Este miércoles se han presentado, en rueda de prensa, los siete candidatos que el próximo día 28 de noviembre participarán en las elecciones a rector de la Universitat de Barcelona:

  • Norbert Bilbeny, catedrático de Ética,
  • Joan Elias, catedrático de Matemáticas,
  • Rafael Franco, catedrático de Bioquímica,
  • Joan Guàrdia, catedrático de Metodología de las Ciencias del Comportamiento,
  • Eduardo L. Mariño, catedrático de Farmacia y Tecnología Farmacéutica,
  • Màrius Rubiralta, catedrático de Química Orgánica, y
  • David Vallespín, catedrático de Derecho Procesal.

El debate entre los candidatos se ha caracterizado por la falta de propuestas contrapuestas. Todos han insistido en su capacidad de mejorar la gestión a través del conocimiento de las diferentes realidades. En todos los casos han presumido del alto nivel de la universidad y han reivindicado su internacionalización. Ha habido referencias muy genéricas a "recuperar la ilusión" y a "conocer bien la realidad". Y no ha habido confrontación, ni entre los candidatos, ni entre los candidatos y el equipo saliente. De hecho, Bilbeny, que se presenta como un renovador, ha asegurado que los rectores anteriores "lo han hecho bien", pero que hace falta un cambio.

Universidad pública

Los sindicatos de estudiantes y de trabajadores han protestado en los últimos años por lo que consideran la pérdida del carácter público de la Universitat de Barcelona: las matrículas han subido y muchos estudiantes se han visto obligados a dejar sus estudios al no poder afrontar el pago de tasas; cada vez hay más financiación privada de las investigaciones (y condicionamiento privado de las líneas de investigación); y el personal administrativo y docente está sufriendo una precarización aguda. En este sentido, Rubiralta ha apostado abiertamente por la "defensa del modelo público de universidad". Y con Ramón Franco se han mostrado preocupados por la igualdad de oportunidades para acceder a la universidad. Joan Elias ha añadido que se tiene que defender la existencia de másters a bajo coste, para evitar que los estudios de máster sean inaccesibles para muchos. Bilbeny ha sido muy combativo en este punto: cree que la Universidad no se tiene que valorar sólo por los conocimientos, sino también para los valores; y el principal de los valores, para él, tiene que ser la universidad pública. Ha afirmado que "no se puede titubear en la defensa de la universidad pública" y ha criticado que se quiera gestionar como una empresa: "Nuestra gobernanza no puede ser una gobernanza empresarial".

La precariedad

La Universitat de Barcelona tiene un problema grave de precariedad: muchos docentes que se dedican profesionalmente a la docencia y a la investigación a tienen contratos de "profesor asociado", pensados para gente que trabaja en otros sectores y que colabora puntualmente en la universidad. Tienen salarios muy bajos, y una gran precariedad. Y muchos trabajos administrativos están cubiertos por becarios con contratos precarios pensados para investigadores. Como los docentes e investigadores jóvenes no acceden a plazas fijas, la edad media de los profesores estables es de 58 años (y son ellos los que tienen poder de decisión en estas elecciones, pues el reglamento les reserva el 51% del voto ponderado).

Propuestas

Todos los candidatos han considerado que esta situación no es correcta, pero con matices. Joan Elies la ha criticado, pero no tanto como una cuestión de conculcación de derechos laborales (hay docentes muy preparados con un salario de 500 euros), como por provocar un problema de envejecimiento de plantillas. Mariño ha afirmado que es intolerable el uso de figuras como la del profesor asociado para suplir profesores que hagan tareas básicas y estructurales, y ha acusado al rectorado, pero también a los responsables de algunos departamentos, que han usado la figura del profesor asociado de forma impropia. Ramón Franco ha asegurado que hay que presionar a la Generalitat para que otorgue los recursos necesarios para resolver la cuestión del personal. Bilbeny ha apuntado hacia el mismo sentido, y ha dicho que había que hacer un plan urgente para regularizar a los asociados. Rubiralta ha afirmado que esta es, hoy por hoy, "la mayor vergüenza del sistema universitario", pero ha apuntado que se tiene que resolver mediante un acuerdo de todos los rectores de universidades españolas. Quien se ha mostrado más tibio ha sido Vallespín, quien ha afirmado que no se puede buscar una solución en bloque para todos los que tienen estos contratos, sino que hay que verificar su situación "caso por caso".

