La Fundación Mapfre muestra en la Sala Garriga i Nogués de Barcelona, hasta el 28 de agosto, una exposición sobre Bruce Davidson (Illinois, 1933), uno de los fotógrafos estrellas de la agencia Magnum Photos. Un reportero que sintetizaba fotografía, periodismo y etnografía mediante largas estancias entre los grupos que quería fotografiar. Gracias a su empatía con los personajes retratados consiguió obtener unas imágenes excepcionales de la América menos amable, de aquellos colectivos que habían quedado excluídos del sueño americano.

Un recorrido por una vida

La exposición de la Fundación Mapfre, comisariada por Carlos Gollonet, muestra algunas de las principales series de fotografías de Davidson, por orden cronológico. Así, podemos contemplar su primer gran proyecto, Els Wall, sobre una pareja de abuelos de Arizona (1955); y también una crónica sobre la soledad de la viuda de un pintor en París (1956), hecho antes de fichar por Magnum. Los proyectos de Magnum ya son más ambiciosos: la vida en el circo Clyde Beatty, con énfasis en el payaso enano Jimmy Armstrong (1958), las bandas de Brooklyn (1959)... Unas fotografías amables con los protagonistas de unas historias nada amables. Muchos de los jóvenes retratados por Davidson en Brooklyn no llegaron a adultos...

El activista

Bruce Davidson, en sus imágenes, siempre muestra una gran identificación con los perdedores: abuelos, mineros, pequeños delincuentes, enanos, pobres, individuos solos... Ya cuando estudiaba hizo una dura serie de retratos de alcohólicos, que desagradó a sus profesores por su dureza. En los años sesenta, Davidson se dedicó a cubrir la lucha de los afroamericanos por los derechos civiles. Acompañó a los Viajeros de la Libertad, que circulaban por los Estados del Sur de Estados Unidos para reclamar el fin de la discriminación. En estos viajes constató la firmeza de su lucha y la dureza con que eran tratados por la policía. Durante años cubrió estos temas: fue el periodo en que estuvo más próximo al fotoperiodismo. En la Sala Garriga i Nogués podemos contemplar sus fotografías de Martin Luther King, de las protestas contra el racismo, de las acciones del Ku Klux Klan, de la Marcha sobre Washington para los derechos civiles...

La España más tercermundista

Davidson hizo muchos viajes por el mundo en los años sesenta. Y también llegó a Almería. Allí, mientras participaba en el rodaje de una película, se fijó en los niños de la zona próxima que visitaban continuamente el rodaje. Las imágenes almerienses pueden competir, por la miseria que retratan, con las realizadas en la misma época en México. En cambio, en Gran Bretaña Davidson consiguió unos contrastes excelentes entre sus fotografías de la City, y las imágenes de personajes marginales: pastores, vagabundos... 

De la modernidad a las entrañas de la tierra

Davidson visitó California donde retrató la evolución de la sociedad de consumo: los grandes coches, los supermercados de arte, los restaurantes donde pedías la comida desde el coche... La antítesis la encontramos en sus fotografías de las minas galesas, donde retrata la dura vida de los trabajadores, la precariedad de sus condiciones de vida, la dureza del día a día...

Harlem emblemático

De 1966 en el 1968 Davidson estuvo visitando la calle 100 de Harlem, una zona deprimida de la ciudad de Nueva York, habitada básicamente por latinos y afroamericanos. Davidson no dudará en reflejar los aspectos más duros del barrio: las adicciones, los escombros por todas partes, la falta de espacio, la suciedad... Pero retratará a sus habitantes con mucha dignidad, en la calle, en los comedores, en las escaleras de sus casas, en sus camas... Más adelante en Nueva York mismo, visitó con el escritor Isaac Bashevis Singer una cafetería, la Garden, donde se encontraban abuelos judíos, algunos de ellos supervivientes del genocidio. Quedó tan impresionado  por ellos que acabó por haciéndoles un reportaje.

La jungla subterránea

Davidson consideraba que el reportaje más difícil que jamás había hecho fue el que realizó en el metro de Nueva York en la segunda mitad de los años setenta. En un entorno peligroso, donde la gente estaba muy tensa y cambiaba continuamente, no era fácil pasearse con la cámara y pedir fotografías. Pero Davidson llevaba un álbum con fotos anteriores, y prometía a sus compañeros de viaje que les enviaría una instantánea. Consiguió un reportaje que suponía una ruptura con todas las fotografía realizadas antes en este entorno.

Viaje a la naturaleza

En los años noventa la fotografía de Davidson se distancia de los reportajes colectivos a marchas forzadas. Por primera vez, el fotógrafo empieza a mostrar su fascinación por las formas de la naturaleza: su serie sobre el Central Park combina imágenes de personas en el parque, con imágenes casi pictóricas de la ciudad y de la naturaleza (una naturaleza, eso sí, marcada por la presencia humana). Esta tendencia al paisajismo todavía es más marcada en las fotografías de madurez, del siglo XXI, de los jardines parisinos y de la naturaleza de Los Ángeles.

Fotografía de proximidad

La peculiar aproximación a los fotografiados de Davidson le permite entrar en la intimidad de los individuos, en su vida cotidiana. Se vio muy marcado por la influencia de Henri Cartier-Bresson, a quién conoció cuando era joven. Cuando retrata las bandas de Brooklyn, acaba por resaltar que sus miembros son jóvenes, con todas las diversiones, inquietudes y frustraciones de los jóvenes, frente a las imágenes amenazadoras que aparecían en muchos otros medios. En Harlem, a los chiquillos le llamaban "el hombre de las fotos", tras pasar cada semana por las mismas calles durante dos años. Solía regalar una copia de las fotos que hacía a la gente que retrataba, y muchas viviendas de la calle 100 de Harlem estaban decoradas con sus imágenes. 

Necesitaba no sólo ver y comentar, sino compartir

El humanista

Davidson se considera, ante todo, un fotógrafo humanista. Para mantener a la familia compartía sus reportajes con encargos bien pagados en otros sectores, como la publicidad. Pero siempre volvía a las calles. Tras de un tiempo dedicándose a la fotografía de cine y de moda, explicó su necesidad de hacer sus proyectos fotográficos: "Necesitaba estar cerca de la gente, de una manera que implicaba no sólo ver y comentar sino compartir, un tira y afloja que me diera a mí también una sensación de mí mismo".

Un estilo original

Davidson durante décadas fue un fotógrafo emblemático. Sus fotografías se publicaron en revistas como Life, Esquire o Vogue. Y eso que Davidson rechaza la perfección formal. Sus fotografías pueden ser fragmentarias, presentar sólo partes de un cuerpo. En ocasiones la nitidez se pierde a causa del granulado. En algunos reportajes se niega a usar flash en los interiores... El resultado es una fotografía original, incómoda, fascinante. Los que visitan a menudo exposiciones de fotografía, no se pueden perder Bruce Davidson; pero aquellos que habitualmente no visitan este tipo de muestras tampoco: en la Sala Garriga y Nogués descubrirán un motivo para interesarse por la fotografía.