En Catalunya se tiene la tendencia a mantener la muerte oculta, como si no existiera. Mientras en otras ciudades de Europa los enamorados pasean por los cementerios, convertidos en grandes parques públicos, nosotros ignoramos a nuestros muertos. Hay aficionados a visitar cementerios, pero son pocos. Los catalanes que cuando visitan París no se pierden la visita al Père-Lachaise, sólo pisan los cementerios de Barcelona cuando tienen que enterrar a un pariente muy próximo. Y, a pesar de todo, vale la pena hacer una visita a este gran cementerio barcelonés, tanto por las obras de arte que contiene, como por las huellas que la historia ha dejado allí.

Tumba del catedrático de Anatomía Farreras i Framis. Escultura de Rossend Nobas. Fotografía: Enfo, Wikipedia.

El modernismo fúnebre

El Cementiri del Sud-oest, como se llama oficialmente, queda en la vertiente sur de la montaña de Montjuïc, por lo que es difícil verlo si no se pasa por la Ronda del Litoral. Se puede llegar a él con los autobuses 21 y 107, y cuenta con un autobús que circula por dentro del recinto. En realidad, desde 2008 ha entrado en las rutas turísticas de la ciudad. El cementerio se creó en 1883, en plena efervescencia del modernismo, y fue diseñado por Leandre Albareda. La burguesía barcelonesa hizo ostentación de su riqueza en este cementerio; encargaron, a los mejores artistas catalanes, un gran número de obras modernistas: panteones, grabados, decoraciones de forja, lápidas, esculturas... Para conocer bien el modernismo catalán, además de pasar por la Pedrera y la Sagrada Família, hay que visitar Montjuïc.

Panteón Vial i Solsona; escultura de Noel Clarasó. Fotografía: Enfo. Wikipedia.

Todos los artistas

El Cementiri del Sud-oest ofrece una ruta artística pensada para los que quieran visitarlo. Pero en realidad, el número de rutas posibles es altísimo, porque hay muchísimas obras de arte. Hay numerosas estilizadas imágenes de Josep Llimona: ángeles, mujeres de duelo... Enric Clarassó tiene muchas esculturas, algunas de gran belleza, como la del panteón Vial i Solsona, o la impresionante figura femenina de la tumba de António Leal da Rosa. Antoni Rovira, el arquitecto que competía con Cerdà por el Eixample de Barcelona, el de la plaza Roviraelaboró el impresionante mausoleo de Miquel Buxeda. También encontramos esculturas de autores no modernistas, como Clarà. Y numerosas pequeñas maravillas de forja, o vitrales, creados por los artesanos que colaboraban con los artistas modernistas.

Tumba de Francesc Macià. Fotografía: Jordiferrer. Wikipedia.

Nombres de todos tipos

Lo más selecto de la alta sociedad barcelonesa está enterrado en Montjuïc: industriales, banqueros, armadores... Pero hay muchos otros personajes conocidos enterrados en este cementerio: desde el dibujante Opisso, hasta el chocolatero Ametller (el del chocolate a la taza), pasando por el folclorista Joan Amades o el pintor Isidre Nonell. También está enterrado allí Francesc Macià, primer president de la Generalitat restaurada, muerto el día de Navidad de 1933.

Tumba de Lluís Companys. Fotografía: Isaac Bordes, Wikipedia.

Un universo de dolor

Cualquier muerte produce dolor. Pero el dolor es especialmente fuerte cuando proviene de una muerte violenta. Y en Montjuïc el número de víctimas de muertes violentas es muy elevado. La visita al cementerio supone, inevitablemente, una reflexión sobre la violenta historia de nuestro país. Se puede ver la tumba del pedagogo Francesc Ferrer i Guàrdia, que fue ejecutado en 1909, acusado sin pruebas de haber organizado la Semana Trágica. Y, siempre con algunas flores y con banderas anarquistas, está la tumba de Bonaventura Durruti, el líder de la CNT muerto durante la guerra civil; la inscripción de la lápida reza: "Nosotros llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones". En la montaña de Montjuïc también encontramos la sepultura de Lluís Companys, el president mártir fusilado por el franquismo. Y un amplio espacio, el Fossar de la Pedrera, una antigua fosa común, recuerda a toda la gente víctima de la represión franquista, como los fusilados en el Camp de la Bota. Este Fossar se ha convertido en un espacio de homenaje a las víctimas de la barbarie: la preside una piedad que recuerda a los inmolados por la libertad de Catalunya, y hay monumentos y placas en recuerdo de los muertos en los campos nazis, de los republicanos, y de los opositores al franquismo.

La colección de carrozas fúnebres de Montjuïc. Fotografía: Jordiferrer. Wikipedia.

La colección de carrozas fúnebres

Cementiris de Barcelona cuenta, en el recinto del cementerio, con una original colección de carrozas fúnebres. Hay trece lujosas carrozas de las que se utilizaban antiguamente para llevar los cadáveres, seis carruajes de los que usaban los familiares de los muertos, y tres antiguos vehículos a motor. Pero, además, hay una pequeña exposición que muestra los uniformes que, hace años, llevaban los empleados de las funerarias. La colección de carrozas fúnebres sólo se puede visitar los sábados y domingos por la mañana.

 

Imagen de portada: tumba de Mercè Casas. Escultura de Josep Llimona. Fotografía: Enfo. Wikipedia.