El verano se acaba. ¿Te apetece despedirlo de una forma especial? ¿Qué te parece un poco de senderismo? Más concretamente: ¿te apetece visitar algunas de las montañas de Catalunya? Durante estas semanas tórridas has ido a la playa, a parques de atracciones, has probado horchata, cerveza y quizás incluso has viajado en avión y has enseñado catalán en otros lugares. Pero seguro que no te has ido de montañismo, ¿verdad? Pues nada, manos a la obra: en este artículo de la Tumbona, la sección más refrescante de ElNacional.cat, descubrirás 5 montañas de Catalunya perfectas para pasar en ellas los postreros días de verano.

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1. El Turó de l'Home y las Agudes, una mañana con la familia

Empezamos este listado de montañas de Catalunya con una opción para toda la familia. Siguiendo la carretera BV-5114, a la altura de Santa Fe del Montseny y justo al punto medio entre Campins y Viladrau, se esconde la singular Font de Passavets, el punto de inicio de la ruta que nos permitirá llegar hasta las cimas más altas del macizo del Montseny. Con cosa de una hora, sin pérdida y atravesando el famoso Coll Pregon, ya estaremos en la cima del Turó de l'Home, el punto más alto del Montseny con 1.705,8 metros.

Desde allí arriba y mirando hacia el norte podremos divisar Les Agudes, segundo punto más alto del Macizo con 1.705,4 metros. El camino que nos llevará hacia allí, fácilmente intuitivo, no supera los 30-35 minutos de recorrido. Para bajar, descenderemos hasta el Coll de les Agudes, donde tendremos que empezar a seguir unas señales de color rojo que, pasando por la fuente del Briançó y el Plano del Espinal, nos conducirán otra vez en la carretera donde nos reencontraremos con Passavets.

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Se trata de una excursión que no pasa de los 10 kilómetros ni de los 500 metros de desnivel, así que a ritmo ligero se puede completar perfectamente en dos horas, como mínimo. Esta opción nos permitiría volver a estar en casa para comer, siempre y cuando nos hayamos levantado pronto, vale a decir. Por otra parte, la opción de hacerla con la familia o simplemente a un ritmo mucho más relajado (deteniéndonos a hacer fotografías o picar alguna cosa con las criaturas a medio camino) es también muy acertada y encaja perfectamente con el entorno. En este caso, tendríamos que tener previsto invertir un total de tres horas, más o menos.

Al acabar, podemos bajar hasta la Riera de Santa Fe, en los pies de la fuente de Passavets, y comernos un bocadillo remojando los pies dentro del agua. De esta manera, ya llegaríamos a casa comidos.

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Cualquier época del año es especial para ir al Montseny, pero la belleza de esta ruta se ve multiplicada si la hacemos en primavera o en otoño. La gama de colores que nos ofrecen robledales, pinares y encinas es ciertamente cautivadora.

2. El Matagalls, una montaña de Catalunya legendaria

Dice la leyenda que, hace ya un manojo de años, un gigante a quien todo el mundo marginaba y un gallo a quien sus dueños se querían zampar se escaparon de la civilización y decidieron ir a vivir juntos en las afueras del pueblo. Los ciudadanos construyeron un muro en la entrada de la población para evitar que no volvieran a entrar nunca más. Iban pasando los años y el gigante cada día estaba más triste, cansado de no recibir nunca ninguna visita.

Una mañana, este ya no se levantó y, el gallo, asustado, decidió ponerse encima de él para ver si así se despertaba. El tiempo los fue cubriendo a los dos de hierba y matorrales, hasta el punto que, a día de hoy, la silueta del gallo encima del gigante ha dado nombre a la montaña de Catalunya que ahora nos ocupa, el Matagalls.

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Si queremos hacer una visita y así arrancar una sonrisa al histórico gigante que custodia esta montaña, solo nos tenemos que dirigir hasta el aparcamiento de Collformic, donde podremos dejar el coche. La ruta hasta la cima, perfectamente señalizada, es corta pero con un cierto desnivel. Para entendernos, si para hacer el Turó de l'Home hicimos 500 metros de desnivel, aquí haremos más o menos los mismos, pero repartidos en un recorrido más corto.

Si se está en buena forma y/o se quiere ponerse a ello, se puede subir y volver a bajar en menos de dos horas, perfectamente. En todo caso, es una muy buena montaña para compartir con la familia y con niños. Si hace buen día, desde el Matagalls (1.698 metros) podremos observar, aparte de la plana de Vic, la sierra de Montserrat, el Prepirineo e, incluso, el mar.

3. La Gallina Pelada, la hermana pequeña del Pedraforca

¿Quién no ha oído hablar nunca del Pedraforca? Cuesta encontrar a alguien que, ya sea de pequeño o de mayor, en el cau, sola o con amigos, no haya trepado nunca por las últimas curvas de la mágica montaña que preside la sierra del Cadí. Es por eso que hoy os recomendamos que vayáis a visitar a su hermana pequeña y menos conocida, la Gallina Pelada, situada a pocos kilómetros del municipio de Saldes. De entre muchas otras cuestiones, vale la pena destacar la espectacular imagen del Pedraforca que se tiene mientras subimos la Gallina.

