Coral Cuadrada i Majó (Mataró, 1954). Profesora de Historia Medieval de la Universidad Rovira y Virgili (URV) y directora del Archivo de los Marqueses de Santa Maria de Barberà (AMSMB) de Vilassar de Dalt. Es especialista en el comercio medieval y en historia de las mujeres. Recibió el Premio Iluro (1987) en su tesis doctoral. Es miembro del Institut d'Estudis Catalans. Es investigadora del MARC de la URV, y del GRAMP de la Universidad de Barcelona. La investigación vigente se basa en el estudio de la Compañía Torralba (siglo XV).

Làmina núm. 7 del Atlas Català de Abrham Cresques (1375). Fuente Bibliothèque Nationale de FranceLámina núm. 7 del Atlas Catalán de Abraham Cresques (1375) / Fuente: Bibliothèque Nationale de France

Profesora Cuadrada, se ha hablado mucho de la vocación marítima de Catalunya desde el inicio de su historia. ¿Pero en qué momento se inicia esta proyección hacia el mar?

A principios del siglo XII, en tiempo del conde independiente Ramón Berenguer III. Este conde fue el primero que planteó una salida hacia el mar: participó en una expedición en forma de cruzada promovida por los pisanos, con el fin de poner freno a la piratería mallorquina.

¿Qué quiere decir, exactamente?

A principios del siglo XII, Mallorca era, todavía, un dominio islámico; un punto de piratería musulmana que amenazaba permanentemente el tráfico comercial entre los estados cristianos del Mediterráneo occidental: Barcelona, Niza, Génova, Pisa... La expedición mallorquina fue para expulsar la piratería y reforzar un poder marítimo de naturaleza comercial.

¿En esta expedición es donde se documenta, por primera vez, el gentilicio "catalanes"?

Se el testimonio más antiguo que tenemos donde se documenta a Ramón Berenguer III y su gente como "catalanes".

¿Todo eso pasa antes de la unión dinástica entre el condado independiente de Barcelona y el reino de Aragón?

Sí. La unión dinástica no se produciría hasta unas décadas después.

¿Es decir, que aquella Catalunya primigenia prioriza la proyección marítima a la terrestre?

No exactamente. Durante aquel siglo XII, el condado independiente de Barcelona se proyecta hacia el continente europeo -con la incorporación de la Provenza marítima (1112)- y hacia la península Ibérica -con la incorporación de Tortosa (1148) y de Lleida (1149). La unión dinástica con Aragón (en 1137 se firma el acuerdo matrimonial, los esponslaes, y el matrimonio como tal se celebra en 1151). Creo recordar que la unión se considera ya desde 1137 (fecha desde la que Ramon Berenguer IV ya actúa como gobernante de Aragón) y también formaría parte de esta proyección expansiva. Antes de todo eso, la expedición mallorquina de Ramón Berenguer III (1114-1115) había sido una conquista efímera porque era, básicamente, una expedición de castigo contra los piratas.

¿En qué momento se produce el salto definitivo?

La conquista definitiva de Mallorca no se producirá hasta pasado un siglo (1229). Después vendrán las conquistas de las islas de Gerba, de Malta y de Sicilia (1282-1285), y de la isla de Cerdeña (1323-1326). Y, finalmente, el reino de Nápoles -el tercio sur de la península italiana- (1435-1442). Pero no nos olvidemos de que entre las campañas de Mallorca y de Sicilia, se produjo la conquista del reino de Valencia (1232-1266). Y eso quiere decir que, durante los siglos XII y XIII se compaginó la expansión marítima y la expansión terrestre.

Foto Coral Cuadrada. Font URV

Fotografía Coral Cuadrada / Fuente: URV

¿Aquella expansión tenía una ideología imperial?

Yo creo que sí. La expansión catalana tenía tres clarísimos componentes: un componente militar (de dominación), un componente religioso (de evangelización), y un componente cultural (de colonización comercial). Y una voluntad de proyección muy firme hacia el norte de África a través de la conquista del Mediterráneo. En mi opinión, son elementos que visten una idea de imperio.

Cuándo dice ambición de dominación y voluntad de evangelización se entiende perfectamente. Pero en aquel contexto medieval, cuando dice colonización comercial, ¿a qué se refiere?

