El amor y el deseo son eternos, pero la manera de entenderlos y procesar sus consecuencias depende de las dinámicas sociales y de los principios morales que rigen cada momento histórico. Las emociones y los sentimientos son puros; la manera en que los evaluamos se somete a los dictados y climas coyunturales. La Vita Nuova (1292-1293) de Dante, Las amistades peligrosas (1782) de Pierre Choderlos de Laclos, Las afinidades electivas de Johann Wolfgang von Goethe (1809), Sentido y sensibilidad (1811) de Jane Austen, Madame Bovary (1856) de Gustave Flaubert, El cartero siempre llama dos veces de James M. Cain (1934) y Cincuenta sombras de Grey (2011) nos hablan, en última instancia, de lo mismo —pongamos, la conmoción que supone que el corazón y el cuerpo se aceleren en presencia de alguien—, pero ninguno de sus protagonistas juzga los resultados de la misma forma.
Si cada generación se enamora y practica el sexo de forma distinta (o quizá sería mejor decir que piensa de manera distinta sobre cómo se enamora y practica el sexo), cada generación necesita voces literarias que la reflejen y reflexionen sobre ellas
Si cada generación se enamora y practica el sexo de forma distinta (o quizá sería mejor decir que piensa de manera distinta sobre cómo se enamora y practica el sexo), cada generación necesita voces literarias que la reflejen y reflexionen sobre ellas. Arià Paco (Igualada, 1993), doctor en Filosofía por la Universidad de Arizona y autor de dos novelas anteriores —Mentir a les mosques y Covarda, vella, tan salvatge—, ha ganado el último Premi Llibres Anagrama de Novel·la postulándose para aclarar un poco las aguas con Teoria del joc.

Una novela con fecha de caducidad pero mirada antropológica
Aunque la percepción de que “vivimos tiempos interesantes” sea aplicable a cualquier época, el hecho de que el título aluda a un área de las matemáticas que estudia cómo los individuos toman decisiones en un marco de competitividad e incertidumbre, intentando anticiparse al adversario y minimizar riesgos, expresa la fina capa de hielo sobre la que transita hoy en día Eros, atento a que los combativos movimientos feministas, las nuevas masculinidades, el Me Too, la cultura de la cancelación y otras formas de revisión de dinámicas tóxicas entre los sexos agrieten la superficie. El vehículo para analizar el estado de la cuestión —o el soldado que se envía en representación del conjunto al campo de batalla— es Ernest, a quien seguiremos en su confusa y atormentada trayectoria afectiva y sexual, desde que es niño hasta los treinta años. Una persona tan abierta a jugar sin descanso como a reflexionar sobre los efectos de todo ello, como un deportista tan pendiente de la ejecución en el terreno de juego como del análisis pospartido. Aunque el libro está escrito en tercera persona, es el propio Ernest quien ficcionaliza su figura, como queda claro en un prólogo que explicita la necesidad de encontrar una voz lo bastante libre y desinhibida para hacer un retrato honesto de cómo experimentó las convulsiones emocionales y físicas en un momento de redefinición de los roles de género y de las relaciones de pareja. Un narrador, por tanto, intervencionista, que es uno de los principales hallazgos de la novela: una especie de mediador o exegeta en la lucha del protagonista por descifrar los nuevos códigos de la masculinidad. (Un narrador a veces también cómplice e irónico: “Ahora sería un buen momento para describir el cielo, o fijarme en algún tren que pasa raudo entre los campos de amapolas, pero eso sería tomaros el pelo”). Asimismo, hay que destacar el trabajo del autor con el lenguaje: la manera en que el habla revela la personalidad y es signo de los tiempos (por ejemplo, la presencia de anglicismos), el acierto en la elección de símiles y metáforas...
Teoria del joc no destaca especialmente por las historias que despliega, sino por cómo intelectualiza los grandes temas
Teoria del joc no destaca especialmente por las historias que despliega —herencias familiares, experiencias escolares, conversaciones y encuentros entre amigos, procesos de seducción y ruptura...—, resumibles en los ingredientes de cualquier novela de formación, sino que brilla por la manera en que intelectualiza constantemente los grandes temas (amor, amistad, sexo, desencanto, culpa, desconcierto...). Todo lo que Ernest lleva a cabo en el plano de la realidad encuentra su correlato en su cabeza, una mente que se pregunta, que se cuestiona, que recalibra... proceso que le permite ir construyéndose una moral personal en un mar de dudas e indefiniciones. Eso no quita que Arià Paco muestre un gran talento en un apartado tan delicado y traicionero como es la exhibición del deseo y la pasión. En efecto, las escenas de sexo brillan porque no están atentas a lo que hacen los cuerpos, sino a lo que dicen (“¿Por qué el placer no es un indicador moral fiable?”, leemos en un momento dado), al tiempo que el autor ha declarado en una entrevista que para él escribir sobre sexo es escribir una conversación, poniendo el foco en las geometrías y no en las acciones

Teoria del joc admite explícitamente que caducará pronto, porque costumbres, valores, juicios, prácticas, modas, tendencias... evolucionan sin descanso. Pero precisamente por eso será un libro al que volver con mirada antropológica para entender las primeras décadas del siglo XXI
Teoria del joc admite explícitamente que caducará pronto, porque costumbres, valores, juicios, prácticas, modas, tendencias... evolucionan sin descanso. Pero precisamente por eso será un libro al que volver con mirada antropológica para entender las primeras décadas del siglo XXI (feminismo, hombres deconstruidos, ecología, poliamor, pandemia, ciertas lecturas como identificadores de momentos vitales —“leíamos a Murakami porque nos gustábamos”—...), y apreciar también cuáles fueron las fórmulas de comunicación predominantes (blogs, correos electrónicos, mensajería instantánea, foros de internet, redes sociales, WhatsApp) y cómo estas modelaron nuestras relaciones más cercanas: vivir, al fin y al cabo, en un mundo donde “era posible tener una conversación de veinticuatro horas, narrar el día entero sin dejar de vivir ni un segundo, duplicar el alcance de la propia vida, convertirla toda en material de conversación”. Amigos, amigas, id a favor de la vida y actuad con una moral sex positive. ¿La razón? Teoria del joc.