un pequeño desplazamiento hacia el mar, y eso provocó que se derribaran unas cuantas masías de Les Corts que Cerdà había previsto salvar.

El Ayuntamiento en guerra contra Cerdà

Buena parte de los problemas en el trazado de la Diagonal se debieron al rechazo de los ayuntamientos implicados en el Pla Cerdà (en realidad, en Barcelona se había escogido el proyecto urbanístico de ensanche de Rovira y Trias, pero desde Madrid, finalmente, se impuso el plan de Cerdà). Los hitos puestos por Cerdà fueron destruidos. Y el Ayuntamiento de Gràcia dio licencias para construir edificios cinco años después de la aprobación del Plan Cerdà, como en el caso de la fábrica Vilumara; sus propietarios, posteriormente, recibieron una fuerte indemnización: con dinero público, obviamente. De hecho, Cerdà tuvo que enfrentare con la hostilidad de buena parte del mundo arquitectónico y político catalán.

1024px Plaza Glòries con jardines Avecendrell Wikipedia

Foto: Avecendrell.

La madre del cordero

Portavella también revela que uno de los eternos problemas del urbanismo barcelonés, el de la plaza de las Glòries, podría tener su origen en la falta de seguimiento de las directrices de Cerdà. La construcción del eje ferroviario que pasaba junto a la plaza obligó a ciertos reajustes, también en las alineaciones, en el diseño de la Diagonal Mar, en los años 1920.

Una historia que es la historia del país

Portavella acaba su libro explicando que la Gran Vía Diagonal (como figura en los planos iniciales) tuvo muchos nombres. Se llamó Argüelles, Nacionalitat Catalana, Alfons XIII, Catorze d'Abril, Generalísimo Franco y, finalmente, avenida Diagonal.

Un pasado muy presente

Esta historia de la Diagonal nos remonta a unos hechos pasados que podrían sonarnos muy actuales. La grandeza del proyecto de Cerdà acabaría, al fin, chocando con errores técnicos y mediocridades burocráticas, pero también acabaría enfrentándose a unos intereses económicos dispuestos a sacar el máximo rendimiento de la operación urbanística. Que la Diagonal no fuera tan recta no es nada, a nivel de impacto urbanístico, comparado con el aprovechamiento especulativo de las manzanas, lo que dio lugar a que desaparecieran todos los patios interiores y que todo el Eixample acabara densamente construido. Además, muy pronto los edificios sobrepasaron en altura lo previsto mediante las llamadas remuntes (que en muchos casos aumentaron en dos pisos la altura de los edificios). La Barcelona que quedó estaba muy lejos de la pensada por Cerdà.

 

Foto de portada: Alhzeiia.