Los comerciantes catalanes ya están presentes en muchos puertos del Mediterráneo antes de que el poder militar catalán haga acto de presencia. Son el avance de una política claramente expansiva -como mínimo de dominio económico-, y durante los siglos XII, XIII y XIV, los encontramos establecidos en Ceuta, en Orán, en Bugía, en Túnez, en Alejandría, en Tiro... En estas plazas, los catalanes compran materia prima (que se envía, básicamente, a Catalunya) y venden producto manufacturado (producido, principalmente, en Catalunya). Por lo tanto, la balanza comercial está claramente inclinada a favor de sus intereses. Es un caso clarísimo de colonización comercial.

¿Cuál es el origen familiar y social de estos comerciantes catalanes?

En origen, son los cabalers (los hijos segundo, tercero, cuarto...) de las élites campesinas rurales. Son hijos de campesinos de remença ricos; y, por lo tanto, bien relacionados social y políticamente con las oligarquías nobiliarias feudales; es decir, con la clase militar del país. Si bien es cierto que la institución del heredero los había excluido de su mundo originario, también lo es que sus recursos y sus contactos -que les venían por su origen familiar- les permitirían iniciarse en el mundo del comercio.

Carta de navegació de l'Atlàntic (1488). Fuente Bibliothèque Nationale de FranceLámina núm. 8 de Carta de navegación del Atlántico (1488) / Fuente: Bibliothèque Nationale de France

Cuando decimos "recursos" y "contactos" ¿nos referimos a la alianza poder militar-clases mercantiles que explica la expansión catalana?

Exactamente. La expansión catalana (la continental, la peninsular y la mediterránea) fue fruto de una alianza permanente entre el poder político y militar; es decir, los condes de Barcelona y los barones feudales catalanes; y las clases mercantiles catalanas, descendientes, en buena parte, de las élites campesinas rurales. Por poner un ejemplo, la empresa de conquista de Mallorca, se negoció en casa del mercader Pere Martell, en Tarragona. Y cuando se emprendía una de estas campañas, las naves mercantes privadas que participaban, eran tanto o más numerosas que las naves militares. La mayoría de las empresas militares catalanas serían financiadas por las clases mercantiles del país, que después de aquellas operaciones bélicas obtenían una posición de privilegio en aquellos mercados.

¿Qué papel tenían los judíos catalanes en aquel mundo de comerciantes?

Los judíos catalanes fueron un grupo muy importante. No tan solo en el mundo del comercio, sino también en el de la administración. Este colectivo contribuyó mucho a la solidez de la alianza entre el poder político y militar y las clases mercantiles.

Cuando parece que el Mediterráneo les ha quedado pequeño, se lanzan hacia el Atlántico. ¿En qué momento pasa eso?

Antes, sin embargo, la historia de la expansión mediterránea estará marcada por una lucha constante con las otras potencias marítimas. A finales del siglo XIII, aquellos antiguos aliados (Génova, Pisa, la Provenza que ha pasado a dominio de los Anjou) se han convertido en algo más que rivales; son enemigos a abatir. La campaña siciliana fue para hacer retroceder los Anjou y de rebote, la monarquía francesa. Y la campaña de Cerdeña, para ganar la centralidad del Mediterráneo occidental a los genoveses y a los pisanos.

Sabemos que a principios del siglo XIV las galeras de Catalunya actuaban contra la piratería musulmana en el estrecho de Gibraltar. ¿Este hecho indica una voluntad de salir hacia el Atlántico?

Sí, está claro. Pero las rutas atlánticas, a través del Estrecho, se abrirán -definitivamente- cuando la Corona castellanoleonesa complete la conquista de la Andalucía occidental, a mediados del siglo XIV. Es decir, cuando un estado cristiano pasa a tener el dominio de la costa norte del estrecho. No obstante, sabemos que los barcos catalanes ya se arriesgaban a surcar el Atlántico mucho antes. En verano de 1281, la aduana de Londres consigna la estiba y desestiba de la galera mallorquina de Guillem de Bona. A finales del siglo XIII, los puertos del sur de Inglaterra eran visitados por mercantes mallorquines, genoveses, venecianos...

¿Qué tipo de relación comercial había entre Catalunya e Inglaterra a caballo entre los siglos XIII y XIV?

