Joan Benesiu (Beneixama, 1971) ha ganado el Premio Crexells, otorgado por el Ateneu Barcelonès, con Gegants de gel. El Crexells es el premio más antiguo de la literatura catalana: ya se otorgaba durante la República, y después de un largo paréntesis se recuperó, de tal forma que ya ha llegado a la 45ena edición. Es un premio peculiar, porque un jurado escoge tres obras finalistas, y la decisión final se toma por votación popular. Se considera uno de los premios más prestigiosos de la literatura catalana, por su independencia, que evita que el premio se convierta una operación encubierta de lanzamiento de novedades.

La sorpresa

Joan Benesiu se considera afortunado... Cuando escribió su libro lo hizo circular por editoriales y premios, sin suerte. Finalmente, le ofrecieron la posibilidad de hacer una autoedición de 200 ejemplares. Envió uno de ellos a Manuel Baixauli, y fue este quien lo animó a ponerse en contacto con el editor Aniol Rafel, de Edicions del Periscopi. Este le cambió el título y volvió a publicarlo. Ha conseguido llegar a siete ediciones, aunque entre todas suman unos modestos 5.000 ejemplares vendidos. El año pasado se llevó el Premio Librero. Y se está preparando una edición en castellano, pero no en España, sinó en Argentina. El premio Crexells podría impulsar todavía más su difusión. Benesiu asegura que "Hay mucho azar en el éxito literario". Pero asegura que no es un problema personal: "Yo no esperaba nada del capitalismo; el capitalismo es así. El capitalismo es banal y esta banalidad acaba por afectar a todas las facetas de nuestra vida".

Una estructura clásica

Gegants de gel parte de una trama clásica: un grupo de personas de orígenes bien diversos se encuentran en un bar y explican sus historias. Y, a través de estas historias, se plantearán problemas sobre su identidad y su dignidad. Historias bien diversas que acaban convergiendo en este límite de mundo donde todo el mundo llega huyendo de alguna cosa. 

Al límite

Benesiu asegura que cualquier individuo se plantea muchas preguntas sin respuesta. En Gegants de gel quería trasladar a sus personajes a una situación límite, donde más adelante no hay nada, para obligarles a poner de manifiesto sus interrogantes vitales: "Van a buscar una cosa que no encontrarán, porque no existe". Benesiu situó la acción en Ushuaia, una localidad argentina que presume de ser la localidad habitada situada más en el sur del Planeta, y que él había conocido en un viaje antes de empezar a escribir la novela. Los protagonistas de la obra, en la Patagonia, intentan escapar de su pasado. Vienen de México, de Chile, de Polonia, de Francia, de Inglaterra, de Catalunya... Unos han tenido problemas familiares, los otros políticos, el otro personal... Pero en el fondo todos ellos se lanzan a un viaje que no llegará a ningún sitio. Según Benesiu "los personajes se sienten atraídos por el mito del límite, pero eso también tiene su parte de mentira".

Filosofía para liberar

Joan Benesiu (seudónimo literario del profesor de Filosofía Josep Martínez Sanchis) afirma que la filosofía es esencial a la hora de escribir sus libros. Dice que cuando prepara una trama, destaca un par de conceptos que quiere trabajar en el texto. Y a pesar de todo insiste en que cuando escribe literatura evita excesivas disquisiciones, porque lo esencial es la literatura. No obstante, aprovecha la presencia de los periodistas para protestar por la marginación de la filosofía con la enseñanza, y concluye: "Estamos preparando a unos chicos que serán peores". Y asegura: "Sin la filosofía nosotros no habríamos existido como hemos existido".

Los finalistas

Patrícia Gabancho, vicepresidenta del Ateneu, destaca que entre los finalistas hay tres autores de territorios diferentes, de generaciones diferentes, y de mundos literarios diferentes, y apunta que eso es una muestra de la riqueza de la literatura catalana. Este año el Ateneu ha recuperado la dotación de 4.000 euros para el premio, que el año pasado había dejado de otorgar por motivos económicos y, además, ha decidido entregarle el premio no pagado el año último al ganador, Manuel Baixauli.

Hollister 5320

Hollister 5320, de Daniel Palomeras (L'Altra editorial), fue uno de los finalistas escogidos por el jurado, pero ha quedado muy por detrás de Gegants de gel. El protagonista es un hombre enfermo, a punto de morir, que hace un último viaje al pueblo donde se crio en busca de su pasado y de su identidad. Un texto que supone una reflexión sobre la muerte, sobre la identidad, sobre la soledad y sobre la familia, con un trasfondo marcado por la guerra civil.

Formentera Lady

La otra novela finalista era Formentera Lady, de Jordi Cussà (ed. La Breu), una obra sobre "la generación de los pringados", aquellos jóvenes que vivieron el apogeo de la heroína y la aparición del sida. Un mundo underground que acabó en una espiral de prostitución, delincuencia, contagios, engaños, tensiones, prisión, amenazas... Cussà había formado parte de este colectivo y es uno de los supervivientes de una generación que dejó demasiados cadáveres por el camino. Pero el gran mérito de Cussà es explicar esta historia, una historia pendiente de explicar, sin moralina, sin sentimentalismo, sin victimismo... Los personajes pueden ser drogadictos, pero no dejan de ser personas, con sus sentimientos, sus esperanzas y sus sueños. Patrícia Gabancho apunta que una de las grandes virtudes de la obra es que, pese a tocar temas tan duros, lo hace de manera "nada sórdida". Un libro duro, pero una joya literaria.

Un voto popular poco popular

En total 348 personas han votado en el jurado de este premio literario. Los miembros del Ateneu tenían derecho a un voto individual, y sólo lo han ejercido 35 de los 4.000 socios. Pero en el jurado también participaban 29 clubs de lectura de las bibliotecas del ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat. Cada uno de los clubs tenía derecho a un voto colectivo. Eso obligaba a los miembros a leer los textos, a ponerlos en común, a discutirlos y a tomar una decisión, de tal forma que constituían pequeños jurados paralelos. Patrícia Gabancho considera que esta experiencia es muy enriquecedora, porque combina la selección de los finalistas por parte de grandes expertos, con las preferencias menos sofisticadas del jurado. Sólo le gustaría encontrar el sistema para incrementar el número de votantes.