Agridulce apertura de la temporada navideña de circo en el Moll de la Fusta de Barcelona. El Circ Històric Raluy estaba de fiesta, porque cumplía 50 años y había preparado "un espectáculo muy especial". Pero la semana pasada murió el alma del espectáculo y fundador del circo, Carlos Raluy. A pesar de todo, los profesionales de la compañía han decidido continuar adelante, con un espectáculo creado por Carlos, con el equipo de profesionales que escogió él mismo. Y pese a la desaparición de Carlos Raluy, el espectáculo, en su presentación, ha funcionado como un reloj, y ha conseguido emocionar y hacer reir al público barcelonés. El Raluy pasará la Navidad en Barcelona y estará allí hasta el 16 de febrero. Las entradas se pueden comprar en su página web.
El tarro pequeño
El Raluy no es un circo inmenso. Y su equipo de profesionales es reducido. Sólo una quincena de personas salen a la pista. Son los mejores. Hay acróbatas, contorsionistas, trapecistas, malaberistas, el hombre forzudo... Ofrecen números absolutamente depurados, sin maquinarias espectaculares ni decorados especiales. No hace falta: es la técnica de los artistas la que se muestra con su máxima pureza. No hay animales, pero no faltan dosis de poesía sin caer nunca en la sensiblería. La sencillez y la espectacularidad es la clave para ofrecer números que enganchen al público. Un malabarista que es capaz de mantener en el aire, al mismo tiempo, diez anillas. Un contorsionista que, disfrazado de rana, adopta las posiciones más inverosímiles. Un forzudo que puede sostener a dos chicas que se columpian o que puede recibir una pesada bala disparada por un cañón. Una pareja de acróbatas que hacen un juego aéreo que roza lo imposible...Y lo más importante, el Circ Històrico Raluy sabe mantener el ritmo con unos intermedios cómicos, quizás la parte menos clásica del repertorio. Invita al público a intervenir,a bailar, a aplaudir, a salir a la pista... Y el animador tiene una gran habilidad para involucrar al público, que rápidamente se anima y se suma al espectáculo.
El circo de siempre
En unos tiempos en que está de moda el circo contemporáneo, y en el que las nuevas tecnologías cada vez hacen más incursiones en las pistas, el Raluy opta por un circo de corte muy clásico. Los vehículos antiguos que utiliza el circo ya son la puerta de entrada en un mundo fascinante, muy vintage. Una de las claves de esta inmersión al pasado es la carpa, preciosa, de talla media, que apuesta por la proximidad del público con los artistas. Dicen que la gran inspiración del Circ Històric Raluy, cuando se fundó, era el modernismo y la Belle Epoque, y esta vocación retro se mantiene. Acróbatas, contorsionistas o malabaristas buscan la raíz del circo más clásico, sin mucho concesiones en la fusión. El secreto radica en contar con los artistas necesarios. Y el circo dispone de una quincena de artistas en la pista que, en la mejor tradición del mundo del circo, representan un abanico de nacionalidades: italiana, portuguesa, inglesa, china, escocesa, ucraniana, alemana, peruana... Algunos de ellos pertenecen a grandes familias de artistas del circo, como los Pellegrini o los Tonyi (y, como no, los Raluy). Estos artistas, como es tradición, viven todos juntos en las caravanas en que viajan arriba y abajo (unos vehículos antiguos magníficamente restaurados). Incluso disponen de una caravana que funciona como hotel para los que quieran ver cómo es un circo por dentro.
Carlos Raluy.
El circo de todos
El Circ Històric Raluy no es un circo para niños. Es un circo para niños, jóvenes y mayores. No es ni un circo donde los padres acompañan a los niños, y se aburren mientras los niños se divierten, ni un espectáculo muy intelectual donde los grandes quedan fascinados mientras los niños bostezan. Al Raluy pueden ir familias, pero también personas mayores solas, grupos de jóvenes... Y todos podrán disfrutar de este espectáculo. Estas Navidades aquellos que todavía no la han encontrado nunca, podrán descubrir la magia del circo en el Moll de la Fusta.