El historiador y editor Gonzalo Pontón recibirá el título de doctor honoris causa por la Universitat Pompeu Fabra (UPF) este martes, 22 de octubre. De esta forma, la comunidad académica quiere reconocer a un editor de referencia, que fundó la editorial Crítica, que pasó por Ariel y por Paidós, y que ahora lleva Pasado & Presente. Lo entrevistamos en su despacho de la editorial, que lleva con la ayuda de sus hijos, y en la que sigue trabajando, con tanta pasión como conocimiento.

 

¿Porque alguien se dedica a hacer de editor?

He pasado 55 años trabajando en el mundo editorial, desde que tenía 20. Yo puedo hablar de mi experiencia, como editor de libros de ciencia, y puedo hablar sólo de este sector... Hay una cosa a la que yo siempre le doy vueltas: mi tarea editorial está totalmente conectada con un intento de enviar información y reflexión al país. Yo he tratado de construir una especie de mosaico, con libros de historia, pero también con todo tipo de libros de ciencia, política, economía... He intentado hacer una propuesta de conocimiento, de formación hacia la sociedad española... Mi intención es esta. Después, habré conseguido lo que habré conseguido.

No debe ser fácil vender libros de ciencia...

Todo este sector del libro está vinculado a un mercado (porque el editor tiene que pensar en el mercado) que es muy inelástico, mucho más que la ficción... ¿Qué quiero decir? Los grandes editores del siglo XVIII que publicaban libros de ciencia (filosofía, sobre todo), hacían unas tiradas de 1.500 a 2.000 ejemplares. En España, en la época, había unos 7.000.000 de personas, con una tasa de analfabetismo del 85%. Y el país no tenía estructuras de distribución de libros: los vendían los marchantes de puerta a puerta. 300 años después, con una población de 46 millones, con una tasa de analfabetismo despreciable, y con una increíble infraestructura de información y comunicación y de venta de libros, las ventas siguen siendo las mismas. Y eso no pasa en ningún otro país civilizado de Europa. Es un elemento para reflexionar. También tenemos que pensar cómo puede ser que en España se publique tanto como en Alemania si tenemos el mercado que tenemos. Antes teníamos la excusa del mercado latinoamericano, y se creía en la solución mágica de las ventas americanas... Pero eso es mentira. ¿Dónde van a parar los libros que no se han vendido, que son millones?

¿La crisis perjudicó especialmente al sector del libro?

Cuando se produjo la recesión de 2008, la caída en la venta de libros llegó al 40%. En lo que se considera la recuperación, sólo se ha recuperado la mitad del público perdido, a nivel de gremio... Hay que reflexionar al respecto. Se tiene que intentar comprender qué se puede hacer... Sobre todo si añadimos que hay un cuadro oscuro y preocupante a nivel educativo, aunque esta no sea una preocupación de los políticos. La formación de la sociedad de un país me parece bastante importante para que se le dedique más atención por parte de los gobiernos. Cada gobierno, del color que sea, ha hecho un plan de educación diferente... Eso quiere decir que no tienen claro qué educación se tiene que facilitar a la gente. En mi modesta opinión, todos los ministros se han encontrado con el mismo dilema: ¿enseñamos a los alumnos a ser personas o a buscar trabajo? No han hecho lo primero, y si han optado por lo segundo han fracasado. Dicen: "esta es la generación más preparada de la historia"; pero es la más titulada, no la más preparada... Hay un gran autoengaño... El problema de la formación, aquí, me parece gravísimo.

La creación de conocimiento es un camino inseguro hacia la igualdad, pero quizás es el único que hay

Gonzalo Pontón 1 Eugènia Anglès

¿Porque cree que pasa eso?

La creación de conocimiento es un camino inseguro hacia la igualdad, pero quizás es lo único que hay. Y tengo la sospecha de que eso que nos está pasando no es una casualidad. Quizás no quieren que la gente aprenda. Es como en tiempo de los filósofos ilustrados, que no querían que los campesinos aprendieran a leer, porque si no, dejarían el campo y no trabajarían...

Definían Crítica como una editorial "para la cultura necesaria". ¿Porque este título?

"Cultura necesaria" es una expresión que solía usar Vázquez Montalbán. Yo a los 20 años empecé a trabajar en Ariel, donde pasé todas las desgracias de publicar en el franquismo, la censura y todo esto. Y cuando Franco se estaba muriendo busqué financiación para fundar una editorial más arriesgada, donde se pudiera publicar lo que hasta entonces no se había podido editar. Y Crítica salió en 1976, gracias a la ayuda de Joan Grijalbo... Hasta que en 1998 la compraron unos italianos, para después pasar a José Manuel Lara. Él me puso en la dirección de Paidós y Ariel, que compaginé con la dirección de Crítica, que siempre he dirigido personalmente.

Edito aquello que creo que la gente necesita para intentar interpretar el mundo

Ha reclamado a menudo la necesidad de "crear pensamiento. ¿Este es el objetivo de Pasado & Presente?

