La novela Formentera lady, de Jordi Cussà (Edicions La Breu), ha sido escogida por el jurado del Premio Joan Crexells de narrativa como finalista del galardón. El veredicto final, lo darán los lectores. Se trata de un retrato de "la generación de los pringados", aquellos jóvenes que nacieron en los años sesenta y que vivieron el apogeo de la heroína y del surgimiento del sida. Una historia con muerte, destrucción y dolor, pero también con esperanza, amor... Un libro clave, por su calidad literaria, y porque nos ayuda a entender un mundo marginal que muchos tuvieron bien cerca y que sólo aparecía, muy de vez en cuando, en las páginas de los sucesos de los diarios.

La caída en los infiernos

Algunos de los personajes de la novela de Cussà, son personajes que venden de ambientes marginales. El resto, no. Buena parte de ellos se meten en el mundo de las drogas muy jóvenes, por la fascinación de un mundo underground que parecía poner fin a la mediocridad de la sociedad: acabaron metidos en una espiral de la que no podían salir. Pasaron por la prostitución, la delincuencia, la prisión, las amenazas, las venganzas, las agresiones, los engaños, los contagios... Un mundo en que la muerte es demasiado próxima. Una generación que "vivió deprisa", y que fue dejando cadáveres por las esquinas: accidentes, venganzas mafiosas, sobredosis, sida...

La recuperación posible

El protagonista de la obra se pasa diez años en el proceso de meterse en la heroína y dejarla. De hecho pasará tanto tiempo drogándose como intentando dejarlo. La gran dificultad para el protagonista será recuperar alguna ilusión al margen de las drogas. Encontrar de nuevo un mundo en que se perciban las bellezas del día a día. Y es una misión difícil pero posible. Una parte del grupo de protagonistas sobrevivirá a la heroína y a sus consecuencias y, además, conservará la amistad.

Sin simplificaciones

Algunos de los personajes de Formentera lady son carne de cañón para las adicciones: familias desunidas, vacíos emocionales, problemas de pareja... Otros se meten en el mundo del "caballo" como un juego, pero acaban absorbidos por el mundo de la droga. Y a pesar de todo el que más se agradece de la obra de Cussà es la falta de moralina. Explica los peligros de las drogas, pero también reflexiona sobre el porqué de las drogas, el porqué dejarlo todo por una adicción... En la novela hay ternura y dolor, pero ni pizca de victimismo. Los personajes son personas, además de adictos: tienen sentimientos, esperanzas e ilusiones, aunque continuamente se van al garete. Este libro supone todo un homenaje a los que se quedaron por el camino.

Los límites de la memoria

Formentera lady, como la primera novela de Cussà, Cavalls salvatges, está basada en sus vivencias personales, pero no son unas memorias. Recrea un mundo que él conoce muy bien, el de los adictos, y los de los que intentan dejarlo. Eso no quiere decir que todo lo que explique sea estrictamente real. Introduce personajes y elementos falsos, pero en cualquier caso, inspirados en anécdotas reales de un mundo que Cussà conoce muy bien, y en lo que se combina a veces lo más chic con lo más marginal.

La memoria como laberinto

La obra de Cussà juega con los efectos de la memoria. Por una parte ofrece un conjunto de anécdotas relativas a Daniel Alfals, alias Niel, álter ego del propio Cussà. Por otra, historias vividas o explicadas por sus compañeros: el Perla, Ona, Renata, Nicolau...Y el hilo cronológico se va rompiendo continuamente: el lector continuamente se entera de cosas que no había conocido antes. El efecto conseguido es recrear justamente el funcionamiento de la memoria, una memoria selectiva, irregular, a veces traidora, que muchas veces se complementa con la memoria del grupo. Y eso es especialmente idóneo cuando se habla de la memoria de alucinaciones, de periodos de desconexión, de tiempo de inestabilidad... Excepcionalmente dura, en un mundo literario, el catalán, en que con demasiada frecuencia se imponen las historias demasiado simplonas y blandas.

El premio Crexells

Durante estas semanas, serán los lectores quiénes tendrán que escoger al ganador definitivo del galardón, entre la obra de Cussà, Hollister 5320, de Daniel Palomeras, y Gegants de gel, de Joan Benesiu. El Ateneu Barcelonès organiza el galardón con colaboración con Biblioteques de Barcelona y con el Servei de Biblioteques del Departament de Cultura. Así, pues, podrán votar los miembros del Ateneu y los de los clubs de las bibliotecas. El ganador se sabrá el 22 de junio, en los jardines del Ateneu, en una verbena anticipada.