En los tebeos de Pedro Pico & Pico Vena, una de las historietas predilectas de este articulista es aquella en que Pico Vena, el skin, reúne a un rocker, un mod y un heavy para dejar a un lado las peleas fratricidas y, entre todos, junto a los punks, luchar por la unidad y la autenticidad. A todos les va la juerga, todos están igual de puteados y los únicos que disfrutan viendo cómo se pegan entre ellos son los modernillos. Al final se liarán a hostias todos contra todos y destrozarán un McDonald’s, pero les aseguro que ese sueño inter-tribal lleva 10 años materializándose en el Gambeat Weekend, un festival a cuya asistencia hermana una pasión enfermiza por una variopinta ensalada de sonidos tales como el Garage, Rythm’n’Blues, Freakbeat, Rocksteady, Soul, Punk, Psicodelia… y hasta la cumbia chicha del Perú psicodelizada, oigan.

Diez años, tú. Y sin patrocinadores ni mandangas, no se vayan a pensar. Solo el entusiasmo, la chaladura y el buen hacer del trío organizador del sarao (Victor ‘Retros’ Asensio, David Marcos y Xavi Mas), explica que en tan precarias condiciones a lo largo de esta década hayan podido traer a bandas como The Cynics, The Morlocks, Shannon & The Clams, The Cavemen Five, The Undertones, Amyl and The Sniffers (cuando los conocía su madre) o Wau y los Arrrghs!!!, amén de centenares de DJs reputados y reputadas de la escena. Como escribe el inefable Guillem Serra en el fanzine que este año regalaban para celebrar el aniversario “resulta imposible condensar el festival en un pildorazo. Si lo intentara algún laboratorio holandés, a lo sumo podrían emular los efectos resacosos que produce.” De modo que para explicar lo que fue, es y será el Gambeat Weekend, nos hemos citado con la Gamba, la despiporrante mascota del festival, en exclusiva entrevista para el Revers de ElNacional. Parafraseando a Tito Ramírez, “si le quitas la piel a la gamba te queda lo real, el alma, el ritmo, la música, la amistad y el sentimiento. Lo demás es cascarilla”.

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Haciendo la gamba con los Futuro Terror / Foto: Aitor Rodero

Hola, Gamba, gracias por aceptar nuestra invitación. Estarás exhausta tras el Weekend…
Estoy como si me hubieran dado una paliza cuatro pulpos macarras, la verdad, pero la vida sigue después del Gambeat…

Háblanos de ti: ¿Cuál de las muchas y disparatadas leyendas que circulan sobre tu origen es la real? Se ha dicho que eres un ‘Sea Monkey’, una de esas minúsculas criaturas marinas que “respiran por los pies y saben divertirse”, como rezaban los anuncios en los tebeos de los años 80. Algunos, en cambio, afirman que eres un engendro mitad centollo mitad pulpo que dormitaba en algún lugar de la costa de Torremolinos, a quien ha despertado una secta para someter a la humanidad. Otros aseguran que eres un crustáceo invasor que llegó a los arrozales del Delta del Ebro procedente del Merseyside… ¿Cuándo, dónde y, sobre todo, para qué viniste a este mundo?
Cuando empezó el festival yo era una gamba muy joven, con muy poco dinero y muy pocas expectativas. Lo único que tenía claro era que quería ir al Gambeat Weekend fuera como fuera. Les propuse a los organizadores que me podía preparar un buen show y animar aún más el cotarro con mis tenacitas y lo que hiciera falta a cambio de entrar gratis al festival (y unos cuantos cubatillas gratis jaja). Ellos accedieron y a día de hoy sigue el contrato intacto.

10 años es una edad considerable tanto para una Gamba como para un festival que nace desde los surcos de la militancia y con un presupuesto irrisorio, y aun así habéis sobrevivido a “pandemias mundiales, estafadores de la industria, caídas a mismo y distinto nivel, y resacas de kilo.” ¿Cuál es tu secreto para mantenerte siempre joven?
Pues hacer ejercicio la verdad que no. Lo mejor es navegar en aguas gélidas y tener un espíritu y actitud aventurera.