Es esta intención, la misma que ya tenía en Crítica. Quería rescatar obras clásicas que estaban vigentes y encontrar lo mejor de los libros que se publican en todo el mundo. Buscaba títulos de historia, obviamente, pero también de economía, de ciencia, de filosofía... Edito lo que creo que la gente necesita para intentar interpretar el mundo. Y si hay alguien que intente cambiarlo, allá él. Espero que le vaya mejor que a mí, que intenté acabar con Franco y se murió en la cama. El hecho de pensar por uno mismo da libertad y capacidad de comprender este mundo. Si la gente no piensa, no reflexiona, es difícil que el mundo mejore.

¿No cree que para que la gente aprenda hace falta primero que quiera aprender?

Sí. He publicado unos 2.500 libros a mi vida, y cuando se habla de las fake news y los problemas para distinguir la verdad de la mentira en los medios, pienso que en todo eso hay un punto de pereza, una pereza que se tiene que vencer. Porque todo está en los libros. Cuando este animal de Ortega Smith dice que las 13 Rosas violaban y estas burradas, hay que destacar que se ha publicado, con muchas pruebas, que esto no fue así. Si alguien se cree a este señor es, como mínimo, porque tiene pereza de leer... Si fuéramos un pueblo civilizado la gente diría que eso es un disparate, no haría falta que los periódicos lo metieran en portada. Sería tan bestia como si dijera que no hay que respirar... Esta estupidez sale en los medios porque estos son conscientes de la gran ignorancia de la gente. Hay mucha gente que vota a Vox, o al PP o a Ciudadanos que se han creído sinceramente lo que dice Ortega Smith, pero lo hacen porque no tienen conocimiento. Y esta falta de conocimientos existe en España, y existe en Catalunya, no nos pensemos que somos mejores...

Después de dedicar una vida al conocimiento, me siento frustrado

Gonzalo Pontón 02 Eugènia Anglès

Pero mucha gente se interesa por la historia y habla de ella, en los últimos tiempos...

Tenemos que hablar con un cierto respeto por lo que dice la ciencia. Con la historia todo el mundo se atreve... Es como el fútbol, todo el mundo tiene una opinión... Pero no se trata de tener una opinión, sino de tener un cierto conocimiento. Y yo he dedicado una vida al conocimiento. Y sí, me siento frustrado. Te respondo la pregunta que no me haces...

¿Cómo decide si vale la pena editar una obra?

Por el valor de la obra. Me interesa, sobre todo, si la obra aporta alguna cosa: si descubre alguna cosa nueva, si matiza alguna cosa que no sabíamos... Si aporta elementos de reflexión y de crítica, yo publico esta obra. Evidentemente, miro la cuestión de las ventas... Intento que los libros se vendan... Y estoy condicionado porque vivimos en un mundo capitalista. Ha habido algún libro muy y muy importante que no he podido publicar porque sabía que no se vendería. Hay libros que me costaría una fortuna publicarlos y de los que vendería 400 ejemplares. No puedo rehuir el hecho de que estoy en una economía de mercado, pero siempre priorizo este intento de hacer la cultura necesaria.

Si estamos en democracia y podemos abrir la sepultura de Franco, también podríamos abrir los archivos que están cerrados

En su catálogo están muy presentes las obras sobre el franquismo. ¿Hace falta seguir investigándolo y publicando sobre él?

Los que quieren enterrar el franquismo es la derecha conservadora de toda la vida. El mundo reaccionario sólo se interesa por el pasado cuando ellos pueden manipular la historia y explicar lo que quieren explicar. Lamentablemente, del franquismo todavía hay muchas cosas que no sabemos. No todos los archivos están abiertos y los investigadores no pueden acceder a ellos. Y hay informaciones que han desaparecido porque algunos ministros se llevaron los documentos en su casa. Queda mucho para saber. Si estamos en democracia y podemos abrir la sepultura de Franco, también podríamos abrir los archivos que están cerrados e ir a buscar los archivos que los ministros que se llevaron a casa. Y también reclamar las responsabilidades necesarias.

¿Es cierto que Crítica fue procesada y condenada por editar a Pierre Vilar?

En aquel caso nos condenaron a inhabilitación por hacer una publicación no autorizada de Pierre Vilar. Estábamos editando clandestinamente: tiramos el libro en un fin de semana y lo guardamos en el taller de un vidriero. Pero al día siguiente llegó la policía y lo requisó. Debió haber un chivatazo (y nunca hemos sabido quién se podría haber chivado). Todavía tuvimos suerte de contar con una defensa excepcional: nos defendió Octavio Fernández Victoria. Si llegamos a tener otro abogado, nos hubiera podido ir peor.

¿Cree que los editores volverán a verse afectados por una revitalización de la censura?

La censura siempre está ahí. La censura franquista era brutal, primitiva... Yo, en Ariel, viajaba a Madrid, y había un tipo con bolígrafo rojo que marcaba lo que no se podía publicar. Era así: la misma censura que durante la guerra. No creo que pueda volver a existir este tipo de censura. Pero siempre hay otra censura, que tiene que ver con una especie de autocensura... Ya no hay censura por la barbarie fascista, pero hay una cierta censura ambiental que lleva a la gente a ser políticamente correcta. Ser políticamente correcto es una forma de censura.