Relación con el Grup UB

A preguntas de los periodistas, los candidatos se han tenido que posicionar sobre las relaciones entre la UB y el Institut de Formació Contínua (IL3) y con las otras entidades del Grup UB (un grupo de entidades con autonomía jurídica y patrimonial que realizan algunas actividades docentes o de transferencia de conocimiento con el sello de la UB). En marzo pasado estalló un escándalo cuando la UB tuvo que clausurar un master en homeopatía de IL3 que valía 7.000 euros, ya que según los expertos en medicina la homeopatía no tiene ningún valor científico. Y en abril se denunció que había problemas en la justificación de gastos de la UB.

Màrius Rubiralta ha defendido la relación establecida con el Grup UB; y Guardia, Bilbeny y Vallespín han apostado por reforzar el control de la UB sobre estas entidades. Más críticos se han mostrado Elias, Mariño y Franco. Elias ha afirmado que "A veces para obtener un retorno miserable en euros, parece que la UB ha estado dispuesta a vender su marca al mejor postor". Mariño también ha afirmado que la "marca UB" había estado "usurpada por quién le da la gana, tanto de dentro como desde fuera". Y Franco ha dejado claro que "Algunas entidades del Grupo UB, más que ayudar a la Universidad, la están desayudando".

Autonomía universitaria

Varios candidatos han protestado por la falta de autonomía de la universidad. Joan Elias ha insistido en este aspecto, protestando porque "Está intervenida" y se ha opuesto radicalmente a qué haya un control externo de las titulaciones emitidas por las universidades, cómo se ha sugerido en algunas ocasiones. Norbert Bilbeny se ha mostrado, igualmente, contrario a toda supervisión exterior de la calidad académica de los títulos (una cuestión en la que Mariño ha discrepado de Elias y Bilbeny). Guàrdia también se ha opuesto al control externo de la UB al afirmar que no puede afrontar el problema de los asociados porque está demasiado controlada y no tiene autonomía para disponer de sus recursos.

Pocas referencias políticas

Los candidatos han hecho pocas referencias a la política catalana, y las pocas que han hecho han sido más bien vagas. Màrius Rubiralta ha abogado por una "universidad comprometida con los cambios que experimenta Catalunya y comprometida con la catalanidad". Ramon Franco ha hecho referencia al "momento histórico para Catalunya" que será el 2017, con el referéndum. Y prácticamente nada más. Resulta difícil identificar el perfil político de los diferentes candidatos a través de sus programas electorales para el rectorado. Y queda claro que no hay ninguna candidatura que proponga un cambio radical, estructural, en el sistema universitario. Si en la universidad hay gente que piensa que otro mundo es posible, parece ser que son bien pocos los que piensan que otra universidad es posible.

Nuevos y viejos gestores

Vallespín, que hasta hace poco tiempo era vice-rector, ha querido contrarrestar las informaciones que lo presentaban como un candidato continuista: "Ni por edad, ni por trayectoria ni por equipo de candidatura representemos ninguna línea continuista". Ha afirmado que representa en el "relevo generacional" y un modelo de modernidad, y se ha desvinculado de gestores anteriores, porque en su equipo él es el único antiguo vice-rector. Bilbeny, que se postula en el rectorado por segunda vez, ha querido desvincular su candidatura de equipos rectorales anteriores y ha destacado que ninguno de los miembros de su equipo han sido nunca vice-rector. Mariño, considerado a menudo, como Franco, un candidato sorpresa, ha asegurado que lleva años preparando su candidatura, y ha asegurado que actuaría de forma diferente a otros rectores: "No haré equilibros caso de ser elegido", ha afirmado.

¿El estilo importa?

Los siete candidatos sentados a la rueda de prensa del Aula Capella del edificio de la plaza Universitat eran hombres, y los siete llevaban americana (sólo Ramón Franco se ha ahorrado la corbata). Un hecho nada anecdótico en una Universitat de Barcelona donde no se ven muchas americanas, y todavía menos corbatas, y donde las mujeres están mayoría. Los carteles de propaganda para la campaña reflejan la misma tendencia. Todos los candidatos van con americana, y tan sólo Bilbeny y Franco se ahorran la corbata. Todos aparecen solos, excepto Franco, que aparece con Verónica Noé, y Joan Guàrdia, que aparece con su equipo al completo. Así pues, tan sólo hay mujeres en los carteles de estos dos candidatos. Muchos de los candidatos han prescindido del logo de la Universidad; Guàrdia lo ha utilizado en una pancarta, que llevan con su equipo, y los otros dos, Vallespín y Rubiralta, lo han usado de forma muy oficialista: a la parte superior del cartel, encabezándolo. Quizás sí que el estilo importa.