En 1995 el filósofo y semiólogo Umberto Eco pronunció una charla en un simposio en la Universidad de Columbia. El texto más tarde sería publicado como artículo, y ahora, tres años después de la muerte de este intelectual italiano, Ara Llibres ha querido publicarlo en catalán, en un volumen independiente, en traducción de Maria Llopis (Lumen lo editó en castellano hace unos meses). Lo ha titulado, sencillamente, Contra el fascismo.

La cuna del fascismo

Eco, nacido en 1932, era, en el fondo, un hijo del fascismo (del primer fascismo, el original, como apuntaba él mismo). Empieza su ensayo explicando que a los 10 años ganó un premio literario de las juventudes fascistas con un texto en qué aseguraba estar dispuesto a morir por "la gloria de Mussolini y el destino inmortal de Italia". Pero la guerra trastocó sus convicciones y se convirtió en un sólido antifascista, que siempre plantaría cara a los totalitarismos.

Alerta con las indefiniciones

Eco quiere recordar que el fascismo es muy amplio, justamente porque no parte de una ideología cerrada, sino que se transforma continuamente. "Se puede jugar al fascismo de muchas maneras y el nombre del juego no cambia". Y compara el fascismo español y el italiano, poniendo mucho el acento en el hecho colonial: "Sacad al fascismo [italiano] el imperialismo y obtendréis a Franco o Salazar; sacad el colonialismo y tendréis el fascismo balcánico".

Identificar el fascismo eterno

Eco en su ensayo intenta identificar los factores que unen todos los fascismos, o, como él lo define, el uro-fascismo, el fascismo eterno. Identifica una quincena, entre ellos el culto a la tradición, basado en la búsqueda de una supuesta verdad primitiva; el rechazo de la modernidad y del racionalismo; el culto a la acción; la condena del espíritu crítico; el rechazo a la diferencia; el nacionalismo y la xenofobia; la apuesta por la lucha permanente; el menosprecio hacia la debilidad; el machismo... Y acaba con una advertencia: el fascismo se adapta a los tiempos y muta de lenguaje: la próxima vez no vendrá con el mismo uniforme. La única forma de evitar que se reproduzca es combatirlo continuamente.

Reivindicación de la Resistencia

Umberto Eco incluye en su reflexión un elogio de la resistencia antifascista italiana. Para Eco no tiene sentido cuestionar su eficacia bélica en la lucha antifeixista; lo esencial es su "significado moral y psicológico". Por desgracia, en el Estado español, la transición no supo valorar a aquellos que habían resistido al franquismo. A la democracia le costó reivindicar a las víctimas, y lo hizo tarde y mal, pero todavía fue más incapaz de reivindicar a los luchadores por la libertad (quizás por culpa de la acción de ETA). Olvidar a los héroes que combatieron al fascismo en el Estado español sólo podía tener un efecto: debilitar la democracia.

Discursos para convencidos

Dicen que algunos curas, al encontrarse con las iglesias casi vacías, recriminan a los pocos feligreses que la gente ya no quiere ir a misa. Los pobres asistentes a la ceremonia tienen que recibir las críticas destinadas a los que no van y que no escucharán jamás al cura. De la misma forma, probablemente aquellos que compran un libro titulado Contra el fascismo son muy concientes de que hay que combatir permanentemente al fascismo. Pero en la calle hay centenares de miles de personas, millones, dispuestas a simpatizar con el uro-fascismo, o como mínimo con algunos aspectos de este. Muchos de ellos están, incluso, decididos a votarlo. Y no tienen la mínima intención de comprar el libro de Eco para repensárselo.