¿Comer bien en Barcelona por menos de 16 euros? No es una utopía: es una realidad. Y nos la plantea Ricard Martín, que ha recorrido muchos y muchos locales de la capital catalana en busca de una buena relación calidad precio. Barcelona a peu de porc. Un recorregut per les cases de menjar de la ciutat (Cossetània Edicions) nos remite a unos 50 locales, de tipos muy diversos, donde comer bien y barato es posible.

Exploración urbana

"Nada más bonito que descubrir que tras aquel bar cutre en realidad se come de maravilla", afirma Martín en el prólogo de su libro, haciendo una proclama de intenciones. En Barcelona cada vez hay más lugares donde se come mal; también está lleno de establecimientos con precios realmente desproporcionados, donde se come bien, o incluso muy mal. Descubrir los locales maravillosos que se salen de estas líneas es la misión que se propone Ricard Martín. Él asegura tajante: "Os garantizo que en todas las direcciones de este libro se amortiza cada céntimo que os podéis gastar". Y no es un farol. Incluso encuentra rincones de gran calidad en barrios que parecen un desierto gastronómico para los pobres como el Putxet o en zonas sometidas a una durísima invasión turística como el Born. Un explorador gastronómico de calidad.

Contra la burbuja gastronómica

Martín asegura que al principio del siglo XXI Barcelona vivió una burbuja gastronómica: se multiplicaron los restaurantes caros y de una calidad pésima. El autor de Barcelona a peu de porc cree que fueron años pésimos, de "postureo gastronómico", donde la pedantería se impuso en las mesas y se abandonó el buen gusto y el sentido común. Para Martín la obsesión por la presentación ocultaba, a Catalunya, "los despropósitos culinarios". El libro de Martín, que es puntuado por un ácido sentido del humor, es durísimo con los foodies y contra todos aquellos que han rechazado las pautas gastronómicas tradicionales y han optado por un modelo de cocina críptico y elitista.

Hervor

Ricard Martín tiene unas preferencias gastronómicas muy marcadas, con respecto a la cantidad y con respecto a la calidad. El autor tiene claro que si vas a comer fuera no es para pasar hambre, y valora muy positivamente los lugares donde puedes atiborrarte por poco dinero. Por otra parte apuesta claramente por la "comida hecha desde cero", por aquellos restaurantes que hacen la compra en el mercado, según los productos de temporada, y que rechazan los productos elaborados, controlando todo el proceso de cocinado. Una apuesta por la cocina más tradicional, por los guisos que pasan horas haciendo hervor, por los fricandós, por las manitas de cerdo, por la sepia con albóndigas... A pesar de todo, Martín no renuncia a una buena tortilla, a unas sardinas fritas o a una buena carne a la brasa. E incluso hace concesiones a nuevas aportaciones, de calidad contrastada, como los bocadillos norteamericanos que preparan a los Chivuo's o el anglosajón fish & chips del The Fish & Chips Shop.

Casas de comer como la copa de un pino

Mucha gente, cuando quiere comer bien, baja hacia la Barceloneta o hacia los barrios marítimos de Barcelona. Pocos sabemos que se puede comer de maravilla subiendo las fuertes pendientes del Carmel. Pero los vecinos de la zona conocen un bar genial, el Delicias donde te puedes comer un monumental arroz negro por menos de 7 euros. Ricard Martín lo da a conocer a los que nunca han pensado en pisar el Carmel. No olvida, en un barrio de Sant Antoni marcado por la cocina de diseño, mencionar La Bodega d'en Rafel, en la calle Manso, y su conejo con caracoles. Y deja constancia de la existencia, en medio de la vorágine de la calle Aribau, de la taberna canaille Haddock, donde en el menú puedes encontrar un bacalao de lujo. Ahora bien, si hay un lugar mítico que Martín no olvida es la Cova Fumada de la Barceloneta, el lugar donde se inventó la bomba, el auténtico templo de la tapa marinera de Barcelona. Martín sitúa en el pedestal sus buñuelos de bacalao y, sobre todo, sus pulpitos. Estos locales son sólo una pequeña muestra de la rica lista de establimentos excepcionales que nos aporta Ricard Martín.

¿Monumento?

Sin tiempo para haber recorrido todos los rincones que propone el libro, pero con el firme propósito de ir haciéndolo, hay que reconocer a Ricard Martín su conocimiento de la buena cocina barata barcelonesa. Algunos de los locales que recomienda el autor son, sencillamente inmejorables. Barcelona a peu de porc es, sobre todo, una reivindicación de la sabiduría gastronómica de las clases populares barcelonesas, una reivindicación especialmente necesaria en un tiempo en que saber comer parece ser sinónimo de tener la cartera llena. A Ricard Martín, que nos proporciona un plano detallado por los lugares más discretos de la ciudad, y ayuda así, de forma decisiva, al ciudadano de a pie, habría que hacerle un monumento. Ahora bien: sabiendo el efecto nocivo que acostumbra a tener la popularidad para las casas de comer, en el fondo, tengo el secreto deseo de que el libro de Ricard Martín pase absolutamente desapercibido y no sea nunca un best-seller.