Cada vez son más las recreaciones de casos criminales que evitan la tentación de caer en los mecanismos de representación del true crime. Y es una buena noticia, porque este género documental ha contribuido a enquistarse algunos malos vicios como la sublimación del carisma del asesino por delante del sufrimiento de las víctimas, o la trampa constante de esconder información para hacer los clímax más impactantes y efectistas. Entre los que apuestan para reconstruir el crimen desde una dimensión más humana, más íntima y menos centrada en los aspectos escabrosos, Esto no es Hollywood es, seguramente, una de las propuestas más brillantes.

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Esto no es Hollywood, miniserie de Disney + que rehúyo el sensacionalismo del true crime

Desmarcándose de la truculencia

Esta miniserie italiana de cuatro episodios que se pueden ver en Disney + documenta el caso de Sarah Scazzi, una adolescente de Avetrana que desapareció al ir a ver a su prima y encontraron muerta en un pozo de la misma localidad. El caso tuvo lugar en el 2010 y provocó un gran estruendo en todo el mundo porque, al saberse la verdad, puso al descubierto unas dinámicas familiares muy tóxicas de las que nadie parecía libre de culpa. Lo tenía todo para dar pie a una ficción con todos los ingredientes del manual sensacionalista: una víctima de 15 años, celos sentimentales, medios de comunicación ávidos de carnaza y giros inesperados en pleno directo. Pero el director y coguionista Pippo Mezzapesa sabe desmarcarse de la truculencia al uso y reconstruye el caso desde la psicología de todos los personajes. Por incómodo, ambivalente y repugnante que sea.

El director y coguionista Pippo Mezzapesa sabe desmarcarse de la truculencia al uso y reconstruye el caso desde la psicología de todos los personajes. Por incómodo, ambivalente y repugnante que sea

Esto no es Hollywood dedica cada episodio a una perspectiva. La de la víctima, primero, y después la de su prima (el personaje más trabajado, por cierto), el asesino confeso y, finalmente, su tía. Está, en este poliedro de miradas, la explicación de las motivaciones del caso, pero Mezzapesa no está tan interesado en explicar toda la verdad (que, de hecho, no se acaba de verbalizar nunca) como de analizar cuáles son las circunstancias y los entornos que favorecieron que Sarah, una chica que no acababa de encajar en ningún sitio ni con nadie, acabara en el fondo de un pozo. Es por eso que la miniserie es una extraordinaria mirada a las interioridades de un asesinato, pero sobre todo un diagnóstico muy conmovedor sobre hasta qué punto en Avetrana, pero también en el resto de pueblos y en el resto de casas, los monstruos habitan más cerca de lo que nos pensamos.

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Esto no es Hollywood, un poliedro de miradas

La miniserie es una extraordinaria mirada a las interioridades de un asesinato, pero sobre todo un diagnóstico muy conmovedor|chocante sobre hasta qué punto en Avetrana, pero también en el resto de pueblos y en el resto de casas, los monstruos habitan más cerca de lo que nos pensamos

La cámara insiste en recorrer los espacios domésticos, rincones que se hacen familiares y terroríficos a la vez, mientras explora la sucesión de acontecimientos que culminaron en una tragedia aterradora. Está rodada con un respeto escrupuloso, con una gran atención al detalle y con un reparto magnífico, llenando el camino de sutilezas y convirtiendo los silencios y las omisiones en el más tenso y perturbador de la historia. Impresiona justamente porque no recurre ni a un solo truco narrativo para impresionar: todo emana de las teóricas zonas de confort y de la certeza que Sarah, y todas las Sarah de este mundo, convivían con sus verdugos.