El catalán ha dado muchas palabras al castellano: porche, del catalán porxo, porxe o perxe; nao, del catalán nau; o blao, adaptación de blau 'azul' (es muy poco usado; el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española considera que proviene del alemán, pero es más probable que venga del catalán; en todo caso, en catalán sí que proviene de las antiguas hablas germánicas). El caso más conocido es añorar y añoranza (de enyorar y enyorança). Luego hay un montón de palabras terminadas en -el que tienen su origen en palabras catalanas con la terminación -er: papel, que viene de paper; timonel, de timoner; y granel, de graner o granell. Este último precisamente se utiliza en castellano en la expresión a granel 'a raudales', que a su vez ha pasado al catalán (venda a granel 'sin envasar').

La gastronomía catalana también se extiende

Es bastante frecuente que, cuando un plato se internacionaliza, también lo haga la forma en la que se dice en la lengua original (como pizza, fricandó, fondue, sushi o kebab). Por ello, las comidas típicamente catalanas se dicen tal cual en castellano: escalivada o escalibada (de escalivada), fideuá (reflejando la pronunciación valenciana), fuet, alioli... y la paella. Muchos castellanos se extrañan al saber que, en realidad, paella designa el utensilio de cocina para cocer (en castellano, sartén); entonces es necesario explicar que el arroz en cuestión se elabora mediante una sartén.

Muchos castellanos se extrañan al saber que, en realidad, paella designa el utensilio de cocina para cocer; entonces es necesario explicar que el arroz en cuestión se elabora mediante una sartén

No hay fronteras que detengan la expansión de los catalanismos

La gente de Cataluña que habla castellano ha incorporado, en su habla, muchas formas catalanas, sobre todo del mundo de la construcción: tochana (de ladrillo), cuando tendrían que decir ladrillo; rachola (de rajola) por baldosa; o paleta (de paleta) por albañil. También comidas que son muy típicas en tierras catalanas: mocheta (de mongeta) por alubia, judía, frijol o habichuela; o llesca (de llesca, tostada con comida encima) por rebanada. Y sobre todo aquellas palabras catalanas que no se pueden traducir al castellano: enchegar (poner en marcha), plegar (dejar de trabajar), no cale (no ser necesario).

Ahora: en Castilla y Andalucía también hay catalanismos. Así, en Murcia dicen bufar en vez de soplar o devinalla en vez de adivinanza; incluso existe un río llamado Rihuete. A su vez, en Andalucía ya puede oirse con frecuencia deu como despedida. Como los castellanohablantes de Catalunya suelen decir deu para despedirse (aunque lo digan hablando en castellano), lo pegaron a sus amigos, parientes y conocidos andaluces.

Como guinda hay Quijote, el célebre personaje creado por Miguel de Cervantes. Procede del catalán cuixot, la pieza de la armadura medieval que cubría el muslo

¡Y tantas otras!

La lista es tope larga: desde el armatoste (del catalán armatost 'máquina de guerra que se arma rápido': quienes dicen armatoste en catalán, con forma castellana, están traicionando su origen) hasta la bústia que dicen tal cual los castellanohablantes de Catalunya (aquí se dio la vuelta a la tortilla: en los años 70 y 80 del siglo XX eran los catalanes los que decían busson, del castellano buzón).

Como guinda está Quijote, el célebre personaje creado por Miguel de Cervantes. Procede del catalán cuixot, la pieza de la armadura medieval que cubría el muslo (en catalán cuixa). En el Museo del Ejército, situado en el alcázar de Toledo, hay reproducido un texto antiguo en castellano, extraído de la armería del marqués de la Velada, que dice así: Catorçe arneses blancos [...], dos quixotes para los muslos [...].