Los intereses económicos lógicos en la sociedad capitalista contribuyen a una especie de censura

¿Y no hay condicionantes económicos a la libertad de expresión?

Mientras siga habiendo este sistema económico, creo que siempre habrá censura. No creo que en La Vanguardia se permita un ataque directo y frontal a La Caixa. No porque sus directores sean amigos, sino porque los de La Vanguardia les deben mucho dinero de los préstamos que han recibido. Los intereses económicos lógicos en la sociedad capitalista contribuyen a una especie de censura. Y el mercado genera otra. El editor no tiene la venta en sus manos. Hay grandes tinglados de compra, que deciden si un libro se vende o no... Si ellos lo impulsan, sale bien. Hay un conjunto de elementos que llevan a la censura: no hace falta que sea la censura brutal de Franco y Serrano Suñer.

Después de jubilarse como editor escribió y publicó La lucha por la desigualdad, un libro que tuvo magníficas críticas. ¿Con eso ha satisfecho su ambición como autor, o está trabajando en otros libros?

Cuando me jubilé, por el contrato que había firmado con Planeta, me tuve que pasar dos años sin hacer una editorial. Y me dediqué a trabajar a todas horas en mi libro: fue para mí como el maná para Israel. Dos años sabáticos, a los que añadí siete años más en que estuve trabajando en el libro de forma menos intensa. Desde que lo acabé, me puse con otro libro de historia, que todavía es mucho más ambicioso que este.... No creo que lo acabe antes de 2021... Y será un libraco: me está quedando muy extenso. Me ha ido muy bien tener dos años de libertad, y me ha ido muy bien que Pasado & Presente la lleven mis hijos, sobre todo Ferran. Eso me permite trabajar en casa, no moverme mucho... Aquí, en la editorial, sólo me necesitan de vez en cuando. Tengo más tiempo libre y pretendo seguir escribiendo... Y cuando acabe el libro que estoy haciendo, en 2021, ya tengo previsto cómo será el tercero.

Se publican muchos libros académicos que no interesan nada a la gente

¿Qué opina de que hoy en día los profesores prioricen la publicación de un artículo en una revista norteamericana que un libro en su editorial?

Yo lo entiendo. A los profesores les aporta más en su currículum publicar en una revista en inglés que hacer un libro como el que escribí yo. Un profesor, con el trabajo que hace y lo poco que gana, ¿cómo le puede dedicar 6 o 7 años a una investigación para hacer un libro? Eso no le aportará nada, desde un punto de vista de la academia. Publicar un gran libro va contra sus intereses. Pero hay una cosa más preocupante: buena parte de los académicos españoles muy a menudo no saben hacer libros que interesen a la gente, quizás por la endogamia y las exigencias feudales de la universidad española. En otros lugares, como en Gran Bretaña, cuando un profesor llega a estar asentado, ya ha consolidado su plaza, quiere transmitir la sabiduría que ha adquirido a un público general. En Gran Bretaña tienes que saber divulgar, como lo hacen Beevor, Preston, Gibson, Elliott... Venden miles y miles de libros... Saben explicar la historia para un público general sin perder el valor científico que han cultivado durante años. Saben tener gracia, tienen gancho... Los españoles muy a menudo no saben hacer eso. Porque eso no está en los objetivos de la universidad española: no se espera una transferencia de conocimiento. Cuando la gente llega a catedrático se para. Ya no tienen motivación para seguir divulgando, con excepciones, como Fontana. Al final, se publican muchos libros académicos que no interesan en absoluto a la gente. Y este es otro de los dramas de la universidad española.

¿Cree que se está acabando el trabajo de editor?

No creo que se esté acabando ni que se acabe mientras haya necesidad de un intermediario que coja con una mano la creación y con el otro la haga llegar a la gente. Mientras todo esto exista, no se acabará la tarea del editor, aunque cambien las técnicas editoriales. Quizás cambie el formato, pero el editor da forma a los contenidos que han hecho los creadores, y lo puede hacer en forma de libro, de una especie de Spotify o como sea... El trabajo del editor seguirá existiendo.

El día 22 la UPF le entregará un título de doctor honoris causa, pero usted se ha mostrado muy crítico con la institución universitaria...

Es extraño que le den un título así a un editor. Me siento muy emocionado con eso, y les estoy muy agradecido. De alguna manera siempre he sido una especie de profesor universitario frustrado. Un profesor divulga lo que sabea sus 30 o 300 alumnos; yo no he dado clases de forma profesional, pero también he transmitido el conocimiento de lo que he aprendido por mis lecturas y reflexiones a la gente. Un amigo me ha enviado un mensaje que decía "Ya era hora de que la academia te devolviera lo que les has aportado". Quizás en eso hay alguna cosa de exageración, pero también hay un punto de verdad...