La crisis del coronavirus se ha extendido como una mancha de aceite en todos los ámbitos de la cultura, y evidentemente los museos y galerías de arte no se han salvado del impacto que la pandemia por|para la Covid-19 ha provocado a nuestras vidas.


Cerradas las salas de todos los museos, trastocados los calendarios de exposiciones para el 2020 y aplazada la Noche de los Museos que se tenía que celebrar el mes que viene, el coronavirus ha obligado a aplazar ambiciosas apuestas y exposiciones que se tenían que llevar a cabo en los próximos meses y que ahora, con la incertidumbre latente que nos rodea, cuelgan de un hilo o están en tierra de nadie. La inestabilidad también se ha apoderado del sector artístico, por eso la mayoría de centros de arte catalanes hace días que están haciendo malabarismos para intentar reorganizar sus calendarios, una tarea complicada si tenemos en cuenta que se suelen cuadrar con meses o años de antelación y, sobre todo, si no olvidamos que todavía no se sabe cómo ni cuándo acabará el confinamiento.

Exposición Realismos. Museos de Sitges/ACN
En el Caixaforum de Barcelona, por ejemplo, tuvieron que cerrar las puertas pocos días después de que se hubiera inaugurado la exposición Objetos de deseo; surrealismo y diseño 1924-2020, una muestra con obras de Le Corbusier, Dalí o De Chirico que ahora mismo no se sabe cuando podrán volver a ser observadas por los visitantes, ya que oficialmente la exposición tenía que acabar el 7 de junio. Es un caso parecido al del MACBA, que se ha tenido que poner las pilas para evitar la anulación de las muestras Acción, una historia provisional de los 90 y De disturbios, lutos y fiestas, exposiciones las dos que ya figuraban en la agenda y que de momento están postpuestas hasta la incierta fecha de reapertura. Junto al MACBA, en el CCCB, una muestra sobre William Kentridge y otra sobre el planeta Marte han quedado también en el limbo, ya que se trataban las dos de proyectos en colaboración con instituciones internacionales.

La exposición La resistencia del signo, de Antoni Tàpies, "aguantó sólo dos días antes de que tuviéramos que cerrar, pero por suerte está prevista hasta noviembre y se podrá visitar cuando acabe todo eso", comenta Mercè Vila, de la Fundación Vila-Casas. Quizás no tendrá tanta suerte Rotaciones, de Mariano Andrés Vilella, que se tenía que exhibir entre el 23 de febrero y el 14 de junio en el espacio que la Fundación tiene en Palafrugell y que ahora mismo "es una incógnita más del calendario, ya que lo peor de todo es que no sabemos cuándo volveremos a la normalidad", según Vila. En el resto del país la situación no es menos caótica, ya que la Fundación Stampfli dels Museus de Sitges ha tenido que postponer la colección Obras de Pere Stampfli, nueva selección del fondo de la colección, el Caixaforum de Girona todavía no sabe cuándo podrá reabrir la intervención de Oriol Vilapuig en les Valls d'Àneu titulada Sueño y el Museo de Montserrat ha dejado en standby la muestra Palimpsesto: aquello subyacente, dedicada a la obra de Àlex de Fluvià.

Palau Virreina Nit Museus Robert Ramos ICUB
La afectación de la crisis del coronavirus no sólo tiene que ver con el desbarajuste de fechas y el calendario convertido en un inmenso signo de interrogación, sin embargo, sino que también afecta a los préstamos entre instituciones, el intercambio y cesión de obras entre museos y, en último término, el transporte de estas obras, cómo ha pasado con las 178 obras de Dalí que han tenido que hacer una auténtica odisea para retornar de Rusia a toda prisa. La cuarentena ha significado pérdidas que a final de año pueden significar de casi 1 millón de euros para los museos y de entre 10.000 y 50.000 euros por las galerías de arte, según el Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo.

Por cada día de cuarentena que pasa se dejan de vender entradas, de vender productos en las tiendas de los museos y concretar visitas guiadas, pero sobre todo se dejan de exponer obras de artistas, el último eslabón en este tortuoso y afectado entramado por la Covid-19: y es que enclaustrarse en casa, a pesar de ser una posibilidad para aumentar la producción creativa, ha significado para los artistas –la auténtica base de la industria del arte- pérdidas de hasta 500€ en sólo tres semanas de confinamiento, según la Unión de Artistas Contemporáneos.