Los catalanes (y los mallorquines y los valencianos) compraban lana. La lana inglesa era la más preciada del mundo. Y vendían, principalmente, productos manufacturados a Catalunya (armas, trapos). También, en este caso, la balanza comercial era claramente favorable a los catalanes. Pero, en cambio, con los Países Bajos, la balanza estaba muy equilibrada: los catalanes vendían, también, armas, pero compraban ropas finas, fabricadas en los telares de Amberes o de Brujas, que después revendían en los mercados peninsulares, o por todo el Mediterráneo.

¿Quiénes fueron los pioneros de estas rutas atlánticas?

Quizás los mallorquines y los catalanes. Y después se sumaron los genoveses y los venecianos. Este es un debate todavía abierto a la historiografía medieval, hay especialistas que argumentan que los genoveses fueron los primeros en frecuentar la costa atlántica de Marruecos... Como digo, no hay consenso.

¿Con las Canarias pasó el mismo?

Lo que sabemos de las Canarias es que hay una tentativa catalana -muy temprana- de colonización comercial. Y lo sabemos a través del viaje del comerciante mallorquín Jaume Ferrer, que en 1343 tocó las costas de las Canarias y las de Río de Oro. La expedición de Ferrer aparece detallada en un dibujo que ilustra el Atlas Catalán de Abraham Crezcas, cartografiado el 1375. Incluso, algunos historiadores sostienen que, acto seguido al viaje de Ferrer, los mallorquines crearon una pequeña estructura colonial en las Canarias, que no trascendería en el tiempo. Aquella estructura disponía, también, de un obispado que tenía la misión de evangelizar a los indígenas canarios. Comercio y religión, dos de las tres patas de la idea imperial. Eso fue un siglo antes de la conquista castellana de aquellas islas.

¿Por qué no se consolidó la empresa catalana en las Canarias?

Por varias causas. Una causa fue la Peste Negra (1348), que devastó Europa tan solo unos años después del viaje de Ferrer. Aquella peste paró muchas empresas que justo empezaban. Comerciales y militares. La de las Canarias y de Río de Oro sería una de estas. Otra fue los pogromos (1391). Cuando empezaba a salir de los terribles efectos de aquella peste, se desencadenó una persecución contra la población judía, que se inició en la Corona castellano-leonesa (en la Andalucía occidental), pero que se propagó como la pólvora por la Corona catalano-aragonesa. El saqueo de las juderías y la dispersión de la población judía detuvo el enderezamiento económico, e impidió la recuperación de empresas; como por ejemplo la de las Canarias.

Làmina núm. 9 del Atlas Català de Abrham Cresques (1375). Fuente Bibliothèque Nationale de FranceLàmina núm. 9 del Atlas Català de Abraham Cresques (1375) / Fuente: Bibliothèque Nationale de France

¿Tanto impacto tuvieron los pogromos?

Mucho. Los toscanos, por ejemplo, en su correspondencia comercial, escriben que los catalanes se han vuelto locos... que no saben lo que hacen. Y escriben, también, que aquellos pogromos han sido, comercialmente, devastadores. Dicen que en Valencia, en Barcelona, o en Palma, comercialmente, "no se mueve ni una pluma".

Con todo eso, ¿podemos apuntar a que la idea de Colón no era de cosecha propia?

Colób era un navegante con un nivel de conocimientos extraordinario. Pero era el resultado de una tradición de transmisión de conocimientos que se inicia, siglos antes en el sector marítimo occidental del Mediterráneo: Barcelona, Génova, Pisa, Nápoles, Valencia... Colón se formó con los conocimientos que habían aportado navegantes como Ferrer, que habían documentado cartógrafos como Crezcas, y que habían entusiasmado a inversores como Santàngel. Sin esta cadena de transmisión de conocimientos y sin esta ancestral cultura marítima catalana (y también genovesa, y veneciana), la empresa colombina no habría existido. No nos olvidemos de que Colón tenía una idea de su proyecto, básicamente, de naturaleza comercial.

Imagen principal: Fragmento del Atlas Catalán (1375) obra de Abraham Cresques. Detalle ilustrativo del viaje de Jaume Ferrer / Fuente: Bibliothèque Nationale de France