Jordi Masó Rahola es pianista y amante de la literatura, y los acuerdos de sus pasiones suenan en La biblioteca fantasma, la recopilación de cuentos que le publica la editorial Males Herbes. En estas historias, Masó recrea universos imaginarios, de una gran verosimilitud. Inventa biografías de músicos, de médicos, de artistas, de deportistas o de escritores que parece que hayan existido, ya que construye personajes completos, con un pasado, una familia, una ideología... Todo el mundo de Masó, impregnado de una mezcla entre realidad y ficción, está repleto de una finísima ironía. Se trata de un digno heredero de Pere Calders.

El juego del destino

Algunas de las historias de La biblioteca fantasma están basadas en libros inexistentes, de aquí el nombre del volumen. Otros cuentos, si bien no están centrados en ningún libro concreto, incluyen referencias a obras imaginarias. De esta forma, se construye un universo erudito, que paradójicamente se disuelve en la nada. Los diferentes personajes de Masó tienen muy poco en común: pertenecen a países diferentes y tienen trayectorias bien diversas. Pero suelen tener un elemento que los unifica: lo que les reserva el destino no es lo que esperaban. Todos ellos tienen trayectorias marcadas por el misterio, un misterio que en algunos casos viene determinado por elementos sobrenaturales extraordinarios, pero que en otros pasa por cosas tan simples como la flatulencia.

¿Qué es la verdad?

Toda esta obra es un juego en torno a la verdad. Los personajes tan verosímiles son falsos, como lo son los impresionantes libros citados que hablan de ellos. Y el tema de muchos cuentos también gira en torno a la verdad y a la mentira: hay personajes que mienten para pasar a la posteridad; personajes que mienten para simular la verdad; personajes que mienten para ocultar su mediocridad... Pero también aparecen en los cuentos verdades que se ocultan al observador. Verdades que no están claras. Verdades en conflicto con otras verdades. Verdades que son demasiado amplias para ser registradas... Cuando todo puede ser verdad, también todo puede ser mentira... El universo irónico de Masó nos reporta muy pocas certezas.

Redondo

Masó controla magistralmente la técnica de escribir cuentos: a sus historias no les sobra ni les falta nada, ni un adjetivo. Tengan 2 páginas o tengan 20, todo está perfectamente articulado para conducir a un desenlace (a menudo de lo más inesperado). Es difícil encontrar un libro de cuentos que mantenga una cierta coherencia, especialmente cuando se sitúa en los 40 relatos. Pero Jordi Masó Rahola consigue un conjunto absolutamente compacto, en el que todos los cuentos respiran el mismo ambiente y se refieren a unos mismos problemas: la trascendencia, el recuerdo del pasado, la imposibilidad de saber la verdad... Incluso hay un cierto juego, muy inteligente, entre los personajes de los diferentes cuentos: a veces un personaje secundario de una historia se recupera en otro cuento como personaje principal. El resultado es excelente: 300 planas repletas de humor, imaginación y buena literatura.