Todo el mundo conocía sus canciones y su nombre, aunque normalmente no hacía entrevistas para la prensa. El fundador y vocalista de Queen, Freddie Mercury (Zanzíbar 1946-Londres 1991), murió ahora hace 25 años a causa de una bronconeumonía complicada por la enfermedad, cuando hacía sólo un día que hizo público que tenía el sida y que había pedido ayuda para afrontarlo.

Freddie Mercury, una de las voces más conocidas del panorama musical, dejó este mundo cuatro años más tarde que le diagnosticaran el sida -según contó su pareja- y hasta el último momento no quiso hacer público lo que le pasaba, después de que la prensa británica sugiriera en varias ocasiones que estaba enfermo. Hoy hace 25 años que se marchó. Tenía 45.

"Siguiendo la enorme conjetura de la prensa de las últimas dos semanas, es mi deseo confirmar que sufro sida. He oído que sería correcto mantener esta información en privado hasta esta fecha para proteger la privacidad de los que me rodean. Sin embargo, ha llegado la hora que mis amigos y seguidores conozcan la verdad y espero que todos se unan a mí y a mis médicos para combatir esta terrible enfermedad. Mi privacidad ha estado siempre muy importante para mí y soy famoso porque prácticamente no concedo entrevistas. Esta política continuará". Eran las últimas palabras que el fundador y vocalista de Queen decía en público.

Barcelona

Mercury enamoró a todo el mundo, pero especialmente a Barcelona cuando interpretó la canción que llevaba por título el nombre de la capital catalana con la diva de ópera catalana Montserrat Caballé. El single vio la luz el 10 de octubre de 1988 y se convirtió en el himno de los Juegos Olímpicos de 1992. En aquel momento pasó de estar en el top 8 de la música del Reino Unido a ser la número 2.

El álbum que contiene esta canción lleva por título el mismo nombre. El cantante británico se enamoró de la voz de Caballé una vez que fue a ver una ópera y, desde entonces, quiso escribir alguna cosa dedicado a ella. Mientras trabajaban juntos, Mercury dijo en una entrevista que "las últimas dos semanas he estado trabajando con esta mujer increíble, ella es una gran estrella de la ópera [...], me llamó y me dijo que le gustaría cantar conmigo, y yo me caí de espaldas. Pensé: 'Oh, Dios mío' y lo adoro desde hace años [...]".

Durante el festival La Nit, el 8 de octubre de 1988, interpretaron juntos varías canciones. Entre ellas, Barcelona.

We are the champions

Traducida como "Nosotros somos los campeones", es una de las baladas más utilizadas en diferentes ámbitos compuesta por Mercury. Ahora es el himno indiscutible de las victorias deportivas y en el 2009 fue incluida en el Premio del Salón de la Fama de los Grammy.

El año 1977 diferentes países tuvieron el privilegio de escuchar la canción y, mientras en los Estados Unidos subía hasta la cuarta posición, en el Reino Unido se quedaba en el segundo lugar de las canciones más escuchadas. Desde entonces, nunca salió del repertorio musical de Queen. El We are the champions a capella triunfó tanto o más que la versión original por la gran voz que tenía el cantante.

Somebody to love

En un buenísimo ejemplo de gospel que mezcla rock y balada, Somebody to love es la canción más conocida del álbum Day at the Races. Con un fuerte componente religioso, "alguien a quien amar" cuestiona al "señor" por qué "cada día que me levanto me muero un poco" y, en cierta manera, le reprocha que toda su vida ha creído en él, pero, aun así, no ha recibido su ayuda.

La canción mezcla las voces de él mismo, de Brian May -vocalista, compositor y guitarrista de Queen- y de Roger Taylor -el batería de la banda. Como otras, diferentes grupos de todas partes la han incorporado a sus álbumes.

The show must go on

De Brian May para Freddy Mercury. El primero la escribió pocos meses antes de que el cantante británico muriera y, precisamente por eso, no hay un videoclip específico para esta canción, sino diferentes recortes de imágenes de Mercury intercalados.

Su compañero estaba muy decaído porque veía que Mercury llegaba a su final, pero aun así sabía que el show tenía que continuar. "Por dentro de mi corazón se está rompiendo [...], pero mi sonrisa todavía está", reza la canción.