¿Es cierto que te emborrachas con cóctel de gambas a gollete?
Siguiente pregunta.

A lo largo de esta década, has sido la viva imagen del jolgorio del festival, apareciendo año tras año sobre el escenario para bailar entre inflables gambescos, y lanzarte a surfear con osadía sobre las cabezas del público. Tus ‘crowd surfings’ han alcanzado fama mundial. Te habrás metido no pocos leñazos. ¿Tu caparazón te protege de los golpes y caídas?
Juro que me han parado algunas veces por la calle (incluso en Mallorca) y me han dicho: “Tu eres la gamba del Gambeat!”. No me han pedido ninguna foto ni autógrafos pero, joder, hace un poco de ilusión que te reconozcan el trabajo bien hecho. Te puedo asegurar que mi caparazón NO protege de golpes y caídas, aún tengo moratones por todo el cuerpo de esta última edición.

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¡La gamba intimando con la cantante de Oh! Gunquit, en una de las mejores actuaciones del viernes / Foto: Aitor Rodero

Sabemos que las gambas, como los peces, no son célebres por su memoria. Con todo, ¿cuáles son tus mejores recuerdos de todos estos años de Gambeat? (musicales y extramusicales, también nos interesa la salsa rosa que tan bien liga con las gambas).
Si una gamba no es célebre por su memoria, imagínate la memoria de una gamba que bebe cócteles de gamba toda la noche… En cuanto a personales, recuerdo una vez que una chica me quiso quitar el caparazón para ponérselo ella y le dije: “¿Pero que haces? ¡Suelta eso que es mi curro, tía!”. En cuanto a salsa rosa, en un Gambeat se enrollaron Quim (batería de Los Retrovisores) y Miriam (doctora), hará 4 años, y dentro de un mes van a tener una bebé. En el Gambeat han surgido muchos amores…

Cuando a esta pequeña gambitera le digan sus amigos que les trajo una cigüeña de París, ella les podrá vacilar con un: “Pues a mi me trajo una gamba desde Barcelona”…
Entre concierto y concierto disparo flechas de amor. Si Los Searchers y Marilin Monroe tenían su pócima de amor, yo también tengo la mía ;)

¿Y los peores?
Los peores momentos que recuerdo son los sábados habiendo dormido muy pocas horas en tres días y tener que subir al escenario con mi mayor sonrisa a saltar y bailar. Los sábados de todas las ediciones han sido muy duros, pero al final tocan bandas que te flipan y consigues remontar.

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Gamba a punto de moshing durante el concierto de Prison Affair / Foto: Aitor Rodero

Tenemos constancia de las muchas calamidades que han azotado al festival a lo largo de los años (caídas de la luz, caídas del sonido, caídas desde el escenario, cancelaciones de vuelos a causa de la infame Ryanair (este año los esperadísimos Bad Nerves cayeron del cartel por su puñetera culpa), aires acondicionados que perecen en plena epidemia de baile, maletas de discos que nunca llegan a aterrizar en Barcelona, lluvias torrenciales…) ¿Cómo conseguís salvar esas adversidades sin perder nunca el buen rollo?
El espíritu del Gambeat está por encima de cualquier calamidad que nos pueda suceder. Hemos repartido mucho amor durante todos estos años, formando una gran familia que prioriza pasarlo bien ante cualquier circunstancia.

También sabemos que bajo ese duro caparazón de crustáceo se esconde un alma tierna necesitada de amor y comprensión. ¿Existe algún Rodolfo Langostino que ocupe tu corazón, o te debes a tu público y no tienes tiempo para esas cosas?
El viernes, cuando salté del escenario, me caí encima de mi Rodolfo Langosino y lo aplasté contra las escaleras. Mi Rodolfo Langostino está en la cama convaleciente cual barrita de surimi.