Esta cima, sin demasiada vegetación tal como su nombre indica, ya cuenta con 2.321 metros de altitud, motivo por el cual estaríamos hablando de un peldaño más de dificultad respecto de los dos anteriores. Verano, otoño y primavera son las estaciones en las que su ascensión se vuelve más sencilla.

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Aun así, la Gallina Pelada no se caracteriza por ser una montaña especialmente difícil de coronar. Tenemos que tener en cuenta que el desnivel acumulado ronda los 700 metros, pero estos se van alcanzando poco a poco, pues la ruta nos ofrece un buen puñado de prados y zonas muy verdes, donde es fácil encontrar animales paciendo, que nos hacen pasar el desnivel de una manera bastante amena. Desde el aparcamiento de la Font Freda hasta la cima, a paso ligero, hay unas dos horas, como mínimo. Ya de bajada con el coche, podemos detenernos a hacer un bocadillo en Gósol, un pueblo con mucha historia y curiosidades en la espalda.

4. Eth Tuc dera Escaleta, una montaña de postal

Cerca del municipio de Es Bòrdes se sitúa la Artiga de Lin, una espectacular postal natural desde donde empiezan muchas rutas pirenaicas. Sin ir más lejos, es uno de los puntos más famosos por iniciar la ascensión hacia el Aneto. En nuestro caso, nos disponemos a aprovechar esta montaña de Catalunya para hacer una ruta circular que sale y acaba en el aparcamiento de la misma ermita de la Artiga de Lin.

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Recordamos que ya estaríamos a un grado de dificultad 4, pues nos disponemos a hacer un recorrido de unos quince kilómetros, con más de 1.300 metros de desnivel y a cuya mitad coronaremos un pico, eth Tuc dera Escaleta, de casi 2.500 metros. La duración total versa entre las cinco y las seis horas, en función del ritmo y las paradas que hacemos. Se desaconseja formarla al invierno y buena parte de la primavera, a no ser que ya vamos mentalizados y preparados para hacerla con mucha nieve.

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La ruta circular nos marca la primera parada en la cabaña de Pomèro, desde donde ensartaremos la subida en el Tuc. Una vez allí, lo desescalaremos hasta llegar a la altura del barranco de Aubèrt, el cual tendremos que recorrer para volver a llegar al aparcamiento. Las marcas del PR a seguir hace años que no se renuevan, así que habrá que ir con los ojos muy abiertos y, a poder ser, con algún tipo de mapa en papel o localización activa en el teléfono móvil. En todo caso, es una excursión muy recomendable y poco concurrida. La majestuosidad de los parajes que atravesamos nos dejan del todo boquiabiertos.

5. La omnipotente Pica d'Estats, el techo de Catalunya

La emblemática Pica d'Estats es, con 3.143 metros, la montaña más alta de Catalunya y uno de los picos más importantes de todo el Pirineo. Por este motivo, acostumbra a ser una cima bastante concurrida, sobre todo durante la temporada de verano. Su importante altitud, así como las condiciones climáticas inestables de la zona, hacen que los obstáculos con los qué podamos chocar en cualquiera otra época que no sea el verano se maximicen de forma clara.

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Hay muchas rutas y modalidades diferentes a la hora de hacer la Pica, pero desde aquí recomendamos una que nos implicará cargar tienda de campaña, con el fin de hacer noche. Hay que tener presente que tenemos por delante más de diez horas de recorrido en total. Hacerlo en un sol día se convierte en una quimera, si no imposible, muy atrevida.

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Dejaremos el coche en el aparcamiento de la Molinassa, a pocos kilómetros del pueblo de Àreu, en el Pallars Sobirà. Como tenemos previsto hacer noche a medio camino, haremos bien en ponernos a andar hacia allí a las cinco de la tarde. Desde allí nos esperan unas tres horas hasta l'Estany d'Estats, donde ya es tradición para muchos desplegar las tiendas, calentar caldo en el hornillo y comer el bocadillo. A dormir pronto y el día siguiente, a amanecer, hacia arriba y a seguir.

Desde el estaño hasta la cima no tenemos más de tres horas, tiempo que podremos alcanzar si, además de la Pica, nos apetece coronar otras cimas vecinas como el Verdaguer y el Montcalm. Hacerlo nos sacará una hora extra, como mucho. Una vez completado todo eso, sólo nos quedará deshacer todo el camino hecho de subida. Hasta el aparcamiento nos esperan, yendo a paso tranquilo, unas cinco horas. A medio camino, podemos volver a parar a l'Estany de Estados, donde hemos hecho noche, y comida.

Ya lo sabéis, calzaos las botas y a andar. ¡Que tengáis buena ruta!