A las 22 h se han encendido los focos. De ellos ha salido la voz cristalina de Andrea Corr, mientras arrancaba la noche con Only When I Sleep, un inicio potente que avisaba: esta es una banda que sabe mantener su esencia treinta años después.

The Corrs, que han visitado Barcelona como parte del festival Alma, han desplegado un repertorio generoso, repasando desde sus inicios hasta el presente. Hubo espacio para clásicos como Runaway y Forgiven Not Forgotten, así como para temas más enérgicos como Summer Sunshine o So Young. Tampoco faltaron sus piezas instrumentales, auténticas ventanas abiertas al corazón celta: violín,tin whistle (flauta), bodhran (tambor), guitarra y piano combinados como los hilos de una estampa irlandesa. El tapiz sonoro dejó claro que, pese al paso de los años, los hermanos Jim, Caroline, Sharon y Andrea aún saben cómo seducir y cautivar a su fiel parroquia cuando pisan un escenario: esta noche de domingo, el público era un puzle de extranjeros, reuniones familiares de tres generaciones y grupos de fans veteranos recordando sus años de juventud.

💔Los hemos visto centenares de veces, pero Wilco siempre consiguen rompernos el corazón
 

🪙La moneda al aire de The Cult
 

El silencio más emocionante

El momento más emotivo de la velada ha llegado cuando The Corrs han revivido Give a Reason, una canción lenta y poética, inspirada en la dolorosa memoria de los emigrantes irlandeses que cruzaron el Atlántico. Ha sido una bala directa en el corazón. Iban sonando las notas y el público ha guardado un silencio conmovedor, incluso aterrador, tan denso que se podía respirar. El escenario se ha llenado de una intensidad paralizante, estableciendo una emotiva comunión entre banda y público. Sintonía que ha alcanzado otro de sus momentos más entrañables, cuando Andrea Corr ha roto la barrera lingüística y se ha atrevido a hablar unas palabras en catalán, sacando sonrisas y complicidad a la platea.

El escenario se ha llenado de una intensidad paralizante, estableciendo una emotiva comunión entre banda y público

Se acercaba el final y los bises de rigor, pero antes de dejar el escenario, las irlandesas, evidentemente, no podían dejar de hacer sonar su gran éxito: Breathless, quizás su canción más explosiva y reconocida. Punto final que no por esperado y reconocible, ha tenido un efecto disuasorio entre los asistentes. Todo lo contrario, la respuesta ha sido tan entusiasta que por un instante parecía que esta energía invisible pero tangible sacudía el recinto.