Las fuentes academicistas dicen que la mayonesa, o bayonesa, o mahonesa, es una salsa fría hecha de yema de huevo cruda, aceite, sal y unas gotas de zumo de limón o vinagre. Una emulsión de aceite que se puede formar porque la yema de huevo contiene lecitina, que hace de emulsionante. Un jugo originario de Mahón, en la isla de Menorca, y de aquí su nombre, que en sus inicios incorporaba el ajo; nuestro alioli de toda la vida, vaya, que entonces ya era un condimento altamente popular en todos los territorios de los Països Catalans.

Del mortero a la minipimer

El alioli se convirtió en mayonesa con la invasión francesa de Menorca en el año 1756. Estos la llevaron a su país y eliminaron el ajo de la fórmula para añadirle mostaza francesa y otras especias, además de cambiar el aceite de oliva por aceite de colza. De Francia pasó a Estados Unidos, y de allí, como acostumbra a suceder, al resto del mundo. La mayonesa se prepara en frío, batiendo los ingredientes hasta conseguir la emulsión. Primero se mete el huevo, la sal y las gotas de limón, y a continuación se va añadiendo el aceite mientras se va batiendo. Durante siglos la agitación se producía en un mortero. Desde 1959, para descanso de antebrazos sufridos, lo más fácil es elaborar la salsa con una minipimer, una de las máximas aportaciones del diseño catalán al mundo. Una creación maravillosa del diseñador industrial barcelonés Gabriel Lluelles.

Minipimer
Minipimer, el invento catalán que revolucionó la cocina doméstica

Reconociendo su trabajo

"Me jubilé en 1988, a los 65 años, y entonces nadie me conocía. Ha sido después de que, poco a poco, se ha ido reconociendo mi trabajo", comentaba Gabriel Lluelles el año 2008 en una entrevista publicada al diario El País. Fue seis décadas antes, en 1947, cuando este delineante proyectista industrial mecánico entró a trabajar en Industrias Pimer, acrónimo de Pequeñas Industrias Mecánico Eléctricas Reunidas, una empresa creada por Enric Berrens en el año 1945, responsable de traer a nuestro país la patente, fabricación y comercialización de la batidora americana Turmix, bajo la marca Turmix Berrens. Dos décadas más tarde, Berrens vendió Pimer a la alemana Braün, pero entonces ya habían hecho su mayor aportación al mundo del diseño industrial: la minipimer, una creación que nos facilitaría la vida en la cocina y que se convertiría en todo un icono de la cultura pop.

La gran idea

"A mí me gustaba diseñarlo todo, tanto la tecnología como la forma; tanto el interior, desde la concepción de la función en el motor y todos los elementos, como la forma exterior. Me interesaba hacer aparatos que fueran útiles, seguros al manejarlos, funcionales y, sobre todo, fáciles de limpiar. Por eso mis diseños son sencillos, y funcionan bien", revelaba Lluelles en aquella misma conversación con la periodista Catalina Serra. La lista de artilugios ideados por Lluelles incluye ventiladores, aspiradoras, enceradoras, molinillos de café, exprimidores, licuadoras, tostadoras, trituradoras y secadores de pelo, pero sin duda, su hijo más célebre es el batidor de brazo MR1, invento que empezó a modelar "con maquinaria de tercera mano en Pimer, con material de rechazo rudimentario. Ya fabricábamos una batidora, pero era muy difícil de limpiar. La gran idea (en 1957) fue independizar las hojas, hacer un electrodoméstico pequeño que se pudiera colgar".

secador taurus
Gabriel Lluelles diseñó todo tipo de objetos domésticos, como el secador de pelo

Mayonesa por 7 euros

El minipimer MR1 llegó al mercado en 1959. El objeto que seguiría evolucionando hasta perfeccionarse con el MR2, modelo que ya incorporaba hoja, disco batidor y disco emulsionador intercambiables; soporte de pared, filtro-licuadora y recipiente graduado con tapa; recetario y caja expositora. Empezó a venderse en 1964 y tenía un precio de 1.161 pesetas, unos siete euros. Nunca había sido tan fácil hacer una buena mayonesa.